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Día 24: Tekirova-Phaselis (2011)/Beycik-Yayla Kuzdere (2018)

Experiencia mayo-junio 2011.-

Recordemos que ayer, en el día 21 de caminata, había hecho desde Olympos la ruta por las colinas rumbo a Tekirova y regresado a Olympos para dormir en el camping Cactus.
Esta mañana, luego de juntar nuestros bártulos, las dos jóvenes alemanas, Andrea y Micki, y yo, tomamos un minibus hasta la carretera principal que va a Antalya y desde ahí otro minibus hasta el cruce de la carretera principal con Tekirova. Caminamos hacia el centro de Tekirova, y luego, siguiendo unas pocas marcas de la ruta Lycia, y preguntando, caminamos hasta un camping que se encuentra a mitad de camino entre la ciudad de Tekirova -moderna, pequeña, y turística- y la antigua ciudad de Phaselis.
Más tarde, después de volver a armar nuestro campamento, ir a la playa, darnos unos baños marinos y comer algo, caminamos hacia las ruinas de Phaselis.
Phaselis es una ciudad que existe desde el siglo VII antes de Cristo. Las ruinas que permanencen en pie son impresionantes. Me encantó. La ciudad prosperó gracias a su situación estratégica, tenía como cuatro puertos, todos activos.
Hay muchos restos en pie, un teatro, varios baños, la calle principal, el ágora; los arcos son impresionantes. Una maravilla. Buena parte de los puertos se encuentra bajo el agua, ya que fue invadida por el mar. Pero me sorprendió lo que hay, la arquitectura, la fortaleza de esa construcción, que se ve que ha sido renovada a través de las diferentes civilizaciones que pasaron por ahí, porque el estilo lycio más antiguo se mezcla con el griego y aún con el estilo romano y bizantino.
Fue una buena caminata, aunque no vimos mucha señalización, casi nada.
Se cruza un puente y luego se bordea la costa, la bahía, se trepa a una ladera con pinos y piedras oscuras y rojas. Por esa ladera se sube y se baja constantemente, se hace entretenido, y debajo, la vista cambia, las islas, la península, las bahías y las playas.
Las chicas terminan sus días de «trepping» mañana. Se van directamente a Antalya en bus. Yo quiero caminar unos días más, y llegar a destino, a pata.

Actualización enero-febrero 2018.-

Célebre Tahtali daği  . Esta vez no vamos por la costa. Vamos por las montañas. Hay que cruzar la altura de este Monte Olimpos legendario y enorme. Del lado de Beycik se veía imponente pero sin nieve. Sólo algunos manchones. Sin embargo a medida que nos acercábamos al paso la nieve crecía en extensión y espesor. En la cumbre y durante varios kilómetros y consecuentes horas después de la cumbre no nos quedó más remedio, santo remedio y bendición, que caminar por la nieve. Para mí caminar por la nieve es una adicción, un vicio consagrado pero claro, se pierden las marcas, no conocemos esas montañas, desconocíamos por completo o casi por completo nuestra dirección. Era complicado orientarse correctamente ante tal panorama. Nuestras perspectivas de éxito estaban por debajo de lo nulo.

Nos recontraperdimos después de haber sorteado con mucha cautela toda la cumbre y la precumbre donde la nieve nos tomaba por sorpresa enterrándonos hasta las rodillas. No queríamos arriesgar ni un paso sin ver antes la marca siguiente, a veces no quedaba otra que arriesgar. No se veía nada y no quedaba otra que avanzar a tientas e ir buscando lentamente para no alejarnos mucho de nuestra última pisada certera. Todo era blanco y hermoso. Tan blanco que encandila. Llegamos a un camino ancho al que subimos por inercia trepando y poniendo mucho esfuerzo en los bastones a modo de piquetas. Este camino ancho también estaba cubierto de nieve. Otra vez aparecen los carteles que señalan otros treks y las marcas con rayas rojas y amarillas. No vimos más marcas de Lycia. La última la vimos en un arbolito parado en medio de una yayla cubierta de nieve. Luego de este árbol, siguiendo el camino ancho que creemos no es la dirección correcta, hay un cartel que señala a Tekirova, a la costa, otro que iba a una Yayla pero no era a Kuzdere y otro que fue el que seguimos que señalaba Gedelme. En esta parte, la del árbol con la última marca y una yayla ahora cubierta con un manto de nieve, hay un par de construcciones sencillas, quizás de pastores. No había nadie.

Cruzar desde Beycik, remontar el Tahtali, cruzar el paso, nos tomó más de dos horas. No vimos más marcas, de pronto sí, aparecía una, y luego nada. Nieve seguía habiendo, pero como íbamos bajando cada vez menos, aunque más barro. Mucho barro. Nada de gente. De golpe vimos a una familia juntando nieve en una bolsa. Iban en auto. Se habían quedado ahí, junto a un laguito formado por el deshielo. No los volvimos a ver. Los esperamos un buen rato más adelante porque se nos abrió una bifurcación y no sabíamos para dónde seguir. No aparecieron más así que seguimos la intuición, seguimos bajando, por nuestra derecha, y en eso vimos otra marca, pero al rato nada o alguna otra marca que subía como volviendo alrevés de como íbamos. Estábamos requetedesorientadas y seguras de que, a Yayla Kuzdere, no íbamos a llegar. Bajábamos tanto que yo ya me imaginaba que estábamos por llegar al Puente Romano. Veíamos allá abajo unas casitas. Intentamos llegar a ellas, ya caía la tarde. Llegamos pero eran cuatro o cinco casas cerradas, cero habitantes. Seguimos. De última sabíamos que podríamos refugiarnos allí. Teníamos el cuerpo húmedo y hacía mucho frío. Llegamos a otro cúmulo de casas un poco más poblado y una señora, Rabiah, de la primera casa a la que llegamos, salió a recibirnos con té caliente y nos hizo pasar a su hogar con la salamandra encendida.

Fue sorprendente, muy sorprendente, que cuando le contamos que veníamos desde Beycik, que habíamos cruzado el Tahtali daği cubierto de nieve, y que por la misma nieve habíamos perdido el trazado del sendero y las marcas, pero que Íbamos hacia YayLa Kuzdere, la mujer nos dijo que estábamos ahí, que habíamos llegado a Yayla Kuzdere. Yo creía que entendía mal y volvía a preguntar «Yayla Kuzdere? ustede está segura? y le decía a la pobladora, que no podía ser, como si ella misma no fuera de allí, como en un buen sueño que uno creía que era una pesadilla, «pero ustede está segura que esto es Yayla Kuzdere?» No sé cómo. Pero llegamos adonde teníamos que llegar, a Yayla Kuzdere. No había pensión, ni lugar para alojarnos, esta señora y su familia se irían. Las casas estaban vacías. Buscamos un lugar para acampar. El frío ya atornillaba. En eso, ya decididas a acampar en cualquier parte cerca de alguna fuente de agua que hay varias, aparece una familia de lo que podría haber sido un cobertizo de maderas viniéndose abajo. Nos dijeron que tenían una pensión. Era impensable que sobre esas maderas deterioradas pudiera haber una habitación habitable, pero sí, la había, y era cerrada, grande, y con baño. Cuando le preguntamos a uno de los miembros de la familia si su abuela tenía una pensión, simplemente me respondió, «algo parecido».

Estuvo bien. Queríamos ya descansar, pero la señora de la casa, la abuela de todos, Aysa Aslan, insistía  que antes había que tomar la sopa.

Nos dieron de comer, delicioso, caliente, nutritivo, la sopa, arroz con guisado, dulce de membrillos casero,pan, nueces. Mientras tanto alguno de sus hijos habilitó el cuarto, pasó la aspiradora, puso una esterilla, limpió el baño. Fue genial.

Día 24 y 25: Phaselis-Gedelme-Göynük Yalasi (2011)


Día largo pero concurrido. Variado y con ayuda.
Salí con la fresca del exclusivo Sundance Camp, eso sí, después de un nutritivo desayuno de avena, pasas, leche, miel, una panera completa de pan blanco y negro con manteca y mermelada, dos clases de quesos, aceitunas, y por supuesto, mate.
Recargadas las pilas y el adenosintrifosfato encaré la ruta mochila al hombro.
Desde Sundance Camp hay 2 km hasta la carretera principal, coincide en parte con la Ruta Lycia en su dirección a las ruinas de Phaselis.
Desde temprano, al nivel del mar, hacía calor.
Llegando a la carretera principal, dos chicos que trabajan en Sundance Camp, iban en una camioneta a comprar garrafones de agua, así que me alcanzaron los último metros, no fue un respiro, pero al menos fue un suspiro.
Pasando las ruinas de Phaselis se agarra el camino rumbo al Roman Bridge. No es muy complicado, piedras siempres, calor, sombras esporádicas y pocas marcas y menos huellas. Al cabo de algunas horas, digamos unas 3 horas, se llega nuevamente a carretera para autos. Apenas la tomé le hice dedo a uno y me trajo hasta Gedelme donde me alojo en la Pensión y Restaurante Caner, muy linda, sobre todo por la gente muy atenta y amable.
La pensión es con desayuno, cena, y tiene pileta y wifi por 50 liras. Está en el medio de altas montañas y no hace tanto calor.
Cuando el auto me levantó, pensaba decirle que me bajar en el Puente Romano, para visitarlo y luego seguir mi ruta, pero viendo y considerando que la carretera no hacía más que subir y subir en la montaña, preferí llegar en auto hasta Gedelme, descargar los bártulos y luego salir a pie.
Sin embargo, estando ya en la pensión, consulté el mapa y el libro de Kate Clow, y para hacer la ruta, el trepping que separa Gedelme del Puente Romano, se necesitan unas 4 o 5 horas y el sendero es prometedor por la variedad de ríos que hay que vadear y cruzar, otros, antiguos lechos y zonas de deslizamiento de rocas, así que preferí dejarlo para mañana y hoy caminar hacia Göynük Yalasi.
El inicio de la ruta está 1 km de la pensión y coincide en el comienzo con la ruta que va al Puente Romano. Primero se atraviesa un campo de trigo por una huella endeble entre las espigas. Después comienza a ascender y las vistas de las montañas alrededor son imponentes.
Las montañas se ven verdes de pinos hasta una cierta altura, más arriba, de distintos grises y lilas. Son picos de hielos y nieves durante el invierno.
En general el sendero es un sendero angosto bordeado de arbustos muy espinosos a ambos lados. Fue muy difícil zafar de las espinas así que los rasguños son unos cuantos. Esta parte de arbustos espinosos es con suelo de piedra. Después se trepa la colina agarrándose de entre las piedras. Menos mal que dejé la mochila en la pensión, no lo habría podido trepar con 15 kg en la espalda. Hay muchos derrumbres y árboles caídos.
Fue difícil encontrar la continuidad del camino en varios lugares. La ruta cruza además la carretera un par de veces y también cruza caminos secundarios y lechos de antiguos arroyos con derrumbes. En dos oportunidades hay que cruzar alambrados.
Llegando a un tanque de agua, reservorio de emergencia por si acaso hay incendios en el bosque, el sendero que va a Göynük Yalasi se separa del que va hacia el Puente Romano.
Durante la ruta de «trepping» no crucé a ningún caminante. En la carretera pasó una caravana de jeeps y 4 * 4, a los bocinazos, muy contentos y saludándome.
Llegando a Göynük Yalasi, donde desde el sendero se ve una sola casa, pegué la vuelta hacia Gedelme.
Ayer, llegaron al Sundance Camp, Sue y Jim, dos yanquis con quienes ya nos cruzamos un par de veces. Ella 64 años y él 71, están caminando algunos tramos de la Ruta Lycia. Yo digo que son como una máquina de caminar porque van con palitos de esquiador, a paso largo, y se ve que no quieren ni parase a decir «hello», se deben tomar el tiempo. En el camping, sí tuvieron tiempo de charlar un rato.

Día 25: Puente Romano-Gedelme (2011)/Yayla Kuzdere-Göynük (2018)

Experiencia mayo-junio 2011.-

Recordemos que antes de llegar a Gedelme, un auto me trajo hasta la pensión y no caminé este trecho de camino ya que preferí dejar los bártulos y hacerlo sin mochila. Vino bien. Fue una buena idea porque en el camino, deslavado en varios tramos largos, hay que cruzar unas cuantas veces el río principal y algunos de sus afluentes. Calculo que las botas me las saqué y me las volví a poner unas diez veces. Otras veces fue posible cruzar con calzado a través de las piedras grandes que hay en medio del río. Por otro lado, el cauce debe ser mayor en plena primavera, cuando comienza el deshielo, pero en este tiempo, entrado ya el verano, el agua baja rápido y ya no hay tanta.
Los lugares complicados de este sendero son los que han sido invadidos por las piedras de derrumbes, del deslave. Se ve que desde las laderas de las montañas que hacen cajón al río, han habido derrumbes importantes y en muchos, muchos lugares, el sendero desaparece bajo las piedras o bajo algunos árboles caídos.
Siguiendo el mapa, veía que debía continuar bordeando el río principal, y aunque en tramos muy largos, digamos media hora, o más, no veía ninguna señal de que era el camino correcto, seguía el curso del río. Un poco confundida y bastante cansada, pero llegué.
Empecé el recorrido a las 7 de la mañana y llegué al hotel de regreso casi a las 4 de la tarde. Aclaro que lo hice por partida doble, ida y vuelta.
Hay varios senderos muy claros, entre pinares, caminitos de piedra, para variar. Y en algunas partes sube hasta caminos más anchos por donde me cruzaron algunos jeeps y aunque me hacían señas para llevarme, especialmente hoy, a pesar de que por ahí no había sombra y el sol me calaba el turbante, preferí caminar.
Tenía mucho de que hablar con los árboles. Y ellos me escucharon. Lo sentí en la piel. Escalofríos en medio del calor.
La verdad que fue un lindo día. A pesar de haber empezado triste luego de enterarme anoche que demolieron los hogares de Al Hadidiya en el Valle del Jordán, tercera comunidad beduina demolida en menos de una semana. En Al Hadidiya vive Abu Seqer, amigo de todos, amigo mío. Emblemático, respetado. Salí con un dolor tan grande que no me cabía en el cuerpo. Me preguntaba, cómo hace el cuerpo para meter todo esto que siento ganas de llorar en alguna parte. Volví mejor. Sé que algo bueno va a suceder.
Volviendo al camino. La Ruta Lycia es lo que está en juego en este blog. Y ya me queda poco. Mañana es el último día. Ya llego a Antalya. Casi. Inshallah.
Decía que el sendero se cruza brevemente con la carretera. En un tramo cerca del puente Romano.
Bajo el Puente Romano hay una casa de té, un restaurante de madera, muy simpático. Me tomé un çay de llegada y descansé un ratito antes de encarar la vuelta.
Este camino, Gedelme-Puente Romano o viceversa, coincide con el que va a Göynük Yaylasi -el que caminé ayer- hasta un punto donde hay un tanque de agua, un reservorio, ante posibles casos de incendio. Me gusta que cuiden al bosque.
Desde algunos puntos del camino, altos, se ve el mar, los pueblitos de Çamyuva y Kiris. Desde el río encajonado se aprecian las montañas que vistas desde abajo parecen aún más altas.
Los colores del agua cambian de un recodo a otro y eso, más las flores, las adelfas, y las mariposas, es mágico. Hay manchones de agua verde, otros blancos llenos de espuma y cascaditas rabiosas, otros se ven rosas según las sombras de las piedras. Los colores del agua entre las piedras, dan gusto, y me alegro mucho de haber tenido que mojarme los pies tantas veces. Fue un placer cada vez.

Actualización enero-febrero 2018.-

Desde Yayla Kuzdere a Gedelme dicen ser 8 km pero los hicimos en menos de una hora y media. Va en bajada. El camino es claro. Todo el tiempo es un camino ancho. Antes de llegar a Gedelme y antes de la fortaleza ya empezamos a ver casas. Por supuesto está más poblado que hace siete años, pero el hotel Çaner está cerrado y muchas casas están vacías. Seguimos hacia Göynük Yaylasi dond no había absolutamente nadie así que continuamos a Göynük y nos quedamos en la entrada del Parque del Cañón. Esta parte de Lycia está ahora dentro del parque o reserva nacional, hay que pagar un canon, no es mucho y los chicos que estaban en la entrada del parque, teniendo en cuenta que no hay hoteles ni pensiones por ahí, y que la única posible a algunos kilómetros, está cerrada fuera de temporada, nos permitieron acampar junto al parque. El lugar para el acampe está bueno. Hay algunas bancas y mesas improvisadas con tablones, un fogón preparado con leña y todo, podemos usar el baño, hay agua potable.

Fuimos a visitar la ciudad de Göynük pero no nos gustó. Una ciudad sin encanto. Si bien está sobre la playa, la playa no se ve porque está ocupada por resorts. El centro de la ciudad es una rotonda con calles de pavimento y algunos negocios. Nada que valga la pena, salvo estos pibes que están en la entrada del Parque y que fueron super amables y muy buena onda.

 

Día 26: Gedelme-Yayla Kuzdere (2011)/Göynük-Hisarcandir (2018)

Experiencia mayo-junio 2011.-

No he seguido el orden consecutivo de los senderos, pero esta es otra posibilidad de poder recorrer la Ruta Lycia.
Desde Olympos hay dos posibilidades, una es subir a la montaña hacia Beicik y Yayla Kuzdere, y otra es seguir por la costa hacia Tekirova y Phaselis y luego el Puente Romano.
Recordemos que yo estuve en Olympos, luego en Tekirova, Phaselis -la ruta de la costa-, y más tarde en el Puente Romano, por lo tanto, no había ido hacia Yayla Kuzdere -ruta de la montaña.
El último tramo, si siguiéramos un orden consecutivo de la ruta Lycia, es el que va desde Göynük Yaylasi, donde yo estuve hace tres días (día 24), hacia Hisarçandir, donde no estuve porque es ruta de alta montaña que exige acompañante humano con cuerpo. Podría haber terminado la ruta en el día 24, en Göynük Yaylasi, pero quise hacer algún tramo más de los que había dejado de lado al irme sobre la costa en Tekirova y Phaselis. Tal es así, que esta mañana, muy temprano, encaré con ganas, bien desayunada, buena pila y adenosintrifosfato al palo, la ruta que va desde Gedelme donde estuve alojándome las dos últimas noches, hacia Yayla Kuzedere.
Un camino PRECIOSO. Fue genial y casi casual dejarlo para el último día. Fue un masaje para los pies. El camino fue en casi todo el recorrido un camino ancho, de tierra húmeda, con pocas piedras. Creo que es la primera vez que escribo esto «con pocas piedras». A ambos lados del camino había laderas con millones de pinos. El olor de las resinas, el aire fresco, el suelo suave, fue como un vuelo relajante después de todo lo andado. Y como premio mayor, cada tanto, los ríos, el agua fresca, la música del agua bajando entre las piedras y los colores según la luz, los reflejos o el color de las adelfas.
Fue un camino excepcional. Largo porque lo hice de ida y de vuelta hacia Gedelme, y cada tanto pensaba «bueno, hasta aquí llego, mejor pego la vuelta», pero la montaña y sobre todo la arboleda me invitaban a seguir, y no había pretexto, el agua aparecía cuando hacía falta, los días son largos, el aire que respiraba me daba mucha paz y quería ver qué había más allá. Fue casi todo igual pero diferente, casi todo húmedo y con pocas piedras pero con diferentes vistas alrededor, casi todo arbolado de pinos, pero también con flores, adelfas y retamas, también con mariposas, también con pájaros. Un belleza.
Antes de llegar a Yayla Kuzdere di la vuelta hacia Gedelme. En subida. Igual. No me pesó. Subí y aunque pasaron algunos jeeps de montañistas que ofrecían llevarme les dije que no. Quería caminar, el último día de esta Ruta Lycia que volvería a empezar porque es una ruta muy rica, y la volvería a caminar y a ver toda, y más.
Desde Gedelme, ya duchada y con la mochila pronta, hice dedo hasta Azagiskuzdere, bajando de las montañas hacia el mar. En Azagiskuzdere tomé un dolmus hasta Kemer y en Kemer un ómnibus hasta Antalya a unos 20 km.
Ya estoy en Antalya, dándole cierre al Lykia Yolu: Fethiye’den Antalya’ya, como se dice en turco, Ruta Lycia: desde Fetiye hasta Antalya.
Es otro de mis sueños concretados, llevado a cabo, hecho realidad, es otro deseo para los otros, para que otros puedan ver todo lo que he visto, y disfrutar lo que yo he disfrutado, y estaré para aquellos que tengan dudas o preguntas a las que yo pueda ayudar a responder.
La Ruta Lycia vale la pena. Ya lo dije que es muy rica, por su historia y por lo que la naturaleza maravillosa ofrece. Es increíble, y sorprendente cada día, y como me ha pasado otras veces al viajar a Turquía por conocer, buscar y descubrir algo nuevo, Turquía me ha dado esta vez, una vez más, más de lo que esperaba.
Llegué a Antalya, apenas he llegado y todo lo que veo lo encuentro aún más bonito que antes. Estuvimos acá en febrero de 2009. Nos pareció un lugar intachable, recuerdo que buscábamos algo para decir «qué feo» y no lo encontramos. Apenas he andado unos minutos, Antalya está resplandeciente. Türki’ye seviyorum. Amo Turquía.

Actualización enero-febrero 2018.-

Desde Göynük a Hisarçandir, según el libro de Kate Clow, son 11 horas de caminata. Puede hacerse en menos y puede completarse en una jornada. La primera parte transcurre por el cañón del río Göynük, por dentro de la reserva forestal o Parque Nacional. Hay senderos bien señalizados, agua potable todo el tiempo, y las vistas son maravillosas y únicas. Luego sube y sube hasta un paso donde las vistas son cada vez más impresionantes. Había algunos manchones de nieve, pero nada comparado con el Tahtali y luego de venir ya con el entrenamiento de tantos días de caminata y con ganas de llegar, se puede. Hay lugares para acampar y hay arroyos de deshielo, pero se puede seguir hasta Hisarçandir desde donde salen dolmus hacia Antalya. Así lo hicimos. Tomamos un dolmus a Antalya donde llegamos en menos de una hora y buscamos la Pensión Sabah donde ya me he alojado en oportunidades anteriores.

Hasta aquí, la ruta Lycia, desde Fethiye arrancando en Ovacik, hasta Antalya finalizando en Hisarçandir, puede completarse en 26 días sin descansos intermedios ni saltearse ninguna etapa. Recientemente han agregado dos tramos opcionales entre Hisarçadir y Antalya.