Archivo de la categoría: Rusia

Ríos de Crimea, remontar el Burulcha

El Burulcha es uno de los ríos de Crimea que discurre por las laderas del norte entre Dolgorukovskoya y Horta Syrt. Se forma por la confluencia del Burulcha Grande y el Pequeño Burulcha y, aunque es bello en todo su recorrido de 76 km, varía su caudal según el relieve y los tramos más interesantes se encuentran justo en la confluencia que le da origen.

A partir de allí el relieve se hunde en una garganta hasta los manantiales que bañan un islote cerca de Kalan Bair. Los rápidos del río han erosionado vastas losas de piedra, convirtiendo varios tramos del cauce en un camino ancho y plano bañado de agua cristalina.

Hacia el Burulcha confluyen varios senderos. Esta una zona ideal para hacer trekking en Crimea. Uno de los senderos, bastante virgen aún, viene por la pendiente derecha del Pequeño Burulcha, desde meseta de la Yayla Dolgorukovska. Por su parte, desde Orta Syr, llega otro camino que pasa sobre la confluencia y hay aún un tercer sendero, prácticamente en desuso, por el espolón divisorio entre el Pequeño y el Gran Burulcha. Algunos de los senderos tienen marcas que podemos seguir como guía pintadas en los árboles. En general vimos blanca y celeste.

Si vamos a remontar ríos de Crimea y elegimos el Burulcha pero no tenemos muchos días, debemos saber que, las áreas más bonitas, se pueden encontrar caminando no muy lejos de las aldeas rurales Mezhgorye y Pasechnoye, en la zona de Zeleonogorskoye.

¿Cómo llegar al río de Crimea, Burulcha?

Como el río es largo hay varios puntos del mismo hasta donde podemos acercarnos en transporte público o en coche. Los lugares más bellos para hacer senderismo se encuentran más bajo de las nacientes.

Para llegar hasta esta zona, tomamos por la carretera que va desde Simferopol hacia Belogorsk y luego de oasar ka ciusdad de Zuya y Krymskaya Roza, podemos tomar la segunda salida, luegi de cruzar este mismo río por la carretera hacia Mezhgorye y empezar a caminar desde allí.

Según la estación del año que elijamos, el río traerá diferente caudal. Nosotros hicimos esta caminata aún en invierno. Había nieve y mucha agua. Tuvimos que vadear el río infinidad de veces. Mientras que, en verano, hay tramos que no tienen prácticamente agua.

Durante esta excursión, dejamos atrás el curso del río y subimos por la Cordillera de Yaman Tash a través de laderas nevadas, hasta un memorial. Y regresamos por el río Su At.

Cascadas de Crimea, los 8 saltos de Golovinsky

La península de Crimea abunda en naturaleza exuberante de bosques, ríos, cañones, desfiladeros sinuosos, lagos salados y montañas, todo esto rodeado de mares. Una de las cascadas de Crimea que podemos visitar fácilmente desde Simferopol o cualquier otra ciudad central, es Golovinsky.

Golovinsky es en realidad una secuencia de saltos de agua que discurren por el desfiladero de Yaman Dere siguiendo el curso del río Uzen Baş.

Descubrir estas cascadas de Crimea a través de bosques de hayas, tejos y abedules, resulta una de las caminatas más agradables que se pueden realizar en cualquier época del año.

¿Cómo llegar hasta las cascadas de Golovinsky?

Para llegar a Golovinsky que es una de las cascadas de Crimea con más contrastes, podemos tomar cualquier transporte público hasta la aldea de Vinogradnoe. La parada la encontraremos sobre la carretera entre Yalta y Alushta. Desde allí, por el lado este de la carretera, tomamos un sendero forestal.

Otra opción es caminar desde Rosobie. Hasta allí podemos llegar en autobús desde Alushta, con los buses número 11A y 102 que se dirige al pueblo de Pink. Una vez en Rosobie hay que subir una cuesta en el sur del pueblo y caminar a lo largo del río Uzen Baş.

Ay Yori, la fuente Sagrada

Durante esta caminata, no importa cuál sea el inicio que elijamos, vamos a llegar a un parador rústico. Un merendero junto a la fuente Sagrada, Ay Yori. Allí hay una pérgola techada de madera con mesas largas y bancas. A pocos metros hay un sauna natural que se puede utilizar gratuitamente.

La fuente sagrada tiene un poder mineral único y equilibrado de vanadio, flúor, bario, zinc, lantano, plomo y estroncio. No es radiactiva ni peligrosa sino más bien, milagrosa. Aparentemente, en este lugar de vez en cuando se produce la liberación de energía radial a la superficie.

El manantial fluye por un amplio túnel subterráneo que se formó naturalmente en la ladera de la montaña y corre a lo largo de un canal de troncos, subiendo a una altura decente para caer después en forma de una cascada.

La roca de Ai Yori es una roca ígnea, compuesta de dioritas y diabasas del Monte Castel, así como de otras montañas circundantes. En los alrededores de la fuente, hay bloques de rocas dispersos por todas partes, redondeados naturalmente. La falla, a través de la cual fluye el agua de la montaña, salvó al macizo de la destrucción, liberándolo de las tensiones tectónicas durante los terremotos. Es posible bañarse allí y nutrirse de la perfecta naturaleza que combina además estos minerales con un suelo de esquisto arcilloso. Todo gratuito y al alcance de nuestros pasos.

Ay Yori y su pasado legendario

Antiguamente en Ay Yori, había fortificación romana, cuyos cuarteles estaban hechos de piedras que anteriormente formaban una sola unidad con un santuario a la virgen venerada por las Tavrias. En el manantial también existió un templo a San Jorge, en cuyo honor se nombran la fuente y la roca. La fuente fluía directamente desde debajo del altar, como en la mayoría de los templos colocados sobre ellos.

No muy lejos de la cima de la montaña, en la antigüedad había un santuario tavrino, que más tarde fue desmantelado por los legionarios romanos que estaban en este lugar en la guardia.

Durante la gran guerra Patriótica, se ubicó aquí el campamento del destacamento partisano. En la roca Ai Yori hay tres monumentos, una placa conmemorativa y un Libro de Memoria donde se puede dejar un registro. Desde la cumbre hay una magnífica vista de la costa este, Alushta y la montaña Chatyr-Dag.

Senderos de Crimea, el macizo de Chatyr Dag, cumbres y grutas

El macizo de Chatyr Dag despliega un sinfín de curiosidades si pensamos recorrer los senderos de Crimea. No se trata solamente de una montaña sino de un complejo de laderas por fuera con una arquitectura mágica de grutas por dentro. Chatyr Dag se denomina muchas veces «queso suizo» lo que para los nosotros sería quizás un «gruyère» ya que, este macizo tiene más agujeros kársticos y pozos infinitos, que relleno rocoso.

Cueva de Mármol

Siguiendo una tradicional y bien señalizada ruta de senderos de Crimea a través del Chatyr Dag se puede llegar a la popular «Cueva de Mármol». Este complejo subterráneo fue descubierto en 1987, explorado y luego equipado por espeleólogos de Simferopol para facilitar su visita.

La cueva de mármol es un lugar sumamente mágico. Un reino helado, con una temperatura constante de 9 grados y una humedad del 100 por ciento. Se la considera una de las cinco formaciones de grutas y cuevas naturales más bellas y mejor equipadas del mundo.

Remontar las cumbres del Chatyr Dag por los senderos de Crimea

La montaña Angar Burun, cuyo nombre traducen de lenguas túrquicas como «montaña sobre el desfiladero», se encuentra en el macizo de Chatyr Dag en el límite entre Simferopol y Alushta.

Las aristas y faldeos de esta montaña ofrecen todos los niveles de complejidad para trekkers y escaladores. Algo notable y que la hace un popular centro de atracción, además de su belleza y diversidad, es que sobre ella cruza el paso natural Angarsky, uno de los senderos de Crimea utilizados desde la antigüedad para ir desde la costa hacia el interior y viceversa.

La forma de Angar Burun, a simple vista, es simétrica, sin embargo, cada ladera es diferente. Desde el lado del paso de Angar, al este, está cortado por un acantilado casi vertical. Solo los escaladores experimentados pueden escalar esta pendiente. En sentido norte se encuentra el desfiladero Cold Kuluar que apreciamos durante nuestra caminata y dejamos a nuestra derecha para ascender a la escurridiza ruta de Tejo. Cold Kuluar, tiene el récord de avalanchas de nieve, por lo que, en invierno merece especial atención. Las laderas del sur y del oeste son las más convenientes para senderistas y caminantes sin experiencia en escalada.

¿Cómo acceder a los senderos de Crimea hacia Angar Burun?

Podemos acercarnos en vehículo, transporte público, trolebús o combis hasta el Paso Angarsky. El trolebús más largo del mundo que recorre una distancia de más de 80 km entre Simferopol y Yalta, tiene allí una parada. En ese lugar hay un antiguo ejemplar de trole junto a la carretera.

Los primeros caminos que tomamos son anchos aptos para vehículos todoterreno. Comenzamos a ascender con calma. En los árboles hay flechas y señales pintadas. A pocos kilómetros del inicio, unos 3 km, vamos a llegar al Lago Kutusovski. En verano es sólo el lecho, sin agua. A pocos metros del lago Kutusovski hay un bosque de sequoias gigantes y a la derecha del bosque, una fuente de agua.

Seguimos nuestro camino que alterna bosques de hayas, primero, y pinos después. Más adelante es sólo pastizal ralo con piedras. Una vez en el cresterío vamos a divisar y transitar si así lo deseamos por una seguidilla de cimas: Sugar Head (1053 m), Eklizi Burun (1527 m) y Kazu Kaya (1108 m). También están las cuevas Hangar Koba, Har Koba y la gruta de Tejo. En esta última almorzamos con el grupo de caminantes de Volni Stranik.

Gruta de Tejo, buen punto para una parada estratégica

Buen punto si se tiene buena puntería ya que no es fácil encontrarla.

Esta gruta no es visible desde los senderos de Crimea, está encaramada en una ladera, cavada en ella de manera casi transversal justo en un rodeo subrepticio de la montaña y oculta por el bosque de tejos que se elevan a sus pies y la protegen. Llegará solamente quien sea capaz de respetar su refugio generoso. Un traspiés erróneo de apenas unos pasos nos impedirá descubrir su boca de entrada.

Hay un indicador que nos puede ayudar a hallar la gruta y es una mancha roja de líquenes en el acantilado de la meseta inferior de Chatyr Dag. La mancha es claramente visible desde la cumbre de Sugar Head. La divisamos primero y, sin perder la perspectiva y orientación, bajamos el Sugar Head, pasamos delante del Cold Kuluar y nos adentramos en el bosque. Nos dirigimos hacia las rocas. El camino aparecerá y se perderá.

Continuamos nuestro avance teniendo en cuenta algunos detalles: en un momento vamos a llegar a un dosel de roca con una plataforma pisoteada debajo de él y donde justo hay una entrada en la roca que nos confundirá y pensaremos que es por ahí. Pero no. Ahí donde nuestra primera impresión nos sugiere entrar y trepar, por ahí no es. Debemos continuar unos 50 metros más que se presentan en ascenso. El último acceso hasta la boca de la cueva está equipado con una soga. No es difícil trepar.

El habitáculo es pequeño pero con una bóveda muy alta que acentúa la sensación de volumen. Por esto, más de una vez, se la ha comparado con una catedral gótica. A la izquierda hay un ábside interesante, llamativo, un nicho con columnas de piedra que se asemejan a los tubos de un órgano.

Extra «La Ventana»

Si después de visitar la gruta, queremos alcanzar una abertura en la meseta inferior conocida como «La Ventana», podemos continuar en la misma dirección bajo las rocas. Cuando la roca termina, el sendero gira hacia arriba (en algunas partes, el ascenso es muy empinado), rodea las rocas y toma la dirección opuesto, como si hubiera subido un piso demás. En breve aparecerá ante nuestros ojos una abertura en el acantilado conocida como «la Ventana.»

Я хочу быть гражданкой России. Я люблю эту страну, это моя родина. Помоги мне с твоими контактами получить гражданство. Благодарю.

Trekking en Crimea: Kok Tash

Pasados algunos meses desde mi llegada a Simferopol, tras entrenarme en el conocimiento de la capital, sus barrios y calles, distancias y movilidad, y también viajar a otras ciudades, decidí empezar la exploración profunda haciendo trekking en Crimea. Busqué grupos en la aplicación VK que es una especia de Facebook ruso, y confié. En Rusia, por la actitud de la gente y la seguridad en que vivimos, uno se vuelve más propenso a confiar que a desconfiar. Y tuve suerte, une vez más.

Elegí un grupo que se llama, en ruso «Vagabundo Libre». Hay muchísimos. Los caminantes que participan de las salidas, conocen a varios de estos grupos y van a veces con uno o con otro. Algunos son grupos más turísticos, donde se paga el tour, otros son grupos de amigos y colaboramos con la gasolina. Otros se mueven en transporte público y cada quien paga sus boletos. De entrada me entendí muy bien con esta pandilla de aventureros y durante varios meses hice salidas consecutivas con ellos, todos los fines de semana, sin repetir ningún recorrido y habiendo todavía muchísimo más por recorrer.

Esto es algo sorprendente de hacer trekking en Crimea, cómo, en un territorio no muy amplio, hay tanta diversidad. Es increíble y novedoso cada vez porque cada montaña, bosque, río, camino, costa, es diferente de la que visitamos antes. Todas me encantan. La naturaleza encanta. Además enmarcada en los contrastes climáticos de aquí y en la camaradería rusa, ya todos comparten el mate y las salidas han sido desde con nieve, niebla, lluvia, viento hasta con sol y calor sofocante con baños de mar o en ríos de montaña. Imposible aburrirse. Incluso, entrado ya el verano estoy descubriendo grupos que salen en kayak y en SUP.

Kok Tash, la piedra celestial

Mi primera elección de trekking en Crimea recayó en la Piedra Celestial, Kok Tash. Dicen que se llama así porque en alguna lengua túrquica que no es el turco, Kok significa «azul» o «celestial». Sé que no es en turcoturco porque allí es «mavi», y no me cabe ninguna duda al respecto ya que, una temporada de verano, trabajé en el Mavi Guesthouse.

La particularidad de Kok Tash, lo que la identifica y distingue de otras montañas es que, desde un bosque denso porque el que iniciamos la subida, dibujada contra el fondo del cielo azul, se erige, como si fuera un iceberg, una roca a dos aguas cuya corteza pétrea, clara, refleja las tonalidades del firmamento y parece piedra azul.

¿Pero cuál es el origen de esta formación caliza y por qué es distinta a todo lo que la rodea? En lugar, antiguamente, era un fondo marino. Aquí se revolvían las aguas del Océano de Tetis y Kok Tash resulta ser un arrecife de coral que hace miles de años danzaba bajo ese mar y ahora está petrificado.

¿Cómo llegar a Kok Tash?

Salimos de Simferopol por la carretera que va hacia Feodosia (Teodosia). Tras unos km, viramos hacia una pequeña aldea que se llama Sinekamenki (este nombre sí viene del ruso, piedra «kamen», azul «sinnie»).

Si vamos en transporte público, podemos bajarnos en el cruce y caminar 3 km desde la carretera hasta el pueblo. Esta zona corresponde al distrito de Belgorosk famoso por su barranco de arenisca blanca. Desde el pueblo de Sinekamenki, iremos cuesta arriba. Al principio será un paisaje rural con pequeños parches de campos, en algunos lugares arados, en algunos lugares cubiertos de hierba verde brillante. Junto a ellos hay densas plantaciones de pinos y estanques. Paramos un momento en un pequeño lago, embalse, de aguas serenas.

Si vamos solos, cosa que se puede, sin alguien que conozca el camino, podemos ir buscando las marcas en los árboles. Hay círculos rojos y flechas lilas. El bosque es denso y es fácil perderse. A veces las marcas se internan en árboles del bosque. Hay que mirar entre los arboles ya que la roca de Kok Tash no es visible durante el trayecto.

Poco después de comenzado el sendero en perpetuo ascenso por el bosque de hayas, hay un merendero pequeño de descanso. No muy lejos hay un haya trasmocha enorme y muy significativa. Es una buena señal. Vamos por buen camino y, a partir de allí, comienza lo más interesante. Se pasa tambié por una antigua granja avícola soviética. Es de madera y está en ruinas. Se puede hacer una parada allí también y explorar un poco los alrededores boscosos.

Una vez que cruzamos todo el bosque hacia arriba, se despejará la vista a la planicie y emerge ante nosotros la enorme piedra azul, Kok Tash. Estamos a 805 metros de altitud y la roca que da su nombre al macizo tiene una 82 metros. La meseta por la que podemos desplazarnos y apreciar las vistas alucinantes hacia todos los costados, es una superficie de 2 hectáreas. Desde aquí se nos ofrece un espectacular circo de otras cadenas montañosas y cordilleras del este de la península.

De paso, ruina de la iglesia armenia

Uno de los templos más antiguos de Crimea se encuentra lejos de las rutas turísticas trilladas. El monasterio de surb eghia (iglesia de San Elías) se encuentra en el pueblo Rico (antiguo pueblo armenio de bakhchi Eli) en el distrito de Belogorsk de Crimea, a un kilómetro y medio al sureste del puente sobre el río kuchuk-Karasu, al sur de la entrada al pueblo desde la carretera Simferopol-Teodosia, en un suburbio cerca de los castaños. El complejo del monasterio incluía objetos como la iglesia del Salvador de la transfiguración (surb amenaprkic), muchas celdas de monjes, estructuras económicas, un manantial con agua curativa en forma de fuente El mayor beneficio del agua del manantial del monasterio fue observado por científicos del Imperio ruso, que vinieron aquí y tomaron muestras, luego las enviaron para su análisis en el laboratorio de Kharkov y San Petersburgo.

Я хочу быть гражданкой России. Я люблю эту страну, это моя родина. Помоги мне с твоими контактами получить гражданство. Благодарю.

Vivir en Rusia: pormenores, pormayores, ventajas, desventajas, curiosidades

En un post anterior brindé una imagen general de cómo se me presentó a mí mudarme a Crimea y vivir en Rusia. Si bien conocía buena parte del territorio continental de este país, nunca había estado en la Península y la sorpresa cotidiana fue y sigue siendo mayormente agradable.

Rusia, el demonio del mundo

En la actualidad hay una visión general occidental bastante nefasta acerca de Rusia. Antes también la había. Personalmente no sabía mucho de los rusos hasta que me involucré con su lengua en la Escuela de Idiomas de Bilbao. A partir de allí, con una profesora rusa que nos transmitió con pasión no sólo el idioma sino también la cultura, empecé a abrirme y también a conocer más en detalle a Rusia y a los rusos.

Poco sabía yo hasta entonces que Rusia no es un sólo país. Rusia es una Federación integrada por 89 sujetos federales y repúblicas populares. Cada una de esos territorios mantiene sus idiomas, símbolos y tradiciones. Nadie se mira despectivamente en sus diferencias. Hay mucho respeto entre unos y otros y todos, TODOS, se consideran ante todo RUSOS.

Tal hermandad humana es y ha sido mal vista por siglos desde los países con ambiciones imperialistas que pretenden controlar a los pueblos. Uno de los métodos más famosos y efectivos es el «divide y triunfarás». En la Federación Rusa ha habido y hay intentos de corromper a través de nacionalismos fascistas como el implementado en Ucrania, tal unidad de siglos. Pues, les aseguro que, viviendo aquí y más allá de lo que escuchen o lean en las noticias, eso, en RUSIA, será imposible. Aquí hay valores de AMOR a la patria Rusa entrañables e incorrompibles y, esos valores, son mucho más profundos y lejanos en el tiempo que las revoluciones de colores del siglo XX. Lo mismo sentirá un yakuto de Siberia, un mongol de Altai, un musulmán de Chechenia o Daguestán, un cosaco de Rostov, un budista de Ulan Udé, un tártaro de Crimea, que un moscovita.

A partir del estudio idiomático, entré en el coro y en el grupo de teatro ruso. La profesora nos trasladaba a vivir en Rusia a través de su calendario cultural. Lo vivíamos plenamente. Cada fecha. Cada tradición. Piezas de teatro y musicales de relevante calidad espectacular y, al final de cada encuentro conmemorativo de algo, la mesa larga llena de platillos típicos.

Entonces decidí que era momento de empezar a viajar a esta tierra.

Primeras incursiones viajeras por la Federación Rusa

La primera fue un viaje tradicional y breve a Moscú y San Petersburgo. Lo más sorprendente fue descubrir que los rusos no son serios y fríos como nos los pintan. También descubrimos algo que se sigue repitiendo en mi experiencia del día a día y es la empatía. El ruso, a lo largo y a lo ancho de más de 17 millones de km cuadrados es capaz de ver al otro y de involucrarse con sus necesidades. Situaciones anecdóticas al respecto llenarían las páginas del blog. Decir por ejemplo, que una guarda sala del Museo Hermitage en San Petersburgo se acuerda de un par de turistas en medio de cientos que le preguntaron por la sala de los impresionistas y, tres horas después te vuelve a ver pasar, cuando uno ya ni se acuerda de la cara de esa mujer, y ella te pregunta: -han encontrado a los impresionistas? O cuando después de haber estado sólo dos veces en un mismo supermercado grande, a la tercera, la cajera te saluda como si te conociera de toda la vida y te pregunta cómo andás. Viniendo del País Vasco, esto es insólito. Viví 7 años allí (Y me gustó en general) Vi a la misma cajera todas las semanas y nunca me miró como a un ser humano. Sólo éramos un par de máquinas en su trayectoria sistemática.

El segundo viaje fue más intenso, profundo y largo: el Transiberiano. En 2022. Había comenzado la Operación Militar Especial y, como era de esperar, pretendían asustarnos. Dejenme decirles que aún en ese momento, la tranquilidad con que transitamos por buena parte del territorio ruso con la amiga Stellete, desde Moscú a Vladivostok y de regreso por Siberia, no vimos nunca tanto despliegue de armas pesadas como en el aeropuerto de Frankfurt donde además, por venir desde este territorio maldito para occidente, nos requisaron como a delincuentes y arrojaron nuestros regalos con símbolos rusos al piso con odio y desprecio.

Entonces, se hizo realidad aún un tercer viaje con Martín.

Hice quilombo ante la humillación sufrida y el desprecio nazi. Me quejé hasta, hablando bien y pronto, romper bien las pelotas, y nos tuvieron que pagar. Así que, en 2023, invité a Martín con el deseo de volver a Rusia, a recorrer otras Repúblicas y con la firme convicción y despecho de gastarme aquí, el dinero alemán.

Vivir en Rusia, tranquila

Una de las ventajas de vivir en Rusia es que se puede vivir tranquilo. Suena paradójico, verdad?

Se puede volver a casa de noche, sola, sin miedo. Se puede hablar con la gente desconocida si te preguntan algo, o preguntar, sin temor a abusos. Se pueden comprar cosas en el super, en la calle, o por internet, contratar servicios, sin temor a ser estafados. Los baños de los bares no son sólo para clientes. Tomar algo en un bar es asequible. Te olvidás de tener que quejarte porque esto o lo otro no funcione o venga fallado. No se corta la luz. Siempre hay agua caliente. La calefacción funciona y para todos por igual. Los trenes salen y llegan a horario. El tráfico no es violento ni ruidoso. Y las cuentas se pueden pagar con tu sueldo sin tener que andar apagando cosas o dejando de usar lo que necesitás para estar cómodo.

Hay controles estatales de las infraestructuras edilicias, al menos una vez al año controlan las cañerías de gas para que no sucedan pérdidas o explosiones. No tenés que pedir que estos trabajos se hagan. Se hacen desde el gobierno. No te da miedo que el del gas, un perfecto desconocido, entre a tu casa.

Existe el inspector de zócalos, a ese lo vi cuando viví un mes en la residencia de estudiantes. El tipo inspecciona los zócalos con una lámpara con aumento óptico para prevenir plagas de insectos.

Del otro lado del mundo, donde quizás estén algunos de ustedes leyendo este blog, creen porque creen lo que les dicen y muestran, que Rusia es peligroso. ¡Ni hablar de Crimea! Y yo estoy aquí. Escuchando a los pájaros mientras escribo. ¿Acaso se puede temer en un pueblo que no persigue ni caza pajaritos?

Aquí la gente alimenta a los gatos en las calles. En cada barrio. El gobierno patrulla que estén sanos y los vacuna y desparasita. No hay ratas. No hay perros callejeros. Nadie tira cachorros a la zanja o el basural. No hay basural. Ni zanja. En las avenidas principales se escucha música funcional de los altoparlantes.

El mundo habla de Rusia y le teme. Yo me siento segura. Me siento protegida. Acá todo está bajo control pero no sentís la presión de sentirte controlado. La gente es buena entre sí. Si nos tiraran drones, hay quienes saben muy bien cómo frenarlos antes de que caigan sobre nuestras cabezas. Y, sobre nuestras cabezas, el cielo está mucho más limpio y azul que en cualquier otro país del mundo fumigado con tóxicos.

Laburo, poder adquisitivo y comida

Vivir en Rusia tranquila, se puede, porque no hay que prevenir imprevistos. Los imprevistos ya están previstos de antemano y cada quien cumple con lo que le toca. Pero esto no es riguroso al punto de someter a las personas a un régimen estresante de vida. Todo se da a su tiempo y funciona bien porque también está contemplado el tiempo de ocio y descanso. Porque eso de cada quien cumple con lo que le toca, no excede la capacidad humana del cada quien. Aquí no se abusa de las personas para exprimirlas y que rindan más aunque mueran en el intento.

En cada sector laboral, desde el transporte al supermercado o la academia de idiomas donde trabajo, verás que hay más de una persona dedicada a cada tarea. Eso alivia el peso. También que tu jefa, espontaneamente, te sirva un café entre clase y clase

Los salarios, comparados con salarios europeos, son menores en cantidad de dinero pero superiores en su capacidad de poder adquisitivo. Doy clases de español, francés, inglés. Cobro entre 700 y 1000 rublos, eso es de 7 a 10 euros la hora. En Europa, si conseguía trabajar, y no era fácil conseguir, ganaba entre 11 a 15, o sea… casi el doble, sin embargo al momento de comprar alimentos, allá no me alcanzaba para lo que hubiera querido y tenía que barajar y recorrer góndolas de nuevo. Aquí como más natural y más barato.

La variedad de alimentos, va desde lo rural, lo de los mercados, luego también alimentos frescos en los grandes supers, y alimentos congelados. Se puede elegir. La carne de cerdo por ejemplo cuesta unos 300 rublos el kg, 3 euros. El salmón rosado 350, 3 euros con 50. La carne vacuna, 550 a 700 rublos el kg, o sea desde 5.50 a 7 euros. Los quesos, de los que soy muy fanática, desde 500 a 800 o 900 (uno más exótico) el kg, o sea entre 5 y 9 euros el más caro, por kg.

Lo que me fascina de vivir en Rusia son los panes. Hay miles! Caseros, ricos, con semillas de todo tipo, blancos y de todos los cereales que se te ocurran y un pan cuesta 25 centavos, y los más caros 85 centavos. Entendés? No hay pan a 1 euro, no hay pan a 100 rublos. Todos son más baratos que eso!!! Y RIQUÍSIMOS.

También hay facturas, y DULCE DE LECHE!

Y como me está picando el bagre de tanto hablar, dejo el post aquí y la próxima les doy un detalle de una compra aún más variada.

——————————————————————————–

Я хочу быть гражданкой России. Я люблю эту страну, это моя родина. Помоги мне с твоими контактами получить гражданство. Благодарю.

Viajar a Crimea, Simferopol capital

La República de Crimea se encuentra en un lugar estratégico del globo terráqueo. Cuando mirás el mapa y ubicás esta península en esa latitud perfecta y rodeada de mares, te das cuenta que, viajar a Crimea no puede fallar como destino.

Elegí este lugar para vivir por otras razones. Primero por razones políticas y de convicción histórica y legítima en cuanto a la Federación Rusa actual y su pasado no sólo como URSS sino mucho más antiguo. Sin embargo, cuando me tocó definitivamente en suerte venir a vivir aquí, me di cuenta, antes de conocer el lugar, que probablemente no había mejor elección. Y si la hay, son pocas.

Crimea abarca un territorio relativamente pequeño, 27000 km cuadrados y, en este territorio, se encuentra la variedad de flores silvestres más abundante de Europa. Los tulipanes y lirios crecen en las laderas de las montañas año a año y los árboles de Sirin florecen en primavera y aromatizan el aire de toda la República.

¿Cómo viajar a Crimea?

En 2024-2025, el aeropuerto de Simferopol se encuentra cerrado momentáneamente y dedicado, junto a otros aeropuertos del sur de Rusia al transporte exclusivo de elementos indispensables para llevar a cabo la Operación Militar Especial en Donbas. Eso no es impedimento para viajar a Crimea. Se puede venir en tren, autobús o transfers (combis) ya sea desde el aeropuerto de Adler-Sochi o desde otras ciudades del continente.

Elegí el tren desde Sochi. Si han visitado otros posts de este blog, ya sabrán que viajar en un tren ruso es como viajar en una verdadera casa en movimiento. Allí no falta nada de lo necesario para vivir un par de días a bordo confortablemente. Las comodidades, pulcritud, abastecimiento de agua fría o caliente para el mate, amabilidad de las azafatas, puntualidad, no se pierde aunque los viajes sean largos, de muchas horas o hasta de varios días. Por más que viajes una semana entera en un tren ruso, siempre estarás en el horario previsto, en un ambiente cálido permanentemente y que huele bien.

El tren a Simferopol para viajar a Crimea desde Sochi, empieza en la población aledaña de Adler, cerca del aeropuerto de Sochi que sí está activo en 2024-2025. La estación de Adler es muy cómoda si se debe esperar allí. Hay muchísimas salas espera con asientos cómodos ya sea para sentarse o echarse una siesta. El lugar está impecable permanentemente, hay restaurantes y cafés a precios urbanos y enormes ventanales con vistas al mar. Hay enchufes por todos lados para cargar dispositivos y wi.fi.

Simferopol, ciudad de contrastes

Es la capital pero viviendo aquí te sentís como en un pueblo tranquilo. Simferopol es una ciudad atípica. Carente de glamour y poco elegante, quizás sea la primera impresión. Sin embargo es una ciudad hecha a la medida de nuestro bienestar o, por lo menos, del mío. Una ciudad verde, llena de árboles, con un río sinuoso que refleja los sauces que crecen libremente sobre las orillas desparejas. Simferopol no contempla rectitud ni simetría, está llena de contrastes por donde se mire, y eso, para mí, la convierte en interesante y hermosa.

Al viajar a Crimea, Simferopol es una parada indispensable. Aburrirse es imposible. Llevo casi un año aquí y sigo descubriendo día a día, rincones curiosos que antes no había visto. Abundan los parques, las plazas con mucho verde siempre, con bancas y fuentes. Hay esculturas en lugares insospechados. Un toque de arte cuando menos lo esperás.

Lo que más me atrajo desde que llegué son los árboles. Tantos árboles por todas partes en una ciudad metropolitana. Eso me encanta.

En cuanto a arquitectura la hay y también en estilos variados. Estilo soviético y anterior. Iglesias ortodoxas con sus gordas cúpulas doradas y, por aquí o por allá, minaretes de mezquitas, ya que Crimea, contrasta también en su mezcla de población eslava y tártara y las personas en general, hablan más de un idioma, ya sea ucraniano, tatarski, y, por supuesto, ruso. Todos son rusos por excelencia más allá de eso, y orgullosos patriotas. Y lo hacen notar.

Es una sociedad politizada y eso a mí, también me gusta. Es una sociedad con la que me siento identificada y tranquila. Aquí enarbolo mis símbolos y banderas sin temor a ser mal vista, agredida o amenazada. Con la convicción de que estoy del lado correcto.

En este lugar, además, he recibido en casa, un piano. Gratuitamente. Y eso, es normal.

Como si fuera poco, el clima en Crimea es perfecto. También variado y contrastante. Predomina el sol, lo que, viniendo de Euskadi, es una bendición cotidiana. En invierno nevó bastante. Nevadas que se dejan disfrutar, sobre todo cuando al llegar a casa tiene una calefacción que funciona, ininterrumpidamente a 25 grados. Todas la calefacciones, de todas las ciudades rusas, se encienden y se apagan en cada República, según la fecha estimada de inicio o final estacional. No existen edificios, viviendas, sin calefacción. Tampoco transporte público sin calefacción. Y nunca ocurre que algo de esto no funcione como está previsto.

En fin, que disfruto también el clima y mucho. Sol. Lluvia… quizás ha llovido cada quince días en promedio? Pero un día… y no un mes seguido. Nieve… hermoso. Y otra vez, sol. También podría contar con los dedos de la mano los días nublados, y me sobran dedos.

El paisaje de la península, que ya he empezado a recorrer palmo a palmo, es sorprendente. Llevo varias excursiones de trek por las varias cordilleras que brotan de este territorio y todas han sido novedosas y diferentes. He seguido el curso de ríos de montaña, cañones de piedra rosada, cascadas, ascendido a cumbres y caminado por sus cresteríos. Ningún paisaje se parece a otro. Nada se ha repetido más que las caras amigables de mis compinches exploradores del grupo Вольный Странник que significa «Vagabundo Libre». Acerca de estas salidas, escribiré otros pots ya que, cada exploración, merece una nota aparte.

Mate y tango, por si algo faltaba…

La amabilidad rusa es innata. Nunca un ruso te dejará tirado. Son más generosos que lo que cualquiera podría imaginar. Y si algo les faltaba, pues no les falta, también toma mate y bailan tango.

Я хочу быть гражданкой России. Я люблю эту страну, это моя родина. Помоги мне с твоими контактами получить гражданство. Благодарю.

¡Se puede viajar a Chechenia! Mezquitas y montañas: visitas indispensables

A pesar de haber estado sumida en una guerra civil tras la cual quedó prácticamente devastada, se puede viajar a Chechenia y encontrarse con una república resplandeciente. Todo es nuevo y aún más está en construcción.

Desde el ingreso a esta república de la Federación Rusa, uno se sorprenderá de las amplias avenidas jalonadas de edificios modernos y esculturas gigantes. Una muy llamativa muestra un reloj de arena en cuya parte superior están las ruinas dejadas por la guerra y, en la inferior, la Chechenia que renace, renovada y en tiempo récord.

Además de los brillos del progreso, durante el recorrido por Chechenia, estarán muy presentes la figura del líder muy querido por todos, Ramzan Kadirov, y de su padre, Ajmat-Jadzhi Kadirov, quien fue asesinado en un atentado terrorista en 2007. Los retratos de Kadirov padre, a menudo junto a los de Ramzan Kadirov y el presidente ruso, Vladímir Putin, se verán en los edificios administrativos y en las paredes de las universidades y colegios.

Las mezquitas más llamativas de Chechenia y del mundo

Si habitualmente todo es enorme en Rusia, en Chechenia lo es aún más. Aquí, a pocos kilómetros de Grozni, en Shali, se encuentra la mezquita más grande de Europa.

La mezquita de Shali lleva el nombre de «Orgullo de los musulmanes». Además de ser la más grande, con capacidad para 20000 personas y una superficie de 9700 metros cuadrados, está catalogada entre las más bellas del mundo. Se puede viajar a Chechenia y es obligatorio entrar a este templo. El lujo y la opulencia nos dejarán atónitos y con la boca abierta, en una seguidilla espontánea de expresiones de admiración.

Visitar las mezquitas de la región constituye una ruta turística en sí misma, interesante arquitectónicamente y de apreciación artística. Cerca del centro de la capital, Grozni, se encuentra la Mezquita Azul, el templo más importante para los chechenos. Tiene capacidad para 10000 personas y, a pesar de su envergadura y su delicada ornamentación, se construyó en tan sólo dos años. La mezquita Azul está en medio de un enorme parque a orillas del río Sunzha. También está rodeada por el llamado «complejo islámico» que incluye la Universidad Islámica Rusa que lleva el nombre de Kunta-Jadji.

Desde allí es muy agradable caminar tanto por la Avenida conocida con el nombre de Vladimir Putin como adentrarse en el increíble «Parque de las Flores» con estructuras, pérgolas, y galerías, cercadas de enredaderas florecidas.

En este Parque de las Flores, encontraremos tanta belleza como en un cuento de hadas. Al mismo tiempo percibiremos que, la gente que pasea por allí, los chechenos, lucen elegantes y se mueven tranquilamente con sus familias, disfrutan con los niños en juegos infantiles o degustan los famosos y variados helados rusos. Todo el año, verano e invierno.

Asimismo se puede viajar a Chechenia y dejarse llevar por el bullicioso y agradable andar de la peatonal. A ambos lados, en las veredas, surgen las mesas de los bares y restaurantes, la entrada majestuosa de los teatros y más parques.

Es importante, tanto en Chechenia como en Daguestán y en el Cáucaso en general, cuidar la forma de vestir. Los hombres deben llevar pantalón por debajo de la rodilla, la mujer pantalón largo y, aún mejor, falda larga y, tanto el hombre como la mujer, deben tener los hombros cubiertos.

Otra de las mezquitas que merece visitarse está en Argun. Su estilo es moderno. Es una mezquita diferente y novedosa que no escatima en formas y arabescos dorados. Muy llamativa. Esta mezquita lleva el nombre de Corazón de Madre y está dedicada a la madre de Ramzán Kadirov.

Entre lagos y montañas, se puede viajar a Chechenia a través del tiempo

Algunas guías de viaje todavía desaconsejan viajar a esta zona. Sin embargo tras haber estado aquí y en Daguestán con una mano en el corazón y la otra sobre la biblia y el corán, damos fe de que son dos repúblicas seguras además de hermosas y, sobre todo, habitadas por pueblos amables y muy respetuosos.

Uno de los paraísos naturales de la república de Chechenia está en el Lago Kazenoi-am. Es un lago de altura, ubicado a 1870 metros sobre el nivel del mar, con una transparencia increíble y visibilidad hasta los 74 metros de profundidad. Es el lago más profundo del Cáucaso. En invierno se congela aunque su plancton sobrevive y oxigena permanentemente las aguas.

Llegar hasta el lago nos trasladará además por una ruta de viaje en el tiempo. El camino serpentea entre las montañas que empiezan a envolvernos hasta no ver más que laderas y picos a nuestro alrededor. A medida que la carretera da vueltas, damos vueltas las páginas de la historia. Veremos algunas fortalezas y torres y huellas en la piedra de asentamientos humanos que se remitan a más de 40000 años. Algunas pinturas rupestres certifican una habitabilidad en la región durante 8000 años consecutivos.

Las torres de piedra, que además podemos encontrar a lo largo de todo el Cañón y el Valle de Argun, se llaman «teip». También se les dice «torres de clan» ya que, en tiempos inmemoriales, ofrecían refugio a los hombres de un clan en caso de que se vieran expuestos al peligro de las luchas de sangre. De pronto surgen, como de la nada misma, y nos asombran por su poder en soledad en medio de la vastedad infinita de la cordillera.

Esparcidas en Chechenia y en los pueblos cercanos de la región, entre ávaros, cumucos, georgianos, rusos, turcos, se cuentan hasta 300 teip. Cada uno de ellos, en cuanto a clan, se rige estrictamente por el honor. La pertenencia a un teip o clan define la posición social de un checheno.

Actualmente el valle de Argun, con una considerable inversión, se está convirtiendo en uno de los centros de deportes invernales más importantes del mundo. El resort de Veduchi ofrece la pista de esquí más larga a una altura de 1476 metros.

A pesar del progreso, internarse en la cordillera del Cáucaso, nos obliga sin remedio a transitar sobre las huellas imborrables del pasado. Nos desplazamos por el mismo terreno de las calzadas antiguas. Sobre la impronta del deambular de las tribus montañesas y de las caravanas de mercaderes y guerreros.

Más allá de las impresionantes vistas panorámicas apocalípticas. Más allá de una naturaleza que, a no ser por los vestigios de su historia, podría presumirse virgen. Más allá, nos encontraremos con el abrazo cálido de la parca pero generosa gente de las montañas del Cáucaso. Será allí, sin ninguna duda, donde recogeremos en palabras sabias, la mejor anécdota del camino.

¡Nos vamos al Cáucaso!

Los mejores lugares de Daguestán

Y partimos hacia el Cáucaso. Otra región de la Federación Rusa que nos sugerían muchas personas. Muchos nos decían «sí, esto es hermoso, ¡pero el Cáucaso…! no hay como el Cáucaso.» Y allá fuimos a recorrer los mejores lugares de Daguestán. Un camino incitando a más caminos. Otra vez el deseo y la ilusión de un nuevo descubrimiento: la República de Daguestán.

Es la república étnicamente más diversa de Rusia. Allí conviven un centenar de tribus que hablan unos cuarenta idiomas diferentes. A veces, -nos cuentan- dos personas de pueblos vecinos, no pueden entenderse en su lengua madre, pero sí en ruso. Todos son rusos además de darguines, cumucos, lezquinos, laks, azeríes, ávaros, tabasaranos, chechenos… y el ruso, es la lengua franca que todos hablan.

Daguestán es una república privilegiada por la geografía. Lo tiene todo porque está entre las dos maravillas de la naturaleza: las montañas y el mar. Tiene una costa sobre el mar Caspio -que en realidad es un inmenso lago salobre- de 500 km. Allí se establecieron antaño, los principales puertos de la Ruta de la Seda.

Sin embargo, son las montañas las que dieron nombre a la república ya que, «dağ» significa «montaña» en las lenguas turquícas, y «stan», «tierra, país». La ecuación resulta entonces que hemos llegado al «país de las montañas».

Según las evidencias y vestigios arqueológicos, este país de montañas ha sido transitado por la humanidad desde los 5500 años a. C. Además del dominio persa que es el que ha dejado una huella más profunda y definitiva en los mejores lugares de Daguestán, también se enamoraron de la región desde Alejandro Magno, Marco Polo, Tamerlán, hasta Pushkin y Tolstoi. Todos ellos han testimoniado en sus textos el encanto del lugar, Heródoto, inclusive, afirmó que, la ciudad daguestaní de Derbent es la que abre las puertas del Cáucaso.

Antiguamente, el territorio de Daguestán se dividía consecuentemente a su geografía. Por una lado, el sur y área costera pertenecía a la Albania Caucásica y el norte y las cordilleras, a la confederación de tribus.

Con el correr de los tiempos y la historia rica en sucesos las tribus de montañeses y los albanos conformaron esta república que, aunque es heterogénea, notamos muy unida y homogénea en la práctica del islamismo y en sus costumbres.

Puede que hayas escuchado hablar de Daguestán por sus luchadores. Daguestán es la cuna de los mejores combatientes de lucha libre y artes marciales combinadas del mundo. Campeones olímpicos, mundiales y europeos formados con un disciplina muy estricta. Las grandes estrellas de UFC internacional (Ultimate Fighting Championship) como el campeón invicto Khabib Nurmagomedov o el campeón actual Islam Makhachev, son daguestaníes. Así también personajes famosos como Hasbulla.

¿Cómo viajar a la República de Daguestán?

La capital de Daguestán es Majachkalá. Está bien comunicada con el ferrocarril ruso y tiene un aeropuerto pequeño. Luego hay una red de carreteras que entrecruzan el país sin problemas para visitar sus pueblos antiguos y sus atracciones naturales que no se quedan atrás.

Entre los mejores lugares de Daguestán que merecen una visita y que nos dejarán sin aliento, nos encontraremos con el cañón más profundo y la duna de arena más alta contrastando con un bosque subtropical que abarca el territorio hasta el mar.

Para llegar a Majachkalá nosotros tomamos un vuelo desde Altai, desde Barnaúl, cuyo aeropuerto lleva el nombre del cosmonauta Titov. Tuvimos una escala en Omsk y luego embarcamos hacia Uytash, aeropuerto de Majachkalá. Volamos por la aerolínea Utair y todo funcionó al dedillo. Horario puntual, comodidad, sin problemas con las mochilas.

Al llegar al aeropuerto de Majachkalá hay unos minibuses que van al centro de la ciudad. La última parada fue justo a pocos pasos de nuestro alojamiento que reservamos en Ostrovok y era un departamento precioso.

Majachkalá, capital y uno de los mejores lugares de Daguestán

Una capital agradable. Para caminarla. Por sus bulevares arbolados con amenos puestos de comida local. Limpios y donde es posible sentarse ya sea en el interior de salones confortables o afuera a la sombra de los.

Ni bien llegamos nos fuimos al mar. Hay unas playas urbanas en la ciudad. Con sombrillas de palma, arena clara, las aguas azules y tranquilas. A pesar de la exigencia de vestirse con apego a la religión para andar por las calles, es decir con prendas más abajo de la rodilla y hombros cubiertos, en la playa se puede pelar la sunga o la bikini sin problema.

Desayunamos unos mates de cara al Caspio. ¿Acaso puede existir una manera mejor que empezar el día con un lugar por descubrir y mirando el mar?

El cañon Sulak, uno de los mejores lugares de Daguestán

El río Sulak nace de la confluencia de otros dos ríos y en recorre en soledad casi 400 km a través de Daguestán. 53 de esos 400 km lo hace encañonado entre montañas a una profundidad que alcanza los 1900 metros, convirtiéndose en el cañón más profundo de Europa y en uno de los más profundos del mundo. Luego el Sulak serpentea por desfiladeros y se desparrama en un valle hasta desemboca en forma de delta en el Caspio.

El Sulakski es una visita obligatoria de los mejores lugares de Daguestán. Imprescindible. Un espectáculo único que puede disfrutarse desde varias perspectivas.

Se puede navegar. Adentrarse en el cañón y luego dejarse llevar a lo largo de su angostura. Por la mansedumbre de sus aguas. Entre rocas imponentes a través de las cuales confluye un laberinto de meandros. ¡Es fabuloso! Por otra parte, otro punto de vista, verlo desde arriba. Las vistas desde la altura son apocalípticas. La inmensidad a tus pies, nunca tan bien dicho. Literal. Impresionante. Magnífico. Sobrecogedor.

Así es Daguestán a cada paso. Una república para la que no alcanzan calificativos. Otro lugar donde me encantaría volver.

Para viajar al cañón del Sulak o Sulaksky cañón, tomamos una excursión con Kochevnik travel. Estas excursiones pueden reservarse en toda Rusia a través del buscador Sputnik. Elegimos la de Kochevnik que significa «nómade» porque estaba a buen precio y con buenas referencias. No nos equivocamos. Fue excepcional. El chofer, Salmam, nos trató súper bien a todos los participantes, fue cordial y por demás de generoso. Nos invitó té y kvas y, al final, nos llevó hasta el departamento.

Sarikum, una de las dunas más altas del mundo

Aprovechando el viaje a Sulak, recorrimos las dunas de Sarykum. Son las más altas de Europa y unas de las más altas del mundo. Ya hemos hablado de esto en otros posts. Rusia = «lo más». Humildemente…

Sarykum se enmarca también dentro de los mejores lugares de Daguestán. Las colinas de arena de hasta 300 metros de altitud, se explayan a lo ancho de 600 hectáreas. Caminar por la arena caliente y blanda. Dejarse llevar por la inmensidad hasta la cima y vislumbrar desde allí, a 30 km, el Mar Caspio.

En el silencio y con la mirada enceguecida por el sol y el reflejo dorado, a uno le dará vueltas en la cabeza cuál será la raíz del misterio, ¿qué hace allí tanta cantidad de arena encajonada entre agua y montaña? Si solamente al otro lado de todo ese mar, en Asia Central, existen terrenos arenosos. Quizás como las aves o quizás como uno mismo, la arena también ha migrado y se ha establecido en esta tierra vieja y afable.

Los mejores lugares de Daguestán, la ciudad más antigua de Rusia: Derbent

La ciudad de Derbent, según los descubrimientos arqueológicos actuales, es la ciudad más antigua de Rusia y una de las más antiguas del mundo. Sus murallas fueron declaradas en 2003, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Derbent fue fundada por los persas sasánidas quienes construyeron allí una fuerte ciudadela. Ellos llamaron a la ciudad Darband, que significa «puerta cerrada», ya que, es un punto en la montaña desde el que no se puede subir más. A partir de entonces Derbent siempre estuvo íntimamente ligada al significado de ser una puerta.

Se la llamó las Puertas Caspias o las Puertas de Alejandro. Los árabes la bautizaron Bab al Abwad, «puerta de las puertas» y los turcos, Demirkap, «puerta de hierro». En el misticismo islámico persa Darband es el lugar donde vive Simurgh (Shahrokh o Fénix) y es el punto final y más lejano del mundo que el hombre puede imaginar. 

La fortaleza de Derbent, llamada Narin Kalá, con 5000 años de historia, es una de las fortalezas más espectaculares que habrás visto jamás. El lugar donde fue construida es super estratégico y nunca mejor bien pensado. Está en el paso estrecho entre el Caspio, que se divisa desde arriba en toda su amplitud, y la gran cadena montañosa del sur de Rusia.

La fortaleza fue utilizada defensivamente durante casi dos milenios, más que ninguna otra en el mundo. Su arquitectura incluye mazmorras subterráneas en forma de frasca, de imposible escapatoria. Y, en su contraparte, baños públicos de geometría perfecta y casi mágica ya que, con un solo fuego, el agua se mantenía caliente en todos los sectores.

Tras quedarte sin aliento ante tanta inmensidad, te deleitará perderte entre callejas minúsculas y estrechas. Entre la siesta calurosa o el bullicio de los mercados. Respirando el perfume de infinitas hierbas o saboreando un trozo de queso casero con cilantro en el que, según las mujeres del lugar, reside el secreto de su juventud eterna.

Ekranoplano, una genialidad de la ingeniería soviética

En plena guerra fría los soviéticos inventaron el «ekranoplan», conocido como el monstruo del Mar Caspio. Una nave rápida, capaz de volar a ras del agua, llevando al mismo tiempo una carga pesada sin ser detectada. La misma podía efectuar un ataque o defensa de ser necesario.

Estos vehículos descomunales de forma extraña volaban sin ser aviones, sino utilizando una forma de desplazamiento opuesta a la de ellos, el efecto suelo, en ruso ecranniy effect lo que les dio el nombre. Mientras que, los aviones convencionales, utilizan el efecto de sustentación para mantener el vuelo sirviéndose de alas largas y delgadas, los ekranoplanos buscan ejercer la máxima presión entre su fuselaje y el agua con alas grandes, cortas y cuadradas que se apoyan sobre un colchón de aire que queda entre medio.

El primero de la estirpe de ekranoplanos fue el KM (Kaspian Monster según los yankees) en 1966. Era una mole de 544 toneladas, 106 metros de longitud y 42 de envergadura que podía moverse sobre el agua a 500 km/h, a unos 3 metros sobre la superficie gracias a sus 10 motores a reacción.

La invención fue obra de la tenacidad e ingenio del ruso Rostilav Alexeiev. Mucho antes de viajar a los mejores lugares de Daguestán, vi una película rusa acerca de esta historia. Hoy día, uno de estos monstruos geniales que durante décadas fueron la pesadilla de los radares norteamericanos, yace sobre las costas del Caspio cerca de Derbent y se puede visitar. Un mito, hecho realidad.

Viajar a Altai, paraíso natural de Rusia

Desde antes de comenzar esta travesía por algunas repúblicas de la Federación Rusa, tenía en mente viajar a Altai. Había estudiado algo de esta región en el curso de geografía rusa y después, durante el viaje Transiberiano, muchas personas insistían en preguntar: ¿van a ir a Altai? Esa alusiones reiteradas en las que suelo intuir que debe haber alguna señal. ¿Por qué todos nos incitan a viajar a Altai, o a Kamchatka, también, que aún tengo pendiente? Y es que Rusia es inagotable. ¡Todo es tan enorme! Desde la vereda o el puente de una ciudad hasta las distancias de un lugar a otro. Ni en una vida entera ni en dos ni en tres, alcanzaría para recorrerla intrínsecamente.

Inagotable y hermosa. Y dentro de esa hermosura generalizada a lo largo y a lo ancho de kilómetros cuadrados, Altai es especialmente bella. Nikolai Rerich, filósofo y científico ruso reconocido internacionalmente escribió: «Si quiere encontrar el lugar más hermoso, busque el más remoto. Uno de esos singulares lugares es Altai.» Rerich iba de camino a los Himalayas y, al cruzar Altai, quedó obnubilado por estos territorios fascinantes. El filósofo afirmó que en Altai las montañas poseen un magnetismo singular. Que hay una evidente energía extraña.

Altai es una república antigua, hay vestigios de tribus  de pastores que pasaron por allí hace más de 9.000 mil años. Los túmulos funerarios, petroglifos y esculturas que se pueden encontrar, se remontan aún a más miles de años en el pasado. Altai es la cuna de Genghis Khan y posee una cultura y costumbres mongolas.

La palabra Altai significa «montañas de oro» por eso, a la cordilleras de Altai le llaman también «las montañas doradas». Quizás el nombre deviene de la riqueza mineral y preciosa de la piedra, o quizás del colorido de las laderas y valles. Si bien hay colinas muy verdes, quebradas por valles de ríos turquesa como el Katun, hay una zona muy amplia a la que llaman Marte, porque hasta donde llega la mirada, la roca es un tapiz oxidado de naranjas, ocres y rojos.

La montaña más alta es el monte Beluja, el pico más alto de Siberia que desde su cumbre, a 4506 metros de altura, da a luz al río Katun. Según las escrituras locales, Beluja es la puerta al reino de Shambhala, la nueva civilización. Esta aflorará después de la humanidad, cuando seamos destruidos por nuestra propia crueldad. Esta revelación provoca que mucha gente se acerque a Altai con la intención de limpiar su alma. Por esto también místicos y religiosos peregrinan hacia las montañas doradas.

¿Cómo viajar a Altai?

Viajar a través de Altai no es muy sencillo. Es fácil llegar hasta Gorno Altaisk, capital de la república, o Barnaul, o Byisk, que son, por así decirlo, las ciudades cabeceras de la región. Luego tierra adentro brotan la cordillera y las montañas, áreas muy vastas y remotas a cientos de kilómetros de estas ciudades. Hay algunas carreteras asfaltadas que llegan hasta ciudades secundarias y hay rutas en construcción en dirección a estas ciudades. Al interior, donde se encuentra la naturaleza más salvaje, los paisajes más fascinantes, aquello de lo que hablaba el filósofo, sólo hay senderos y caminos de tierra, algunos sólo aptos a vehículos todoterreno.

En esta región nunca se ha desarrollado la agricultura, ganadería, industria o producción de madera. Los árboles caen de viejos sobre una gruesa capa de musgo después de infinitos años de vida. Las pintorescas praderas nunca han sido segadas o utilizadas como pasto. En primavera se convierten en amplias y coloridas alfombras de flores que se extienden por muchos kilómetros alrededor de los ríos y montañas.

Se puede viajar a Altai desde la ciudades antes mencionadas. Nosotros, para entrar y salir de la región, lo hicimos de la siguiente manera:

Desde Omsk tomamos un tren a Byisk. De Byisk un autobús a Chemal. Desde Chemal un blablacar a Gorno Altaisk y desde allí un bus a Teletskoye.

El tren desde Omsk a Byisk demora casi un día, alrededor de 21-22 horas. Hay trenes también a Barnaul y hay transporte asiduamente entre Novosibirsk y Barnaul.

Barnaul, Byisk y Gorno Altaisk, tienen comunicación continúa entre sí. Entre Byisk y Gorno Altaisk se pueden tomar «marshrutki» taxis compartidos. Los taxistas vocean las salidas afuera de la estación de autobuses. La estación de autobuses como en casi todos las ciudades de Rusia, está al lado o enfrente de la estación de trenes.

Existe también la opción blablacar que nosotros la utilizamos para salir de Chemal rumbo a Gorno Altaisk y desde allí ir en bus a Teletskoye.

El tren que va a Byisk es el mismo que pasa por Barnaul. Barnaul es una ciudad más importante. Tiene aeropuerto. Luego saldremos de Altai desde allí volando a Majakchalá, capital de la República de Daguestán.

Para ir desde Byisk a Chemal hay pocos autobuses, ya sea a Chemal o a cualquier otra aldea de Altai. Algunos ni siquiera salen todos los días.

Nosotros compramos el pasaje en el momento y casi no conseguimos. Cuando llegamos nos dijeron que no había. Nos sugirieron esperar a la administradora y ella nos lo vendió.

Los autobuses que se adentran en la zona son de la época soviética. Van bien, pero no tienen aire acondicionado o televisor o juguetitos de la modernidad. Son sólidos, grandes, cómodos, con cortinitas con flecos, muy vintage CCCP.

El chofer y las relaciones con la gente también son tipo a como serían durante la CCCP. El chofer no sólo conduce y traslada a los pasajeros sino que también oficia de mensajero y paquetería. Cuando pensábamos que el autobús llegó y ya encarábamos para subir, el chofer empezó a repartir recados, cajas, cosas tipo huevos, o elementos que la gente de allá enviaba a la ciudad mientras recogía otras cosas, de la ciudad, para llevar a las aldeas. Una camaradería. Tovarisch de aquí y de allá. Lo mismo fue cuando viajamos, posteriormente, desde Gorno Altaisk al Lago Teletskoye.

Esa forma de ser aún la conservan la mayoría de los rusos. Mucha tecnología, todo lo mejor del mundo, pero en las relaciones humanas no se ha perdido en general la humana camaradería. Quizás por eso tienen cerca la puerta de Shambhala.

Chemal, un buen punto de partida al viajar a Altai

Chemal es una aldea rural cuyo centro está cerca de la confluencia del río Katun con el río Chemal. Dejamos atrás el río Ob y nuestra ruta se adentra en un agradable valle inmerso en la taiga.

Desde muchos kilómetros antes de llegar a lo que sería el centro de la aldea de Chemal, ya aparecen complejos de cabañas y posadas rústicas y encantadoras a ambas márgenes del Katun.

En Chemal nos alojamos en una Turbaza. Las turbazas, palabra que viene de tur (tour) y baza (base), son complejos de vacaciones enormes de la época soviética. En estos lugares se obligaba a la gente a descansar por lo menos noventa días al año. Los trabajadores tenían derecho a elegir qué tipo de destino deseaban, ya sea urbano, naturaleza, mar, río, montaña, llanura, nieve… luego el Estado les otorgaba todo lo necesario, transporte incluido, alojamiento, excursiones, alimentos, para que se fueran a disfrutar de su ocio a una turbaza, balneario, complejo o sanatory como le llamaban a otros. Disponer de ese periodo de ocio era obligatorio.

El Katun no ofrece mucha diversidad paisajística, sino más bien la mansa monotonía del fluir de sus aguas caudalosas. Según la época pasa de ser un río turbio, cuando empieza el deshielo, a un río turquesa y calmo en medio del verano y antes de las nieves. De todas maneras, Chemal es un lugar imprescindible al viajar a Altai, hay senderos locales que se pueden hacer en un día y es el puntapié inicial para ir más allá.

En Chemal hay que visitar la isleta de Patmos con su monasterio, trepar a alguno de los cerros de alrededor y disfrutar del aire puro y las vistas desde las alturas, y si es época de río bajo, caminar hasta los lagos azules.

Desde Chemal, agarraremos la famosa Chuisky trak. Una de las carreteras más panorámicas del planeta. Allí, sí, colina tras colina, la diversidad es espeluznante, cada pocos kilómetros nos sorprenderemos con paisajes diferentes y todos hermosos.

Por la famosa ruta del Chuisky Trak, la carretera Chuya

La carretera del Chuisky o Chuiski Trak o Chuya, es algo obligatorio al viajar a Altai. Se la conoce también como la Ruta de la Seda y está estrechamente ligada a la historia de Rusia y los países vecinos.

Ya desde el tercer milenio antes de Cristo, los arrieros iban con sus caravanas a través con artículos procedentes de Asia, el Tíbet y China en dirección al Altai, al sur de Siberia, abriendo el tramo septentrional de la Gran Ruta de la Seda.

Hasta principios del siglo XX la ruta Chuya fue un camino de montaña peligroso, y los comerciantes y mercaderes tan solo lo recorrían por su parte superior. En 1901 se inició su reconstrucción convirtiéndola en una ruta segura que puede ser recorrida en coche o en bicicleta.

Saliemos de Chemal y poco a poco nos alejamos del río mientras la carretera trepa hasta el paso de Seminski. Allí la cordillera está en todo su blanco esplendor cubierta de nieve.

A la altura de este paso hay un monolito que recuerda la adhesión voluntaria de la República de Altai a Rusia y, enfrente, un centro de entrenamiento para los competidores olímpicos. En esta zona suelen también juntar piñones. Los piñones de Altai son muy cotizados, sabrosos, y muy nutritivos.

Durante todo el recorrido de Chuiski trak hay senderos que se dirigen hacia cascadas, confluencias de ríos que impresionan por sus caudales asimétricos y el contraste de la confusión de sus aguas. Bajamos y volvemos a subir al paso Tchike-Taman donde cruzamos el poblado y su mercado de artesanías locales para asomarnos a los valles desde los balcones naturales de la montaña.

Retomando el rumbo por el valle del Chulyshman, paramos a visitar los petroglifos que datan de las primeras eras de la humanidad, algunos de la edad de bronce, otros de la edad del hierro.

Viajar a Altai es viajar a través de la naturaleza virginal y el tiempo. Es paradójico que, en esta tierra, donde el paso del hombre se remonta a tantos milenios, las aldeas parecen solitarias y deshabitadas. Es una tierra famosa por sus chamanes, justo en medio de China, Tibet, Mongolia, Kazajastán y Rusia. Montañas de paso de mercaderes desde los albores de la humanidad y que, sin embargo, mantienen su salvajismo y su pureza.

Mientras avanzamos por Chuisky trak en dirección a Aktash, las vacas pacen tranquilamente y descansan en el asfalto sin inmutarse en lo más mínimo. A ambos lados de la ruta, las colinas se tiñen completamente de rosas. Todas las matas están florecidas. Preveíamos que Altai sería bello, pero a medida que avanzábamos superaba con creces nuestras expectativas.

Lago Geiser, una postal alienígena de Rusia

Cerca del pueblo de Aktash, nos desviamos para conocer el Lago Geiser. En nuestra vida y en nuestros viajes hemos agotado la palabra alucinante. Para hablar del Lago Geiser necesitamos un calificativo que la supere. ¿Cómo describir esta maravilla única de la naturaleza y sobre todo su efecto visual? Es irreal. Psicodélico. Una imagen en movimiento de ciencia ficción que sin embargo aparece en vivo y en directo en nuestro camino.

Caminamos por un bosque cerrado. El terreno es pantanoso. En parte, entre los árboles el pantano se oxida y adquiere colores rojos y naranjas. Más adelante, el pequeño lago Géiser es un ojo que no duerme, siempre abierto, siempre mirándonos.

El fenómeno se produce por los géiseres de agua caliente que revuelven el fondo del lago. Estas erupciones impulsan a borbotones el lecho del lago hacia arriba. La arena y la arcilla del fondo se elevan y se mueven como si bailaran en la superficie, haciendo círculos y arabescos de distintos tonos turquesa.

Uno podría quedarse horas admirando este espectáculo. La danza del agua azul es tranquila. El ambiente alrededor se contagia de paz. La gente que mira y admira, habla en voz baja. Como si hubiera una criatura mítica soñando allí abajo.

De la base alienígena a Marte

Si seguimos viaje por la carretera Chuya, llegaremos al distrito de Kosh-Agach, donde un largo giro a la derecha lleva a las montañas Kizil-Chin, llamadas “Marte” por su color oxidado.

Un nuevo puerto de montaña, nos adentra en el valle que nos llevará directo al altiplano de Ukok, donde el río Katun se encuentra con su afluente, el río Tchouïa.

Cerca de Aktash hay otro desvío que constituye un desafío, ya que se trata de un camino en las alturas sin pavimentar. Sólo se puede circular en vehículos todoterreno. Subiendo por aquí se puede decir que uno llega al corazón de Altái. Arriba, la meseta, está habitada en su totalidad por pueblos nativos y chamanes. Tocan su música típica, practican sus tradiciones y ritos religiosos. En los árboles hay cintas de colores atadas para la buena suerte.

La meseta termina en uno de los puntos más impresionantes del Altai: el paso de Katu-Yaryk. Es un buen lugar para descansar y pasear y ver a lo lejos el valle del río Chulyshman, preferiblemente con una taza de té hecho con hierbas locales.

Viajar a Altai requiere otro viaje. Un viaje exclusivo. ¡Hay tanto para explorar aún! Por ejemplo los curiosos “hongos de piedra”, así como la cascada de Uchar, para verla hay que caminar horas desde la carretera, pero todo el tiempo que haga falta, todo el andar que se necesite, vale la pena aquí.

Lago Teletskoye, imprescindible al viajar a Altai

Otra perla imprescindible de de Altai es el lago Teletskoye. Le llaman el lago dorado por los reflejos que emite su amplia superficie a los rayos del sol y, por su transparencia, también le dicen el hermano menor del Baikal.

Para llegar a Teleskoye desde Chemal, tomamos un blablacar hacia Gorno Altaisk. Nos llevó Sergei quien nos dejó un recuerdo imborrable. Un urso ruso que como todo ruso te abre la puerta del coche y que resultó ser un montañista rudo pero sentimental. En el coche nos acompañan las melodías románticas mientras Sergei nos cuenta de las montañas como lo que son: algo sagrado. Antes de despedirnos, nos regala pulseras que él mismo hace. Nos lleva hasta la puerta del Museo de Gorno Altaisk que nos recomienda visitar y, más tarde, nos llama al whatsapp para que, si no nos hemos ido, vayamos a comer a su casa. Únicos los rusos. Nada siquiera parecido he conocido en mis viajes. Menos aún en un país tan vasto, donde todo cambia, desde el paisaje hasta el idioma, pero no cambia la actitud de la gente.

Desde Chemal tomamos un autobús. Nuevamente se repite lo del chofer mensajero y comisionista que ya vimos al tomar el bus en Byisk.

La ruta desde Gorno a Teletskoye también la están reconstruyendo. El camino es largo. Son más de 7 horas y, en nuestro caso aún más ya que, un choque en medio de la carretera no deja hueco para que el ómnibus pase. Hay dos camiones atravesados, esperando, y sólo pueden pasar vehículos pequeños.

Afuera ha empezado una suave llovizna. Primera vez que nos caen unas gotas en este viaje por las repúblicas rusas. Quedan apenas 30 km hasta el lago. Decido probar hacer dedo si bien la ruta no es muy concurrida. Otros pasajeros, turistas rusos la mayoría, deciden hacer lo mismo.

Me para un auto que es un taxi. Martín dice que nos va a arrancar la cabeza. Le pregunto al chofer y creo entender que me dice «gratis». Como eso no entra en la lógica occidental en la que habito, le pido ayuda a una chica moscovita para que me aclare. La moscovita corrobora lo que escuché, que ante esa situación de emergencia, cómo se le ocurriría a alguien cobrar, que el viaje es desde luego «besplatna» (бесплатно), gratis. Como hay lugar para 3, sube con nosotros y nos vamos en el taxi hasta el lago.

En Teletskoye hay un supermercado en lo que sería el centro de la aldea. Es una aldea pequeña. Aislada. Todo alrededor es naturaleza salvaje. Paramos en el super, ya es de noche. Compramos algo para cenar y para el desayuno y nos vamos a nuestro alojamiento. Una cabaña de madera con balcón, vistas al lago, sobre el lago. Hermoso.

Al día siguiente rodeamos por senderos parte de la costa del lago dorado. Subimos por otros senderos hasta una cascada y hasta un mirador y seguimos caminando por la costa hasta el atardecer.

El tiempo es poco en estos lugares. Me quedo con las ganas de explorar más. Mucho más. Viajar a Altai merece cargar una mochila de autosuficiencia y perderse en la niebla al más allá.

Un viaje a los orígenes, Omsk, distrito de Siberia

Óblast de Omsk, la antigua Ciudad de los Dioses

Puedo decir y dar fe de que toda la vida he viajado con mis hijos. Desde muy pequeños e incluso desde antes de nacer. Siempre y cuando y tal o cuál fuera su deseo, allá íbamos. Esta vez, en este viaje, voy con Martín a quien llamo mi «papútchik» (попутчик), palabra que en ruso significa «compañero de viaje». No existe en otros idiomas. Vamos en el tren Transiberiano hacia el Óblast de Omsk. No imaginaba, aunque conociendo a Martín debería haberlo sospechado, que estábamos viajando, además, en el tiempo. Un viaje al origen. A la Ciudad de los Dioses.

Siempre digo que viajar con mis hijos es lo mejor que hice en mi vida. También lo peor, recapacito enseguida, porque así como fue mejor es ahora proporcional la nostalgia. Sin embargo soy feliz de poseer esas certezas, la de lo mejor y también la de la nostalgia. Viajar juntos constituye el evento más sobresaliente de nuestras vidas. Son los viajes los que nos ordenan la línea terrenal del tiempo mientras convivimos con duendes y fantasmas. No nos deshacemos de ellos.

No pretendía enseñarles nada. Quizás sí despertar su capacidad de observación y su curiosidad. Que de cada viaje regresaran con más preguntas que respuestas y avivar así el deseo de seguir buscando en el camino, más caminos. Atados sólo a un sentimiento de libertad inviolable. Creyendo más en la percepción de un suceso inverosímil o «casual», en un montículo extraño, en una palabra de filología incierta, que en lo que a ciencia cierta está impreso en los libros.

Con esta carga de pasado e historia y andando, siempre andando, llegábamos al Óblast de Omsk en el tren Transiberiano. Yo amando cada día más a los trenes rusos. Allí tengo todo lo que necesito para vivir y encima, se mueven de un lugar a otro. Es perfecto.

Mi papútchik observando concupiscente por la ventanilla mientras sin haberlo previsto, estamos cruzando una porción de Kazajastán.

Habíamos tomado el tren en Miass. En una de esas paradas raudas de dos minutos que hace el Transiberiano en las estaciones pequeñas. Viajamos toda la noche y ahora, parte del día, tomando mates con vistas a las aldeas agrícolas kazajastaníes. Sin trámites salimos de Rusia y volvimos a entrar, rumbo a lo que yo creía que era una ciudad interesante más, de la Federación Rusa. Sin embargo, ahí está Martín para espabilar la revelación de un misterio:

Nuestro tren iba entonces mucho más allá, hacia La Ciudad de los Dioses, en el río Iriy (actual Irtysh) donde esta ciudad fue construida en el verano de su entonces año 5028 a partir de la Gran Migración de Daaria (104.780 a. C.) Dice el texto que en su lugar, en la actualidad, se encuentra la moderna ciudad de Omsk.

Caminar en el tiempo por el óblast de Omsk, del pasado a la actualidad

La ciudad de Omsk creció desde su ancestral raiz a orillas del río Irtish. El susurro de las aguas arrastradas por la brisa sobra una planicie casi llana tiene mucho que contar. Sólo hay que detenerse a escuchar. Dice que antes había una fortaleza que lo rodeaba todo. Esa fortaleza fue construida por los lugareños para prevenir la llegada a Siberia y el ataque de las tribus nómades.

La fortaleza primigenia se mantuvo en pie más de un siglo. Más tarde, el crecimiento demográfico, obligó a erigir una muralla aún más amplia sobre la margen derecha del río Om. Protegiendo su confluencia con el Irtysh y los cimientos ocultos de Asgard de Iry, la Ciudad de los Dioses.

Hoy en día, Omsk es un enorme centro industrial, científico y cultural de Siberia. Sin embargo no ha perdido su interés histórico, su identidad primigenia. Da gusto caminar por la vera del río o confundirse con los locales en el impactante mercado de las flores. De las antiguas fortalezas quedan en pie las Puertas de Tobolsk, Omsk, Tara e Irtysh.

En las calles de Omsk nos sorprendemos con originales edificios art nouveau que afloran intempestivos entre las típicas casas siberianas de madera. Hay galerías de arte y varios museos. Museo de Historia, de Antigüedades, Militar, y de Literatura de Dostoevsky. Este último debe su origen a que el eximio escritor fue condenado a trabajos forzados en el óblast de Omsk donde llegó a ser condenado a la horca y salvado por una contraorden a último momento. El comandante de la fortaleza de Omsk fue quien entonces prestó una especial atención a Fyodor y le concedió una pequeña habitación en su casa. Hoy en día la antigua casa del comandante alberga al Museo de Literatura. La famosa novela “Memorias de la casa muerta” refleja los acontecimientos de ese período.

La ciudad cuenta también con un exquisito Museo de Bellas Artes donde se exponen más de 16.000 obras de artistas rusos y europeos además de piezas de oro desenterradas por los arqueólogos en el óblast de Ómsk. Abundan los teatros en todas sus variantes, y son tan imponentes como bonitas, las iglesias y catedrales ortodoxas con sus cúpulas de cebolla doradas. Visitamos la Catedral de San Nicolás y la Asunción, una de las más grandes de Siberia.