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Moscú-Día 1

La primera impresión de Moscú es que todo es demasiado grande. En mi costumbre de programar viajes y recorrer el mundo palmo a palmo, la mayoría de las veces a pie, estudio los mapas antes de salir, los planos de las ciudades, calles, monumentos, parques, museos, imprescindibles; en el caso de Moscú y de Rusia en su inconmensurable totalidad, me apunto a todos los rincones de su historia sobre todo política, pero también artística, pictórica, literaria. Llego con mis apuntes hechos a mano, a pura lapicera y papel, sin embargo esta vez la escala del mapa me ha dejado corta. No la tuve en cuenta, me supera. Una cuadra, supuse una cuadra normal, cruzar la calle o un puente. Pero no. Las cuadras de Moscú son larguísimas, las veredas amplísimas, los puentes anchísimos, los parques ocupan hectáreas y las fuentes, repletas de esculturas echando ráfagas de agua transparente o de colores, salvajemente o al son de la música, no se rodean en pocos pasos, sino que es como dar una vuelta a la manzana. Todo es holgado. Moscú es una ciudad tremenda. Me impacta por su grandiosidad tanto en las dimensiones como en la ostentación de muros, ornamentos, tanto en su omnipresencia como en su gloria histórica. No pasan desapercibidas las estatuas de los transformadores de este este territorio empeñados en crear la utopía más grande de que fuera capaz la humanidad y a pesar de los años transcurridos, no pasan desapercibidos sus logros, los avances técnicos y científicos de que fueron capaces desde hace más de un siglo, y sobre todo la atención puesta en el pueblo, en los trabajadores. Todo el poder a los soviets. Personalmente, me emociona a cada paso. Y no dejo de andar, a pesar de su enormidad y de que las horas del día, el día de 24 horas, сутки (sutki) como lo llaman ellos, no me alcanza para llegar al último renglón de mi apunte. Me ayuda muchísimo saber ruso, y me alegra infinidad poder practicarlo; escuchar hablar, me regocija, preguntar algo, leer con rapidez todos los carteles e inscripciones en cirílico.

El periplo. Llegamos al aeropuerto Sheremetyevo de Moscú en la madrugada. Esperamos allí a que amaneciera. Ya de entrada, algunas personas se interesaron en hablar con nosotros, en ruso y otros idiomas. Simpáticos. Luego superamos nuestro primer desafío, llegar al centro en transporte público económico, no en el tren aeroexpres que cuesta 500 rublos, sino en el bus de 55 para enganchar luego con el metro.  1 euro es igual a 70 rublos.

Para tomar el bus, el 851 que va hasta Richnoy Ploshchad -y bokzal, estación-, se sale a la calle y se busca la parada con esos datos. Se puede pagar al chofer. El viaje toma su tiempo, alrededor de una hora, es lejos, y los autobuses circulan con calma y muchas paradas que anuncia un altavoz y un cartel luminoso. En Richnoy Plshchad buscamos la estación de metro del mismo nombre. Todas las estaciones de metro están señalizadas con una M mayúscula roja. Hay una cadena de comercios que se llama Metro -letras amarillas-, eso no es.

Para viajar en metro compramos una tarjeta Troika. La tarjeta cuesta menos de 39 rublos, y el viaje 38. A la tarjeta se le va cargando dinero y la pueden usar varias personas, para el metro, para los buses es sólo de uso individual. Compramos una porque somos 4 y vamos a manejarnos en metro. El tendido de metro más profundo del mundo, las escaleras mecánicas más largas del mundo. No sé ve el final ni hacia abajo ni hacia arriba y se aprecia cómo, los ciudadanos, logran mantener una conversación completa tan sólo en el transcurso de subir o bajar la escalera mecánica.

Vamos hasta la estación Kievskaya y allí hacemos nuestra primera visita a un «palacio del pueblo», así se denominaron desde el comunismo a las estaciones de metro, y como tal fueron pensadas, como palacios de pueblo, construidas con materiales nobles, mármol, estatuas y ventilaciones de bronce, escenas de mosaiquismo, pinturas, arañas dignas de salones. Además la profundidad en la que se encuentran fue pensada también como refugio de en caso de guerra. Los metros, muchos de ellos de la época soviética, son un fierro. Funcionales, espaciosos como todo, rapídisimos. Cada 90 segundos llega un metro. Infalible. Nunca se amontona gente en los andenes ni en los vagones, normalmente alcanzan los asientos, el movimiento es constante y funciona relojosamente (y no religiosamente).

Es práctico moverse en metro, y se aprende rápido. Los mapas de líneas están en todas las estaciones, y luego a cada lado del ancho pasillo de circulación están los andenes, en las columnas de acceso al andén aparece la línea con las estaciones en esa dirección. En la mayoría de los metros, una voz da aviso en inglés.

Nuestra primera parada la hacemos en la estación Kievskaya, decorada con escenas en mosaicos que muestran relaciones de amistad entre los pueblos ruso y ucraniano. El diseño de la estación fue elegido mediante un concurso llevado a cabo en Ucrania se caracteriza por unos pilones bajos y cuadrados recubiertos con mármol blanco sobre los cuales se encuentran los mosaicos diseñados por el artista Myzin para conmemorar la unidad ruso-ucraniana. Escenas coloridas, de pioneros, campesinos, trabajadores, milicianos, y en la cabecera, Lenin.

Salimos de la estación Kievskaya para caminar hasta Park Kultury. Nos topamos con la primera de las Siete Hermanas, los rascacielos de Stalin visibles desde casi cualquier punto de la inmensa Moscú. En este caso el edificio está ocupado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Al igual que los otros seis que veremos continuamente desde distintos puntos de la ciudad, este está construido en una elaborada combinación de estilo barroco ruso y gótico.

Este es el único de las Siete Hermanas no coronado por una estrella soviética, llega a los 172 metros y tiene 27 pisos. Se encuentra al final de la muy conocida calle Arbat. En la parte más alta de la fachada se encuentra un gran emblema de la Unión Soviética. Dicen que los interiores son lujosos pero como se trata de un edificio de uso público no puede visitarse por dentro aunque vale la pena verlo. Desde aquí podemos entrar y recorrer la tradicional calle Arbat, la antigua. Y ver la casa donde sobre esta calle, vivió una temporada de inspiración y felicidad conyugal el poeta Alexander Pushkin.

Nosotros seguimos el rumbo a la estación de metro Park Kultury. Esta estación está decorada con 26 bajorrelieves de forma circular del artista Rabinovich en los que se representan actividades de ocio de la juventud soviética como deportes, juegos, música y baile. Los pilares de la estación están recubiertos de mármol gris. El vestíbulo de entrada es un imponente edificio con una cúpula colosal de cobre.

Llegamos al río Moskbá y atravesamos un puente eterno, que nos impacta como todo. Vamos a alojarnos en el distrito Yakimanka, sobre la avenida Bolshaya Yakimanka. Los edificios por supuesto no constituyen un sólo edificio de departamentos sino un complejo de varios edificios que se encuentran bajo la misma dirección, misma calle, misma numeración. En nuestro caso, Avenida Bolshaya Yakimanka 32. Son varios edificios, de no muchos pisos. Cada edificio tiene a su vez el número de porch, de acceso o portal. Y luego el piso y departamento que corresponda.

Muy cerca de nuestro departamento está el parque de las esculturas que recorremos este mismo día. Se le llama también Muzeon. Es un museo de esculturas al aire libre donde se han instalado también esculturas de los tiempos soviéticos que fueron removidas de sus lugares originales y ubicadas aquí. A un lado del parque está la galería de arte Tetriakova y por otro lado hay un paseo junto al río. La estatua de Pedro el Grande hace honor a su nombre y brota como un gigante desde el medio del río tripulando desde la proa su flota y sus conquistas.

Siguiendo un poco el instinto ya que no tenemos mapa, nos damos cuenta que estamos cerca del Kremlin! y que desde nuestro alojamiento hacia el río, y luego desde el puente, tenemos una vista privilegiada de las murallas rojas y las torres y las cúpulas doradas de las catedrales. Rodeamos el Kremlin y nos dejamos llevar placenteramente por las aguas de las sucesivas fuentes de los Jardines Alexandrovsky y los canteros tapizados de flores.

Son tres jardines que ocupan diez hectáreas! El jardín superior de Alexander es el más grande cerca de la torre del Kremlin, con césped impecable y abundantes flores, esta parte del jardín está a un par de metros por debajo del nivel de las calles, alrededor de las instalaciones Manezhnaya. Lo rodea una elaborada verja de hierro forjado y la entrada principal está decorada con símbolos para conmemorar la victoria sobre Napoleón.

No muy lejos de la entrada está el monumento al soldado desconocido. Bajo la lápida se encuentran los restos de soldados transferidos desde una fosa común en la carretera de Leningrado. La composición escultórica representa una bandera desplegable en pesados ​​pliegues; que son el casco de un soldado y una rama de laurel. En el centro, desde una estrella de bronce con cinco puntas, arde la llama eterna rodeada de la inscripción que dice: “Tu nombre es desconocido, pero tu hazaña es inmortal.”

Y en nuestro debut en Moscú no podíamos dejar de ver a la emblemática catedral de San Basilio.

 

Lisboa (día 7)

Aprovechando la última jornada para recorrer algunos sitios más de Lisboa.

Volvimos a la Plaza de Comercio, bajando a pie junto al funicular antiguo de Bika, pasamos por Cais de Sodre pero antes hicimos una incursión por el Mercado de la Ribera, renovado, con sus puestos de ventas de frutas y verduras y un amplio comedor repleto de huéspedes y platillos. La explanada de la Plaza de Comercio o Paço do rey es tan amplia como acogedora, con ese aire marino que le da tener como flanco la costa. Nos sentamos cerca del mar.

Caminamos por la Avenida Liberdade, pasando una vez por Rossio con su estación decimonónica y su teatro manuelino, y llegamos a la estatua enorme del Marques de Pombal. Luego anduvimos por los Parques Eduardo VII y Amalia Rodrigues y continuamos hasta el Museo y Jardines  de la fundación Calouste Gulbenkian. Todos los parques son enormes extensiones de verde y arboledas pero el Gulbenkian se destaca por su frondosidad, por sus rincones acogidos de sombra y pequeños estanques.

Luego ya llegaba la hora de partir así que encaramos en Metro hacia la Estación Oriente. Tomamos el metro cerca de Gulbenkian, en la estación Sao Sebastiao hasta Oriente. Usamos la misma tarjeta Viva Viagem que cargamos con un viaje de metro por poco más de 1 euro.

La estación Oriente es desorganizada y caótica, nada está indicado y es un quilombo adivinar cuál será el andén de salida. Todos los autobuses paran en el exterior, en carriles con paradas sin nombres ni indicaciones. La terminal es metálica, fría, ruidosa y fea. Dimos algunas vueltas tratando de buscar información para nuestra parada, finalmente seguimos a un Flixbus que justo llegaba de otro viaje y con su chofer logramos enterarnos de que todos los Flixbus paraban en ese mismo lugar. Hubo confusión entre la gente que viajaba todo el tiempo. No está claro de dónde sale el bus ni cuál es el que hay que tomar. Apenas hay unos calcos adhesivos verdes de 1 por 5 cm pegadas en lo alto del poste de parada del bus que dicen Flixbus. Para nosotros que hablamos castellano, entendemos portugués y somos viajados, fue más fácil pero para los extranjeros de otros lugares o gente con poca experiencia viajera, se los notaba perdidos, inseguros.

Finalmente viajamos bien. Acabó esta semanita en el país Luso que nos sorprendió positivamente en muchos aspectos, sus ciudades llenas de encanto, color, música, su pueblo solícito y agradable, sus vinos suaves y sabrosos, su universidad antigua, sus castillos suntuosos y vegetación exótica y exuberante, su costa de roca, recovecos y agua helada, contrastando con toda la calidez antes mencionada.

Cascais y Estoril (día 6)

Cascais es un pueblo con mar. Son las playas recomendadas cercanas a Lisboa. Para llegar hasta allí, desde Lisboa se puede tomar el tren Linha Cascais desde la estación de Cais Sodré. Se puede usar la misma tarjeta Viva Viagem que se usa para ir a Sintra, sólo hay que cargar, en las máquinas de la estación, los boletos de ida y vuelta; cuestan 4.50. La máquina da vuelto. El viaje dura menos de una hora.

Cascais está resguarda por un fuerte bien conservado, es un antiguo puerto de pescadores, y fue guarida veraniega de los reyes hasta el siglo pasado. Por estas razones ofrece al visitante varios puntos a visitar, el faro que daba señal a los botes a su entrada o salida del río Tajo, y los palacios y quintas donde pasaban algunos meses los nobles. También se pueden hacer agradables paseos. Uno de ellos hasta la Boca do Inferno, una entrada rebelde de agua por piedras erosionadas durante milenios. Es una vista fabulosa y vertiginosa desde los bordes del acantilado actualmente asegurados por vallas que protegen a los visitantes. Entre el agua, la roca erosionada, desflecada por las incansables mareas. Se puede caminar hasta este punto de Boca do Inferno desde el centro de Cascais siguiendo la costa por un malecón que bordea las onda costanera. Las playas están en sentido contrario así que si queremos disfrutar de un baño de mar tranquilo -y muy fresco- y retozar un poco en la arena, debemos volver sobre nuestros pasos y luego elegir entre alguna de las bahías. Son playas de arena, pequeñas. El mar es muy calmo, transparente, y al menos en esta oportunidad en que visitamos Cascais, helado.

Desde Cascais caminamos siguiendo las playas hasta Estoril, tres kilómetros y medio; es la estación de tren siguiente yendo hacia Lisboa. Estoril es moderno y turístico, sin embargo allí existen pueblos históricos y cuatro antiguas grutas artificiales que se utilizaban como necrópolis en el periodo neolítico hace más de 5.000 años. Actualmente Estoril es una ciudad elegante, ordenada, de excelsos jardines. Ni bien llegamos se destaca el Casino que cobró fama al ser escenario de una película de James Bond de los años 70 «Al servicio secreto de Su Majestad». La ciudad lleva largo tiempo asociada a los ricos y famosos de Europa, muchos de los cuales se ven atraídos por el glamour de imponente casino donde se presentan fastuosos espectáculos. Durante la II Guerra Mundial, el casino fue un refugio para los espías que llevaban a cabo negociaciones secretas y vigilancia encubierta, actividades que fueron la inspiración del primer libro de Ian Fleming, Casino Royale.

Sintra (día 5)

Para llegar a Sintra desde Lisboa se puede tomar el tren, la linha de Sintra, que parte desde la estación de Rossio. Son 27 km y el tren demora unos 45 minutos. Compramos la tarjeta Viva Viagem en al que se puede cargar dinero según las necesidades. La tarjeta la compramos en ventanilla, en la misma estación, y cuesta 50 centavos. El viaje ida y vuelta  Sintra cuesta unos 4 euros.

Desde Sintra hay unos autobuses de una compañía llamada Scottbus, que hacen recorridos por cercanías pero es un bus caro. Cuesta unos 10 euros para hacer un recorrido por lugares cercanos. La entrada a todos los palacios, jardines, castillos, también cuesta alrededor de 10 euros, algunos como el de Pena, más, casi 20 euros si se quiere visitar el interior y los jardines.

Nosotros pasamos por todos los castillos y palacios pero sin pagar, o sea sin entrar, pero como Sintra es una sierra, es muy fácil, además de hermoso, caminar de un edificio a otro por un bosque exuberante lleno de matas de flores exóticas. Desde cada ladera o colina se pueden apreciar los frentes, muros, y torres de palacios y castillos.

Caminar por Sintra y su Parque Protegido es una hermosura! Hay cientos de senderos por bosques de robles-cerquiños, de álamos o acacias, el verde lo cubre todo. Lord Byron aseguró que Sintra era el lugar más bello del mundo. Da gusto visitarlo, y es aconsejable ir con tiempo ya que, así como en cada esquina de las ciudades portuguesas se abre un abanico de rincones por descubrir, en cada recodo del bosque de la sierra de Sintra, en cada crurva en la ladera, se divisan las torres de un nuevo palacio o castillo.

Los más tradicionales son el Castillo dos Mouros construido en el siglo VIII Y IX por los árabes. Este castillo está  en lo más alto de la sierra rodeado de murallas. En otra de las cumbres está el Palacio da Pena, construido en el siglo XIX por Fernando de Sajonia-Coburgo, rey consorte de Maria II. Es muy llamativo, colorido, desde afuera, rojo y amarillo, de estilo ecléctico. Dentro de este palacio hay vestigios del Convento de los Jerónimos sobre el que fue edificado.

Uno de los palacios que más nos llamó la atención por sus torres llenas de molduras, arabescos, decoración, y torres erigidas como agujas enigmáticas, fue la Quinta da Regadeira. Esta quinta y palacio conocida también con el nombre de Palacio de Monteiro dos milhoes es patrimonio de la Unesco y fue diseñado por su propietarios con ayuda del arquitecto italiano Luigi Manini. En medio de un bosque el edificio esconde significados relacionados con la alquimia, la masoneria, los templarios y la rosacruz. La quinta está modelada por construcciones que evocan la arquitectura románica, gótica, renacentista y manuelina.

Caminamos hasta allí, pasando por otra residencia morisca, ahora abandonada y cerrada, y luego de la Quinta da Regadeira fuimos hasta el Palacio Sete Cais que actualmente es un hotel.

Sintra fue el lugar de residencia veraniega de los reyes de Portugal desde hace más 600 años, y por eso en el centro de la ciudad, entre un laberinto de calles empedradas también se alza el Palacio Real.

Lisboa (día 4)

Si antes pensé que Porto era inagotable tan repleta de rincones a descubrir, no menos puedo decir de Lisboa! Lisboa sorprende en cada esquina. No sólo callejas de adoquín y frentes con azulejos sino que cuadra a cuadra se despliegan ante nuestros ojos monumentos de todos los tiempos y estilos. El estilo decimonónico, el art nouveau, los murallones del medioevo, el arco de medio punto, la influencia mudejar en ojivas y recortes de columnas o ventanas. Color, monumento, parques, plazas enormes y gente amable. Muchas antigüedades, mucha literatura viva.

Nos dejamos llevar sin mucha exigencia de un plan determinado. Es difícil, caminando por Lisboa, intentar unir un punto a otro premeditadamente porque seguro que en medio se nos cruzará algo que llamará nuestra atención y luego otra cosa, y entonces perderemos el hilo de cualquier itinerario planeado.

Hay desnivel, calles que suben y bajan de las colinas sobre las que se explaya la ciudad capital. En algunas de ellas como la Calçada da Gloria, existe el funicular, en otras podemos encontrar escalera mecánica, vías de carris (tranvías), escaleras de piedra, o empedrado, y elevadores, como el de Santa Justa, al que se accede por un puente rodeado de alambre tejido en el que se atan cientos de candados y cintas, promesas de enamorados.

Se puede recorrer en carris, los tranvías, en tuktuks que ofrecen paseos para turistas continuamente, en otros carritos y trencitos. Al igual que Porto, Lisboa es una ciudad muy visitada por turistas de todas partes. Este día seguimos recorriendo a pie, para mí, dentro de una ciudad, es la mejor manera de no perderse nada.

Pasamos por la tradicional cafetería La Brasileira, reducto de poetas y escritores de todos los tiempos, antes y ahora, por las calzadas donde uno tras otro se yerguen edificios de bibliotecas, ventas de antigüedades, casas de modas vintage. Hay artistas callejeros, pintores, ferias, artesanos. Abunda el color entre las mayólicas y las ventanas con ropa tendida. La gente es amable, sonríe, es solícita para indicar, aun cuando uno no pregunta, y los precios son accesibles.

Descansamos en la Plaza de la Alegría, un reducto de paz a la sombra de una enorme conífera achaparrada, caminamos por Rossio, pasamos por el Teatro Dona Maria, subimos al Castillo de San Jorge, a la Sé Catedral, y bajamos por Alfama, el barrio del tradicional fado hacia la Plaza de Comercio junto al mar. Esta última, fue reconstruida después del terremoto de 1755, los edificios que la rodean son de estilo neoclásico, es una plaza enorme, muchos aún la denominan Terreiro do Paço porque se encuentra sobre los terrenos que ocupaba el antiguo palacio real.

El Castillo de San Jorge se eleva sobre la colina primigenia de Olisipo, los cimientos son visigodos del siglo V, luego fue remodelado por los árabes en el IX y resontruido por Alfonso desde 1147 hasta el siglo XI. Desde estas alturas las vistas del Mar de Paja y el estuario del río Tajo, son preciosas.

La Catedral de Lisboa, Sé, tal como la de Oporto es de austeros muros románicos con aspecto de fortaleza y macizas torres gemelas.

 

Coimbra (día 3)

La ciudad de Coimbra es la ciudad universitaria por excelencia de Portugal. Aquí se encuentra una de las universidades más antiguas de Europa, fundada en 1290. Está sobre una colina y se accede a ella por diversos callejones de empedrado jalonados de frentes de todas las épocas y unas cuantas iglesias.

La ciudad de Coimbra fue la capital del reino de Portugal y por eso sus edificios tales como la Catedral son de gran porte y similar ostentación que los que encontraremos en Lisboa o Porto.

Coimbra está a 118 km de Oporto, y se puede llegar a ella en tren o en bus. Los buses Rede Expresso salen desde la Rodoviaria 24 de agosto, tardan una hora y diez miutos y cuestan 11.90 euros. Los trenes salen desde Santa Polonia y el Intercidade cuesta 13.60.

Luego desde Coimbra tenemos buses a Lisboa cada hora por 14 euros, y trenes por cerca de 20 euros.

Caminamos desde la Rodoviaria de Coimbra hasta el centro siguiendo la Avenida Magalhaes, frente a la rodoviaria. En un momento veremos el río Mondego, y hacia la dirección contraria la entrada a los callejones por los que accederemos a la legendaria ciudad universitaria.

Oporto (día 2)

Intensa caminata por las inagotables calles y puentes de Porto.

Salimos desde nuestro departamento en la Rua da Alegria y a pocos metros pasamos por el Teatro Helena Sá e Costa. Luego tomamos la Rua Santa Catarina, pasamos la Capela das Almas y cerca del Mecado do Bolhao nos compramos unos panes artesanales, tradicionales, riquísimos! de milhojas y con sabroso relleno de frutas, dulces, y cubiertos con escamas de almendras, delicias! y buen precio! A pocos metros, por esta calle peatonal, de frentes azulejados que obligan a detenerse a admirar a cada paso, hicimos un nuevo stop, en el famoso café Majestic, hermosa arquitectura, estilo art nouveau, vitrales y ornamentación. Subimos por la parte alta de la Fortaleza al Puente Luiz I y cruzamos a Vila Nova de Gaia donde se encuentran las antiguas y renombradas bodegas de Oporto. Caminamos por el malecón e hicimos nuestro pic-nic de mediodía con una vista privilegiada del Douro y las casitas de la otra margen más los continuos barcos haciendo sus paseos. Volvimos a cruzar por el Puente Luiz I, pero esta vez por la parte baja. Este puente es Patrimonio de la Humanidad y fue diseñado por un discípulo de Eiffel, construido en 1886.

Caminamos un buen rato más por Porto, fuimos a la Catedral, a la Igreja Santo Idelfonso, a San Francisco, entramos en la Santa Clara de increíbles retablos y plafonds barrocos dorados. Pasamos otra vez por San Bento, por el Mercado Ferreira Borges y por el Museu Igreja da Misericordia. Volvimos a la Torre dos Clerigos y cruzando un parque cerca de ella pasamos por la librería Lello & Irmao donde había una multitud esperando en la cola para entrar. Luego caminamos tranquilamente a casa.

Seguramente hemos visto y puede verse más de lo comentado en estos posts. Porto parece ser una ciudad repleta de rincones a descubrir, da para mucho y da gusto andar y perderse en sus callecitas, con sus frentes de mayólicas de todos los tiempos, viejos y tal como fueron hacen siglos, o renovados. Además, la gente, es amable, y en estos dos días, varias personas se han acercado a hablar con nosotros y hacernos comentarios aún cuando no les hemos preguntado nada. Se ve que les da gusto, quieren platicar.

Oporto (día 1)

Llegamos a Oporto o Porto, directo desde Bilbao en el Flixbus. Hay pasajes desde 10 euros si se saca con bastante antelación. El nuestro lo conseguimos a 14.99. El Flixbus sale de San Mamés, a medianoche, y es un autobús cómodo aunque no demasiado espacioso, pero los asientos son confortables, tiene wi-fi libre y que funciona bien, baño, enchufe y los conductores son amables. Se compra por internet y basta tener el código QR para subirse. Viajamos durante la noche, en la mañana, temprano, amanecimos en el Garagem Atlantico de Porto.

Desde el Garagem Atlantico iniciamos nuestro paseo. Caminamos por Praça da Batalha y Avenida da Libertade, enseguida nos atrae la mirada los frentes azulejados, típicos de Portugal. Mayólicas con distintos motivos de arabescos, flores, pájaros, barcos. A nuestro paso se interpone, omnipresente, la Torre dos Clérigos desafiando la gravedad. Construida en 1745 sobre una de las colinas más altas del centro. Es de estilo barroco y tiene 76 metros de altura que se pueden subir por 225 escalones; frente a ella la rua das Carmelitas donde se encuentra la famosa librería Lello & irmao, con su fachada inspirada en arcos ojivales y una llamativa ornamentación interior que incluye un puente. Pasamos por la catedral, Sé, románica y austera, se impone más como una fortificación que como un claustro de espiritualidad, sólo la ornamentación de una roseta, le da un aire de iluminación. Descansamos un poco con un mate mañanero en el Parque Cordoaria. Muy cerca de allí vimos la estación de Sao Bento, con escenas históricas pintadas en azulejos y construida sobre un antiguo convento. Seguimos caminando hacia la Praça Mouzinho de Albuquerque en la que destaca una torre alta en cuya cúspide un león atrapa a un águila, por una de sus diagonales llegamos a Casa da Musica y a pocos metros al Concierge Porto que es una especia de inmobiliaria turística a la que habíamos accedido por internet (booking, airbnb) para alquilar un apartamento por 15 euros por días por persona. En la oficina del Concierge Porto pudimos ir al baño, cargar agua, dejar nuestra mochilas. El personal fue muy amable y solícito a informar de todo lo necesario.

Seguimos paseando sin las mochilas, pasamos por el Jardín Botánico y luego bajamos al Douro, el río, cerca de su salida al mar. Muy buenas vistas de ambas márgenes. Caminamos por la costa del río, en dirección al centro, subiendo por la Alfandenga amurallada e hicimos nuestros pic-nic de almuerzo.

Por la tarde recogimos las mochilas y las llaves del departamento. Se encuentra en la Rua de Alegria, en el barrio Bonfin. Se puede manejar en Metro pero caminamos para conocer mejor la ciudad. Es una linda ciudad y hay bastante para ver por todos lados.

El departamento está bien, limpio y cómodo con una habitación con cama de dos plazas y un sofá cama extra y una sala comedor con otro sofá cama de dos plazas. Hay cocina equipada con todo, baño igual equipado, sábanas, toallas, artículos de limpieza y nos dejan de regalo una botella de vino local de regalo. En el barrio hay varios supermercados con excelentes precios para abastecer el refrigerador y aprovechar el menage de cocina.

 

 

Islas Griegas bajo presupuesto

 

Cada isla griega tiene su propia idiosincrasia. Si bien guardamos en la memoria o el deseo la idílica imagen de mar y laderas con casas de paredes blancas y ventanas azules, cuando recorremos las islas griegas, si lo hacemos desentrañando su verdadera esencia, descubriremos que todas son diferentes, que las ventanas de Mykonos conjugan verde y bordeau, que los frentes de Naxos tienen más piedra que los de Paros, también los de Syros, que en Tinos las ventanas suelen ser celestes o lilas, y que no todas las islas se embalsaman en los tonos pastel porque en Samos, cuna de Pitágoras, y también de Hera esposa de Zeus, suelen refulgir los marcos marcos naranjas, amarillos, contorneando un mar más verde que el de Lesvos.

Se puede viajar libremente por las islas griegas con bajo presupuesto a través de una gigantesca red de ferries que surcan los archipiélagos día a día deteniéndose en puertos que quizás no habíamos planificado, que no sabíamos que existían pero donde el barco hace una escala y tal vez, algo, nos convoca. Seguir el impulso.

Es difícil planificar un itinerario rígido si uno quiere aprovechar el tiempo y el dinero, salvo que veamos con antelación los horarios de ferries. Se pueden consultar en páginas como blue ferries, go ferry… ver allí los schedules, aunque no siempre son exactos y según las temporadas hay más o menos frecuencia de embarcaciones saliendo de un lugar a otro.

La primera vez que recorrí islas griegas lo hice saliendo desde Turquía. Había estado trabajando en una terraza de hotel en Kusadasi desde donde cada atardecer deliraba qué islas, qué costas, qué pueblos, me esperarían navegando a través de esas aguas del Egeo. A menos de dos horas de Kusadasi, Turquía, está la isla de Samos. El ferry que hace el trayecto es un poco más caro porque se trata de un enlace internacional, pero nada del otro mundo, un viaje factible, debe rondar los 40 euros y es, si mal no recuerdo, el más caro que he hecho, los demás, entre isla e isla, irán de a 15 a 25 o 30 euros si nos desplazamos a otro archipiélago un poco más lejos.

En Samos hay muchas posibilidades, muchas cosas por hacer y para ver: el sitio mismo donde nació Pitágoras, la columna del templo de Hera en el Ireon que supo ser más grande que el mismísimo Partenón. Es una isla amplia con vestigios de un pasado intenso. El mismo panorama vamos a ir encontrando en las demás islas a las que vayamos; por ejemplo, Syros, si acampamos en Galissas, luego tenemos que visitar la ciudad principal, Ermoupolis, llamada así en honor a Hermes y también ir a caminar por empinado pueblo de Ano Syros, desde el Vrodado. En Naxos, además de la ciudad principal, podemos hacer trekking ya que posee una red de senderos. Naxos es la isla donde Teseo dejó a Ariadna después de que Ariadna le diera el hilo largo largo para guiarlo en la salida del laberinto. En Naxos, Ariadna hizo buenas migas con Dionisos. Dicen que no hay mejor vino que el vino de Naxos para un corazón destrozado. En Paros, la ciudad principal es Parikia, el camping está en la playa Kolymbithres pero hay un pueblito llamado Naoussa y otro llamado Levkes, bellísimos los dos, y a los que se puede llegar en el bus local. También iremos a Anthiparos, la antítesis de Paros, pequeña y tranquila, sin movimiento de turistas, separada de Paros por un estrecho de mar. El colectivo nos lleva hasta un lugar que se llama Punta y de ahí, un barquito. Y otro día, otro ferry, hasta la legendaria Santorini, la isla del jet-set al alcance de nuestro bolsillo. Hay un camping de lujo que cuesta 9 euros y buses para recorrer toda la isla. Es alucinante la llegada en barco a Santorini, desembarcamos en una garganta gigante y negra de escoria volcánica. Santorini es lo que queda de una isla que fue mucho más grande varios milenios antes de Cristo, destruida por una catastrófica erupción durante la cual, al parecer según coincidencias con los textos de Platón, desapareció la Atlántida.

Todas las islas tienen varios puertos y pueblos consecuentes donde podemos elegir quedarnos. Hice el viaje con una tienda de campaña y en la mayoría de las islas hay campings accesibles de unos 5 euros, y que tienen de todo en sus instalaciones. Ubicados siempre cerca de las playas, accesibles a los pueblos y sus callecitas, con piscina de natación, taquillas, internet, buenas duchas, y algunos también con almacén, restaurante, o salón comedor para cocinar. No falta nada.

Para llegar a los campings desde los puertos, suele haber allí, apenas desembarcamos, personas con carteles invitando a alojarnos en su camping. Ellos van a esperar las llegadas de los barcos con su cartelito y luego te montan con mochila y todo en una furgoneta y te llevan al camping. Servicio de taxi gratuito. Son siempre muy amables y los campings están todos bien, así que arriesgarse con confianza. Se puede hacer una pesquisa previa por internet pero de no ser esto posible, igual, correr el riesgo sin problemas, que fluya, fluirá bien seguramente.

Una vez acampados podemos recorrer las islas en los transportes colectivos, los buses que salen desde terminales rudimentarias, paradas frente a un bar o en una sencilla explanada. El transporte colectivo de las islas no es muy frecuente, no hay muchos buses durante todo el día hacia todos los pueblos, pero se puede averiguar y planificar. Son buses sencillos, urbanos, muy baratos. También en todas las islas alquilan ciclomotores y bicicletas.

No se puede mantener un recorrido rígido pensado de antemano porque estaremos un poco a merced de las salidas programadas de ferries. Por ejemplo, la primera vez, yo quería ir a Naxos, Paros, y seguir el periplo desde Mykonos hacia Delos, sin embargo, el ferry que por sus días de salida me convenía para aprovechar mejor mi tiempo, salía a Syros, así que barajé otra secuencia de combinaciones e hice de Samos a Syros, luego Tinos, desde Tinos fui y volví en el día para visitar Delos, y luego Naxos, Paros y Antiparos y Santorini.

En otra oportunidad me tocó ir a Lesvos, también desde Samos y por una cuestión de “schedule” y de aprovechar mis días de viaje.

Antes de viajar a las islas griegas está bueno mirar un poco el mapa de los mares. Son infinitas. Es importante tener una idea de los archipiélagos, de su ubicación aproximada de sus características principales, de qué pasó por allí en una eternidad de historia como la que posee la cultura griega, qué ver por allí además de disfrutar de sus playas paradisíacas y de su cultura cálida y acogedora.

Video con imágenes de las islas

Y como no puede ser de otra manera, desde mi experiencia, recomiendo aprender algo de griego, mínimamente necesario poder leer en alfabeto griego. Se puede aprender y aquellos que lo deseen antes de viajar, pueden contactarme y puedo darle algunas clases breves pero muy útiles a través de internet, verán que al fin y al cabo, todos hablamos sin saber, más griego del que creíamos.

También los que hayan leído hasta aquí, pueden consultarme las dudas que tengan y en las que yo pueda servir de guía, sin problemas. Amo viajar por Grecia y las Islas Griegas, siempre anhelo y estoy dispuesta a regresar.

No se queden con las ganas. Sólo hay que llegar a un punto cercano, puede ser desde Turquía, ya que son muchísimas las ciudades turcas del Mediterráneo o el Egeo, que conectan con Islas Griegas, puede ser desde Atenas, desde el Puerto de Piraeus, todos los días hay varios ferries a todas partes, puede ser desde Thessaloniki, y hay más posibilidades.

No se queden con las ganas, reitero, de vivir la experiencia de conocer y disfrutar a full Grecia y las Islas, todos deberíamos hacerlo, vale mucha la pena, y se puede.

 

 

Buelta bat! Una vuelta por el País Vasco

El País y el Pueblo Vasco se destacan por muchas cosas que lo convierten en un País y un Pueblo digno de ser visitado. No sólo por sus paisajes tan rocosos como eternamente  verdes, un contraste y una armonía que superan la curiosidad de cualquier viajero, sino por su historia, cuyos orígenes se remontan a un pasado tan antiguo que la mayoría de los estudiosos se rinden ante la evidencia de que, ir más allá en el tiempo, resulta imposible; lo mismo ocurre con su idioma, raro, diferente a todo, con extrañas similitudes a las lenguas caucásicas. Un pueblo de montaraces y marinos, entre la montaña con sus laderas bucólicas de caseríos de piedra y ovejas, y el mar con los pescadores y las traineras. Hay misterios en este pueblo y en esta tierra y, a pesar de haber vivido aquí dos años ya, siento que me falta tanto por descubrir!

Esta vuelta los invito a eso, a una vuelta. Una vuelta para que aprovechen los que llegan con poco tiempo, los que pasan de paso, porque ya que andaban por Francia o España… En esta vuelta que pueden darse en una semana o diez días, propongo cinco excursiones con las que pueden armar un itinerario variado para que, no sólo se lleven un poco de esta tierra tan generosa y buena como auténtica, sino para que no puedan resistir el deseo de volver. Vamos entonces a un paseo adictivo y subliminal por Euskal Herria, ongi etorri, bienvenidos!

Arrancamos desde Bilbao. A Bilbao se puede llegar en avión, el aeropuerto es pequeño pero muy cómodo. Está a unos 10 kilómetros de la ciudad. Hay autobuses de la empresa Bizkaibus, que, desde las 5.15 hasta las 22 hs. cada 15 minutos hacen el trayecto entre el aeropuerto y el centro de la ciudad. El precio del bus varía dependiendo si ya se tiene la tarjeta barik o no, entre 1.45 a 3 euros. La tarjeta barik es una tarjeta plástica, de transporte, que puede adquirirse en las estaciones de metro o en los estancos de Tabacos. La barik sirve para viajar en el Euskotren por todo el País Vasco,  para los buses y metros de Bizkaia, para el transbordador del Puente de Bizkaia, para el funicular de Artxanda, para el tranvía y para Renfe local. Es recomendable ya que, con la barik, los boletos cuestan la mitad, y la barik sólo cuesta 3 euros y pueden utilizarla, a una misma tarjeta, 10 personas!

Hacemos base en Bilbao porque yo vivo aquí y es un buen punto para iniciar los siguientes recorridos, para mí, Bilbao, o Bilbo, es el corazón del País Vasco. La ciudad es linda en sí, y sus alrededores también. Da para mucho, para lo urbano y para lo natural. Si uno se hospeda en Bilbo, es fácil trasladarse en metro o tren o bus para aquí o para allá, no es una ciudad que apabulle, sino que es más bien tranquila, y está repleta de parques y bancas y malecones para caminar por ambas márgenes de la ría, el Nervión, y senderos balizados para, en menos de media hora, desaparecer de la ciudad y estar en el monte. En el País Vasco, cuando hablan en castellano, le dicen «el monte» a «la montaña», en euskera, «mendia».

Hay bastante para recorrer en la ciudad de Bilbao y sus alrededores. La Oficina de Turismo está a pocas cuadras de donde termina el Bizkaibus que nos deja del aeropuerto en Playa Moyua. Allí en Turismo Bulegoa, nos podemos hacer con un mapa de la ciudad y folletería e información de lo que hay y está pasando durante nuestra visita. Bilbo es cultural, hay museos, teatros, centros culturales, eventos, fiestas populares.

En esta vuelta que apenas empieza, recomiendo dedicar dos o tres días a Bilbao. Podríamos considerar el primer día, enseguida de nuestra llegada, y otro, y también los ratos libres entre que vamos y volvemos de las visitas a otros pueblos o regiones.

  • Excursión 1 – 2 a 3 días

-Zumaia o Deba-yacimiento geológico del flysch

-Donostia

-Irún-Hendaye (noche)

-Donibane Lohizune (San Jean de Luz)

-Sare-Zugarramurdi-Ainhoa-Urdax (Pottoka bidea-ruta de las potokas)

-Elizondo-Iruñea (Pamplona)

Antes de arrancar de Bilbao tenemos que decidir si haremos el circuito a pie o en bicicleta. Ambas opciones son posibles. Con mochila o con alforjas y bici, tomamos el Euskotren, utilizando la barik, en dirección Donostia. Este tren se puede tomar en la estación Zazpikaleak-Casco Viejo, como lo indica su nombre, en pleno Casco Viejo de Bilbao. Pueden consultarse previamente lo horarios en https://www.euskotren.eus/en normalmente hay cada hora, pasando por Zazpikaleak-Casco Viejo a las y ’58. El tren es más lento que un Bizkaibus, pero es agradable y cómodo y podemos llevar la bicicleta sin problemas. En poco más de hora  media -hora y 45-  estaremos llegando a Deba.

Podemos bajar en Deba para visitar esta ciudad, estación del Camino de Santiago, y ver el flysch partiendo desde aquí. Desde Deba, además de la excursión propuesta, se podría optar por otros caminos, distintos, hacer otras cosas. Por ejemplo, seguir las marcas del Camino de Santiago hasta Markina Xemein, o en dirección opuesta hacia Zumaia, desviándonos de Santiago para acercarnos de cabeza al acantilado del flysch. Pero si camináramos de Deba a Zumaia para ver el flysch nos demandaría casi toda la jornada, así que en esta vuelta, el consejo de quien escribe es seguir hasta Zumaia que está a los pies de dicho acantilado. Si vamos en bici y decidimos bajar en Deba, tomaríamos la carretera que viene de Mutriku, y, por esta carretera, seguir a Zumaia, y pasar de largo directo a Donostia. O regresar en reversa hacia Ondarroa y Lekeitio.

En nuestro caso nos conformamos con ver Deba desde la ventanilla del Euskotren, seguimos hasta dos paradas más, a Zumaia. Otra opción sería bajarnos, pasear una hora por Deba, y tomar el siguiente tren.

Desde la estación de Zumaia buscamos la dirección a la ermita de San Telmo. Pasaremos por la Oficina de Turismo donde podemos pedir más información si hace falta. Cruzaremos algunas calles típicas del pueblo, en subida, dejaremos la gran iglesia de Zumaia atrás. Hay señalización hasta la ermita y, después, hay varios senderos que bordean el flysch e incluso hay sogas para descender por el acantilado hasta el costillar de la tierra. Importante antes de salir revisar horarios de marea. Es imprescindible para disfrutar el flysch, calcular el tiempo de viaje y estar allí durante la marea baja, sino las olas del mar serán telón de cierre del espectáculo geológico.

Un flysch es una formación geológica de capas alternadas de sedimento de distintos tipos de roca. Este flysch que visitamos es el más relevante del planeta, al verlos estaremos mirando una fotografía de la historia de la corteza terrestre, nos remontaremos al cretácico superior, hace cien millones de años, o al periodo terciario, sesenta y cinco millones de años. Son miles y miles de hojas de rocas de distinto tipo y dureza de sedimentación. Un gráfico tridimensional, tangible, y en vivo y en directo del implacable tiempo.

Volvemos a la estación de Zumaia, entre venida e ida podemos aprovechar y echar un vistazo a este simpático pueblo. Tomamos el tren y seguimos a Donostia, es poco más de media hora más.

Si viajamos en bici podemos hacer el trayecto pedaleando, aunque creo que es mejor guardar energías para después.

En Donostia, desde la estación Amara de Euskotren, podemos caminar en dirección a la costa, perdernos en zigzag por las callejas del Casco Antiguo y por supuesto bordear la emblemática playa de la Concha, o si hace calor darnos un chapuzón en esta playa privilegiada. Hay una costanera por la que da gusto caminar, amplia y luminosa, y luego tenemos la ría por cuyas márgenes también da gusto caminar. Donostia es señorial, las casas son antiguas mansiones de balcones con mucho peso ornamental.

Junto a un tradicional puente de columnas anchas esculpidas, sobre la estación de autobuses que está en un subsuelo, y frente a la de tren Renfe, está la Oficina de Turismo por cualquier necesidad.

En Donostia hay bidegorri, llámase así a las ciclovías o bicisendas. En la Oficina de Turismo están los mapas. Aún no se terminan algunos tramos y es un poco confuso, pero en bicicleta y en buena parte por bidegorri, se puede salir de Donostia hacia Hondarribia. Cuando hicimos este tramo en bicicleta tuvimos que agarrar parte de carretera, es muy transitada y hay que ir con cuidado. Si vamos de a pie, después de darle una merecida vuelta a esta ciudad de alcurnia, nos podemos tomar un autobús a pocos metros de la oficina de turismo, es el autobús que va al aeropuerto de Donostia y este nos dejará en Hondarribia. Para este bus ya no nos vale la barik, pero sí nos seguirá valiendo si tomamos Euskotren.

Al llegar a Hondarribia, el autobús tiene varias paradas sobre la carretera principal, la segunda es una buena opción. Podemos acceder a esta ciudad con encanto por escaleras o por un ascensor que veremos frente a nosotros.

Hondarribia es la ciudad pintoresca por excelencia. Es preciosa, tiene esa plaza con las casas pintadas de colores infantiles, verdes, rojas y celestes azules y amarillas, con sus balcones blancos y sus bares de historieta. Tiene una parte medieval de las mejores conservadas en toda la península ibérica. Da gusto. Hondarribia es un buen lugar para pasar un rato, tomar unos mates, sentarse en un portal o en un bar en el medio de la plaza, o ir hacia la costa, enfrente se ve Hendaye. Hay un par de barquitos que cruzan todo el tiempo la bahía, salvo que haya temporal. De no funcionar los barquitos se puede tomar el bus a Irún y luego quedarnos a dormir en Irún que suele ser más barato, o ir a Hendaye con el Topo, de Euskotren, y también con la barik.

En el barquito y en el Topo, podemos subir las bicicletas.

A esta altura del recorrido de esta primera propuesta de excursión, ya va siendo hora de buscar donde hacer noche. Podemos probar en Hendaya. Allí hay varios campings y hospedajes. La mayoría de los campings sólo funcionan en veranos. Frente a la estación de Hendaya hay un par de hoteles. Un poco más arriba, hacia el centro de la ciudad, hay otro. El centro de la ciudad  esta a 5 minutos andando de la estación. La costa y el viejo casino, y la zona turística, está un poco más adentro, a unos 3 o 4 kilómetros.

Para hacer noche, cuando hicimos esta excursión de a pie, con tren y bus, encontramos «Alquilo habitación Hendaye».  Así la pueden encontrar en booking.com. La dirección de la casa es: 1, Rue du Général Michel Fourquet. Una maravilla. Montse, una mujer española, muy buena onda, nos fue a buscar a la estación y nos llevó a su cálida y confortable casa en un barrio muy tranquilo de Hendaya. Cerca de su casa teníamos la parada del Hegobus para seguir al día siguiente hacia Donibane Lohizune.

En Hendaye también hay bidegorri y en la Oficina de Turismo que se encuentra frente a la Gran Playa, tienen los mapas. El bidegorri de Hendaye es excelente y siguiendo su curso podemos llegar a Urrugne donde hay un camping que funciona todo el año o seguir por Ascain hacia Sare, pasando por la entrada del Petit Train de La Rhune y el Collado de Saint Ignace. La ruta tiene el desnivel normal de una ruta por el Pirineo, pero se puede hacer tranquilamente y el paisaje es fenomenal.

Cuando hicimos este recorrido en bicicleta, luego de pasar el Collado de Saint Ignace y la entrada a Sare, nos dirigimos a un camping, hay varios de ellos. Las instalaciones son muy completas, y el servicio y la cordialidad también. En los camping proveen de la información necesaria para recorrer ya sea a pie por los senderos o en bici por los caminos, el trek de las pottokas, pottoka bidea. El sendero está balizado con el logo de una pottoka color azul.

Una pottoka es un equino bajo y rechoncho típico de la región, Habitan aquí, sin cambios, salvajes y en libertad, desde el paleolítico.

El sendero de las pottokas o pottoka bidea transcurre por los pueblos de Sare, Zugarramurdi, Ainhoa, Urdax. Son pueblos envueltos en un halo de misterio. Pueblos con historias secretas de brujas, akelarres, hechizos, personajes actuales de leyendas que antaño cohabitaron los hogares o grutas con humanos y animales. En los huecos de las montañas, en lo umbrío de los bosques, en el susurro del viento y el arrullo del agua se siente latir la existencia de seres mágicos y únicos, tan exclusivos de lo vasco como de ninguna otra cultura terrena.

Es buena idea iniciar el sendero en Sare. Para llegar a Sare si vamos en bici, como ya se menciona antes por el bidegorri de Hendaye, Urrugne, Ascain, Collado de Saint Ignace, Sare. Si hubiéramos ido sin bici, a pie, y quisiéramos dormir en Hendaye, entonces tomaríamos el Hegobus número 5 hacia Donibane Lohizune, Saint Jean de Luz y desde allí el Hegobus que sale a Sare. Aquí pueden verse las líneas y servicios de Hegobus  https://hegobus.fr/fr/

Hacerlo todo en un solo día a pie es un reto agitado. En bicicleta se puede hacer, aunque no por los senderos del bosque sino por las pequeñas carreteras que circundan el lugar y que no so muy transitadas. Por los senderos de trek suelen encontrarse refugios abiertos, libres, o lugares ideales para acampar donde podría pasarse la noche, hay arroyos y fuentes de agua. También se puede hacer un día. El kilometraje es el siguiente:

Sare-Zugarramurdi: 13

Zugarramurdi-Urdax: 5

Urdax-Ainhoa: 6.5

Ainhoa-Sare: 10.5

Total: 35 km aproximadamente con alguna diferencia si vamos por el sendero o por los caminos vecinales. Es muy hermoso y se puede hacer noche en alguno de los pueblos, acampar, o terminar en Ainhoa sin cerrar el círculo pero visitando todos lo poblados que son imperdibles y, si terminamos en Ainhoa suman en total 25 km y es perfectamente asequible.

Una vez cumplido y disfrutado el Pottoka bidea que nos sumergirá de cuajo en la esencia del pueblo vasco, al punto tal que encuéntrese uno del lado políticamente francés o español, nunca se sentirá en otro país que no sea el Vasco, se respira, se escucha, e incluso me ha pasado -y hay testigos- de que, al dirigirme a pobladores en francés en lo que suponía era Aquitania, me han dicho con gestos y noes y señales que sólo hablaban vasco. Me sorprendió y al mismo tiempo me resultó genial!

Desde aquí, podemos optar por regresar a Donibane Lohizune desde donde con seguridad podemos tomar el tren a Hendaye y desde Hendaye con el Topo y el Euskotren, regresar a nuestra ciudad de base, el corazón Bilbao. Podemos hacer esto en bici ya que podemos subir la bici al tren. Sare-Donibane Lohizune, en bici, se puede hacer en sólo un par de horas o menos aún. Otra opción y es la que adoptamos cuando lo hicimos a pie, fue hacer dedo hacia Elizondo.

Elizondo está en el Valle del Baztán. La ciudad es preciosa y la región bella, entre montañas que empiezan a a querer imponerse. Como casi todos estos pueblos y ciudades, Elizondo está cruzada por un río, en este caso caudaloso.

No es complicado llegar a Elizondo a dedo desde la ruta que pasa por Urdax y Otsondo. Sobre esta ruta hay «bentas» comercios y dicen que cuando cierran entre las 17 y las 19, la mayoría van para Elizondo y se les puede hacer dedo. A nosotros nos llevaron antes de que cerraran las bentas. Un paseíto por Elizondo vale la pena y, además, desde allí, hay buses hacia Donostia o Iruñea para poder regresar a Bilbo.

Los buses desde Elizondo, de la compañía la Bastaneza, salen desde un garage que está en el centro de la ciudad. Los horarios están pegados junto al portón del garage. Aquí pueden consultarse http://www.labaztanesa.com/ Al lado del garage hay un barcito y a 100 o 200 metros una chocolatería con buena fama.

Si vamos a Iruñea (Pamplona), tenemos la oportunidad de conocer esta gran ciudad, la capital legítima de Euskal Herria.

Y desde Iruña no será difícil encontrar un bus para volver a Bilbo, aquí algunos horarios http://laburundesa.com/ mientras hacemos tiempo hasta que salga el próximo, recorremos un poco la ciudad luminosa, de enormes fuentes y plazas y balcones.

De regreso en Bilbo nos tomamos un respiro, hacemos una pausa, reponemos vituallas y energías, y armamos nuevamente las alforjas o la mochila para la próxima excursión.

  • Excursión 2 – 1 día

-Bakio

-San Juan de Gastelugatxe

-Bermeo

-Gernika

Para esta excursión si vamos en bici es conveniente salir otra vez en el Euskotren, en este caso desde la estación de Atxuri, cerca de Bilbao la Vieja, de paso conocemos otro barrio de Bilbao, no está lejos del Casco Viejo y si no queremos caminar podemos llegar cómodamente hasta Atxuri en el tranvía. Tanto para el tranvía como para el tren, usamos la barik.

Los horarios de trenes hacia Gernika, Bermeo, están en https://www.euskotren.eus/en ; normalmente hay cada media hora. Con la bici haríamos el circuito al revés que de a pie, y no iríamos a Bakio, que de todas maneras es solamente un enclave de playa, eso sí, con un mar frecuentemente turquesa.

Con la bici entonces nos tomamos el tren y vamos Gernika. En Gernika ciudad cuya historia cobró fama mundial por la tragedia del bombardeo fascista de hace 80 años, casi toda la construcción tiene la misma edad que el bombardeo ya que fue prácticamente destruida la ciudad completa. No hay tanto en sí para visitar, pero es de rigor por su significado. Allí esta el tronco del árbol donde se reunían a debatir el futuro del pueblo vasco. El árbol sobrevivió al bombardeo como una señal  de que no habrían podido jamás matar la palabra y el derecho a elegir de este pueblo. A pesar de las toneladas de bombas que cayeron sobre él, tantas, que desde Mundaka y Bermeo, a la orilla del mar, la gente se alejaba en barcas de la costa porque viendo el humo de Gernika que está a 15 kilómetros de distancia, no dudaban de que eso era el apocalípsis.

El viejo roble fue envejeciendo pero retoños de él germinaron, brotaron y se agigantaron no sólo en Gernika, los hay por el mundo entero.

Es obligatorio pasar por Gernika y reverenciarla con nuestra visita. Allí iremos a venerar la bóveda de columnas donde aún yace de pie el viejo tronco, y pasaremos a saludar a algunos de sus retoños. Visitaremos la Casa de Juntas donde aún se reúne y discute de manera ceremoniosa la Junta Foral de Bizkaia. Hay paneles donde se explica claramente el asunto de los fueros. Son los documentos de su historia, documentos que no mienten ni dejan lugar a duda acerca de la independencia y la autonomía legítima de este pueblo.

Junto a este predio y Casa de Juntas hay un parque lleno de árboles, por si hay que descansar, esperar hacer tiempo. Sobre la misma calle a pocos metros está el mosaico, réplica de la famosa obra de Picasso, Gernika.

Vale la pena dar una vuelta mas, tratar de llevarnos en la memoria un poco más de esta ciudad y su digna gente.

Volvemos a la estación, volvemos a tomar el Euskotren hacia Bermeo. Bermeo es un pueblo de pescadores. Podemos dar una vuelta por el Casco Viejo, colorido, pintoresco. Antes habremos pasado por Mundaka, y podemos elegir bajar y recorrer allí.

Desde Bermeo, en bicicleta, encaramos la subida hacia Gastelugatxe. Es una subida un poco dura para pedalear, pero la ruta, aunque con bastantes vehículos, es arbolada y agradable. Son 13 km en subida. Ya cuando en algún punto vemos la ermita que se yergue en su islote, emergiendo del mar como una transformación alucinante, respiramos, ya falta poco, ya falta menos.

Si hemos llegad a Gastelugatxe desde Bermeo, entonces veremos una entrada vehicular que está clausurada en algún punto, y nos conviene entrar por allí porque ese camino que está fuera de servicio, se junta con la entada tradicional a Gastelugatxe.

Luego de haber sido escenario de la serie Game of Thrones, el Rocadragón de la Daeneris, Gastelugatxe es un sitio demasiado visitado. Antes era más agreste y no estaba parquizado el camino, ni había una garita, ni que pedir turno para entrar, ni que te cuenten las historia del ecosistema del lugar; ahora hay demasiada gente, sobre todo en verano o en vacaciones y festivos -fuera de temporada no- y es mejor eludir todo eso y se puede entrar por este camino que les comento aquí. Sólo para camaradas y compinches de marialaqueviaja.

Además si hemos llegado en bicicleta desde Bermeo es muchísimo mejor porque la podremos enganchar donde se juntan los dos caminos, el legal y éste, el clandestino. Dejamos la bici ahí, con el candado, y nos vamos a la ermita. Son 241 escalones. En la ermita hay una campana, hay que tocar tres veces, pedir tres deseos, y doy fe, literal, de que dos se cumplen, posta, el tercero estoy esperando…

Frente a la ermita hay un pequeño refugio con parrilla y mesas de piedra, y ahí, si no hay mucho campaneo, será un lugar ideal para hacer una merienda, un hamaiketako. También se puede dormir allí, en medio del mar. Hay que llevar agua, antes de los escalones hay una fuente. También uno se puede llevar unas maderas, leña para el fueguito, unos choriz, no olvidar cargar agua, y pasar un rato en ese refugio. Este lugar, desde Game of Thrones, no es aconsejable en temporada alta.

Si fuimos en bici, bajamos como un rayo de vuelta a Bermeo, en 10 minutos estamos ahí, volando, y podemos tomar el tren de regreso directo a Atxuri Bilbao.

Si hacemos este paseo a pie vamos a hacerlo todo en sentido contrario y empezando desde Bakio que está en la línea costera del mar, pero en dirección opuesta a Bermeo.

En este caso, a pie, salimos de Bilbo en Bizkaibus con la barik. El bus lo tomamos en la Plaza Moyúa pero justo en el lado opuesto de la plaza de donde para el del Aeropuerto. El paseo en este bus también es interesante porque pasa por Mungia y por caseríos o poblados como Meñaka y está bueno verlos aunque sea desde la ventanilla del bus.

Nos bajamos en la última parada de Bakio y hay un cartel marrón que nos señala hacia la derecha Gastelugatxe. Hay un paseo para ir caminando, bordeando la costa, son menos de 3 kilómetros y en unos 45 minutos estaremos llegando a la entrada que pasa frente a las puertas del restaurante Eneperi. Si es temporada alta seguramente tendremos que escuchar la explicación del de la garita. También podemos hacer caso omiso a esa entrada caminar hasta la otra por la que luego recomiendo salir.

Si vamos por la entrada oficial, hacemos una bajada ahora parquizada, los 241 escalones, las campanadas y el hamaiketako en el refugio, y luego, al salir, sí tomamos por el camino de autos clausurado y clandestino que nos acara hasta la ruta que se dirige a Bermeo. En temporada alta hay combis y buses que hacen el trayecto. En temporada baja anda un taxi grande, tipo comunitario, pero también se puede hacer dedo.

Vamos entonces  a Bermeo por esta ruta, no está buena para caminar, es angosta y pasan muchos autos. Hacemos dedo, bus de verano, o taxi comunitario, y paseamos por Bermeo, luego tomamos el tren a Gernika, visitamos Gernika, y volvemos en el Euskotren hacia Atxuri Bilbao.

Una pausita de descanso, sólo hasta mañana!

  • Excursión 3 – 1 día

-Lekeitio

-Ea

Dos pueblos de playa, Lekeitio y Ea. Para hacer este recorrido si vamos en bici podemos ir en el Euskotren hasta Deba, como en la primera Excursión de este relato, y pedalear en dirección a Mutriku y Ondarroa, veríamos el flysch desde arriba, podríamos visitar el pueblo costero de Ondarroa y llegaríamos a Lekeitio (36 km desde Deba, con desniveles) donde hay un albergue, «Aterpetxe».

A Lekeitio de a pie podemos ir en Bizkaibus desde la terminal de San Mamés. Son unos 60 kilómetros y el bus demora apenas poco más de una hora.

Lekeitio es una ciudad marítima, veraniega, pero está muy cerca de las marismas, ecosistema típico y protegido por su riqueza faunística. Desde donde nos deja el bus en Lekeitio podemos caminar por sus calles hasta la costa. Pasaremos por un llamativo huerto comunitario. Luego, en la costa, si desviamos a la izquierda hay un malecón extenso que llega hasta un faro. Es un paseo agradable.

Podemos pasar un par de horas en Lekeitio y luego ir hacia Ea (10 km desde Lekeitio, con desnivel y curvas). Si lo hacemos en bicicleta también. Ea es encantador. Hay que ir a Ea. Es un pueblo con mar, pero sólo una bahía pequeña y, como de costumbre, surcado por un río, angosto y cruzado de puentes de piedra; las casas casi cuelgan sobre ese río, protegidas sus puertas de las probables crecidas. La plaza y los balcones y las infaltables banderas de todos los pueblos vascos, «presoak etxera» y el mapa del Euskal Herria como un corazón enorme atravesado por una flecha. Da gusto caminar por Ea y aunque sólo haya unas pocas callejuelas, uno no se aburre de ir y venir y mirar y volver a mirar como si antes no lo hubiera visto. Se puede pasar un buen rato en la playa o en la taberna cordial del centro del pueblo.

Desde Ea tomamos el bus para regresar a Bilbo y, si tenemos suerte, por las ventanillas del bus, podremos ver a Elantxobe, otro pueblo de casas que cuelgan pero esta vez sobre el mar.

  • Excursión 4 – 2 a 3 días

-Sierra de Urbasa

-Nacedero del Urederra

-Lizarra (Estella) 

-Laguardia

-Labastida

Cuando vimos las fotos del Urederra que significa «agua hermosa», a través de páginas de internet, supusimos que estaban trucadas, que no podía ser real ese color turquesa, verde, azul, fluorescente. Pero ES. Y aún más. Es realmente un Agua Hermosa.

Es complicado lidiar con Renfe para llevar la bicicleta en el tren hasta Altsasua y desde ahí cruzar la sierra de Urbasa que es igual de hermosa, transversalmente hacia el sur, en dirección a Lizarra o Estella. Se puede ir desde Bilbo en autobús hasta Altsasua y bajarse en la ruta donde marca el cartel marrón dirección Urederra. Desde allí hacer dedo.

La sierra de Urbasa además de sus bosques con fama de encantados, está lleno de dólmenes y cromlechs, estructuras funerarias muy antiguas, pre-cristianas, restos ceremoniales de rituales aún desentrañados, espacios cargados de significado místico y potente energía.

En el transcurso de la sierra, con mucho desnivel y curvas para pedalear, se sube y se sube, hasta poder ver lo que se llama el Balcón de Pilatos desde donde se vuelcan las aguas del Urederra.

Para visitar este maravilloso río personalmente, tocar sus aguas además de verlas, e incluso en sectores permitidos bañarse en ellas, vamos a pasar por pueblos típicos y de gente simpática, vamos a ver Zudaire, Baquedano, Artaza donde hay un camping en el que nos quedamos.

Desde el camping de Artaza se puede caminar hasta la entrada del sendero que bordea el Urederra.  A medida que avanzamos por una de sus orillas nos sorprenden piletones que de acuerdo al lecho de piedra o a la vegetación van cambiando el color de las aguas, no sólo en tonalidades azuleas, sino que a veces son liláceas, rosadas, blanco transparente. Se sube por la margen hasta el nacedero. En casi todo el recorrido está prohibido bañarse, pero hay un sector fuera de este paseo cerrado, cerca del camping, donde sí es posible acceder a piletones de las aguas hermosas del Urederra y darse un buen chapuzón.

Desde el lado de Bilbao en la ruta que pasa por Altsasua hacia Pamplona, no hay un servicio oficial de buses que vaya hasta estos pueblos, pero desde Lizarra, sí. Por lo que otra opción es ver la forma de llegar a Lizarra y dese allí tomar el bus que nos podría dejar en el camping de Artaza. Igual a dedo se llega a bien, y en bici con suerte y viento a favor, pedaleando duro, también. Son 26 kilómetros hasta Baquedano, con curvas y desnivel. Artaza está a menos de 2 kilómetros, todos los poblados están muy cerca uno del otro, como si fueran barrios.

Desde Artaza fuimos a dedo a Lizarra, visitamos la ciudad que también es estación del Camino de Santiago. Desde allí podemos tomar autobús a Bilbao y regresar tras haber pasado sólo una noche fuera o seguir de viaje un día más! Estamos junto a la Rioja Alavesa, famosa por sus vinos y viñedos. Podemos visitar   Laguardia y si encontramos la conexión o el dedo, Labastida.

Lo más fácil desde Lizarra es pasar un poquito al lado español, del otro lado del Ebro, hacerle una breve visita a Logroño para desde allí volver a cruzar el Ebro hacia Oion y a menos de 20 kilómetros está Laguardia.

Nosotros hicimos todo este itinerario entre Logroño y los pueblos vitivinícolas, a dedo. No hay muchos autobuses, son esporádicos y hay que buscarlas conexiones de unos con otros, entonce s enre esperar la conexión y hacer dedo, siempre ganaba el dedo porque alguien nos llevaba.

Laguardia es una ciudad pintada, de libro de cuentos, amurallada, con aires de castillo medieval, calles de piedra y en los sótanos las frescas y aromáticas bodegas. Es agradable pasear por sus calles de manera reiterada y en lo posible estar a mediodía frente al espectáculo del cucú.

Si da tiempo y aún hay ánimo y energía podemos hacer una parada más en Labastida, otro pueblo medieval riojano, muy de interior, muy típico.

Para regresar a Bilbao desde La Rioja Alavesa fuimos a un lugar llamado Haro donde existen conexiones de autobuses.

  • Excursión 5 – 1 día

-Portugalete (Puente de Bizkaia)

-Getxo (Puerto Viejo)

La típica e infaltable visita estando en Bilbo es ir a Portugalete y cruzar el Puente de Bizkaia, por arriba, lo que es resueltamente un poco caro, o por el Transbordador que cuelga del puente, usando la barik.

Este puente es Patrimonio de la Humanidad por ser único en su especie. Tiene una historia interesante que se cuenta en los paneles explicativos antes de cruzar desde Portugalete.

Para ir tomamos el metro que va a Kabiezes desde cualquier estación de Bilbao y nos bajamos en Portugalete. Podemos aprovechar y visitar la villa de Portugalete antes de cruzar la desembocadura de la ría haciendo uso de los servicios del Puente de Bizkaia.

Una vez que cruzamos estaremos en el Getxo y es muy agradable caminar por el malecón hasta el Puerto Viejo, una postal de tintes mediterráneos aunque estamos en el Cantábrico, con sus casitas blancas encaramadas en el acantilado de ventanas y verandas y balcones pintados de colores y plagados de macetas con flores.

Desde allí podemos caminar por arriba hacia las estaciones de metro de Bidezabal o Neguri viendo otro estilo arquitectónico que responde al abolengo de las familias ricas que habitaban este barrio. Muchas de las casas, con torres y molduras de castillo ocupan manzanas enteras con amplios y palaciegos jardines.

El metro nos devuelve a la realidad cosmopolita bilbaína.

Hasta aquí estas excursiones que pueden repartirse en el tiempo como al viajero más le plazca. Para hacerlas todas sin dejar de conocer Bilbo, alcanzan y sobran 10 días.

Sería fundamental, además, hacerse un monte, montaña o mendi. Para impregnarse hasta el tuétano del espíritu vasco. Para eso pueden visitar otros post de marialaqueviaja con todos los detalles arrancando también del corazón de Bilbo.

Y si tienen dudas, pueden preguntar por aquí o a marialaqueviaja@gmail.com

Gero arte ta ondo ibili!