Nuestra primera intención era simplemente, sencillamente, y nada más, que llegar a Phortse Tenga, pero Forza Tengamos, así que nos vemos, disfrutamos, caminamos, y seguimos. Más adelante, más arriba, más arriba, más adelante. Nuestros pasos de peregrinos en las montañas Himalayas, lo más bonito de Nepal, país que por todos los demás wines deja mucho que desear. Ya veremos. Todo es tan precario, y la gente como si nada, como si vivir así fuera lo normal, para ellos, es lo normal, para mí, para nosotros, no es justo. Los permisos para acceder a Sagarmatha son caros, y no preguntamos, dónde va a parar el dinero de tantos trekkers y montañistas que se avienen a disfrutar estas maravillas de la naturaleza, dádovas generosas de una naturaleza madre que jamás habrá sido hecha a sí misma para el dinero, por las que debemos pagar, pero si eso no es para lo nepalíes, entonces, dónde está?
Llegamos a Dole, a 4200 metros de altura. Todo el camino, desde Namche, fue en subida, a puro trepping. Nos detuvimos a comer en Mong, pueblito donde nació un conocido y venerado Lama, el Lama Sange Dorje. Comimos unos momos, y chow mien, con unos mates.
La intensa subida o trepping empezó en Kyamjuna. Allí el sendero principal se bifurca en tres. Nosotros tomamos el que va hacia Gokyo. A trepar!
Y como si fuera una joda, a bajar otra vez. A Phortse Tenga se baja. Una bajada empinada, y al pedo, porque nuevamente hay que subir, y a trepar! otra vez. Hay una bifurcación, un sendero a la izquierda sale hacia otro pueblo sobre una colina, del otro lado del río, se llama Phortse. Nosotros seguimos de este lado, y por fortuna, sin tener que cruzar otro de esos puentes.
Hoy durante el camino nos acompaña el majestuoso Ama Dablan, qué estirpe de caballero, es como un mago gigante y noble, se deja ver sin timidez, erguido en toda su pureza alba. El Ama Dablan es hermoso, es uno de mis cerros preferidos, el Ama Dablan es tan bello. No me canso de mirarlo o de dejarlo que me mire y pose para todas mis fotos de esta tarde. Erguido y sin miedo. Admirable Ama Dablan, qué regalo de la naturaleza que no nos cobra nada para dejarlo ahí, a merced de nuestros ojos. Es un templo enorme. Una torre encaramada en medio del aire, y sin miedo.
Desde Namche a Dole tardamos 6 horas con 1 hora de almuerzo, así que de hecho fueron 5 horas de andar. Desde Phortse Tenga a Dole fueron 2 horas en subida. A Dole se llega atravesando un bosque de pinos, se respira resina pura, parece copal, y así la subida no cansa, purifica. Los rododendros, tan comumente rosas, fucsias, o rojos, de golpe se dieron un tupé de brillos, y saltaron ante nuestros ojos, lilas y blancos y en toda la gama intermedia. Blancos! Qué belleza. Se nos colaron en el camino poblándolo todo con esa infinita pureza de sus pétalos. La tarde se volvió tan clara que parecía una mañana longeva, una mañana eterna. Fue un día diáfano, ya no claro como ayer, sino completamente diáfano y despejado. Un día imposible en las montañas donde lo normal es que sean las nubes las que lleguen a inundar sus propios dominios en las cumbres, pero hoy las nubes han pasado de aquí, como dijo Serrat acerca de las musas, «andarán de vacaciones». Imposible este cielo diáfano en las montañas. Sólo para nosotros. Para nuestros ojos. Y sólo para los ojos de Martín, un perdigallo tibetano, el ave nacional de Nepal, un faisán del Himalaya, azul, verde, dorado, rojo, violeta, violelílatafú, y todos los colores de sus plumas, dice que brillaban en medio del bosque, como si fuera otra luz el perdigallo, otra luz en este día.
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De Monjo a Namche Bazaar
De Kathmandu a Lukla, y de Lukla a Monjo
Baktapur, Changu Narayal- Valle de Kathmandu
Seguimos por acá!! A pesar de mi ansiedad de rajar para las montañas. Acá ya no se puede respirar. Ayer deliberamos si ir en jeep, viaje por camino de cornisa que dura 16… 17 horas, o el avión que resulta ser más caro de lo que pensábamos. 282 dólares ida y vuelta a Lukla, una barbaridad!! Pero el viaje, 16 o 17 horas de autobús!! en camino de cornisas y tierras deslavadas y después caminar tres días más hasta llegar a Lukla, tres días en los que deberíamos dormir en hospedajes, albergues de montaña, y comer en el camino. Optamos por el vuelo. El vuelo a uno de los aeropuertos más peligrosos del mundo, el nº 1 en la lista de los primeros 10, esperamos que sea menos peligroso que las carreteras de montañas, y son solamente 50 minutos.
Un colectivo de Kathmandu a Bakhtapur cuesta 25 rupias. De Bakhtapur a Changu Narayan cuesta 20 rupias.
Patan, Kathmandu
Salimos un poco de la urbe de Kathmandu, a un pueblo que supo ser importante y se nota en los antiguos fulgores de su arquitectura, en sus puertas y ventanas de madera profusamente talladas. Debe haber sido muy hermoso. Ahora se viene abajo, y en medio de lo que fueron antiguas y bellas construcciones, de cuyas ventanas ahora se asoman un sinfín de cabecitas a modo de conventillos, se levantan pequeñas estupas y cientos de templos en plazas y esquinas. Fuimos a la Plaza Durbar de Patan. Ya con la amiga Stella a quien recogimos esta mañana en el aeropuerto y zambullimos de cabeza en el bullicio, ruido, quilombo, de esta ciudad. Lo primero fue tomar mates y charlar. Después fuimos a sacar los permisos para adentrarnos a partir de mañana en el Parque Sagarmatha, la frente del cielo, donde se encuentra el Everest. La caminata será más dura y más larga de lo previsto porque el vuelo a Lukla ida y vuelta es muuuuy caro, asi que encontramos una opción para ir hasta un lugar, Phaplu, en jeep, por esas carreteras horribles, pero nos acerca, y de ahí se nos sumarán tres días a lo ya planificado. No nos alcanzan los días si los contamos matemáticamente, pero si los contamos con el entusiasmo, por ahora nos alcanzan y nos sobran. Después volvemos en avión, para estar seguros y tranquilos. Esperemos que los buenos vientos nos acompañen, que nos lleven desde la popa enfilando proa a las cumbres. Queremos llegar!
En Patán hicimos un recorrido completo por las calles de la ciudad, los templos hinduistas, las estupas blancas, y los templos de Krishna. Luego comimos muy rico en un restaurante y Stella y Martín inauguraron su tour de la cerveza foránea.
Un taxi hasta o desde Patan cuesta entre 300 y 350 rupias.
El permiso para el Sagarmatha cuesta 3000 rupias, es más caro que al Annapurna que cuesta 2000, debe ser porque esta el Everest… no sé. Pero VAMOS A VER EL EVEREST! El más mayor de los ochomiles del mundo, el más alto del mundo, y no es joda. Si no se nubla, a que lo vemos! A que se deje ver!
Tuvimos que hacer otro TIMS, carnet de trekking, 20 dólares cada uno. Para todo se requieren fotos que ya teníamos, previa investigación.
Kathmandu-Pashupatinah-Boudhanat-Jardin de los sueños
caminando por el mundanal ruido, por la Avenida Naxal, llena de autos y motos,
y gente que cruza las bocacalles por donde puede y como puede mientras policías
en esquinas, metidos en un pequeño kiosko, tratan, sin silbato, de dirigir el
tránsito con los brazos, entre los bocinazos y el quilombo. No hay semáforos en
Kathmandu, y de nada servirían, en ningún lugar de Nepal, puesto que la mayor
parte del tiempo tampoco hay electricidad. La electricidad está restringida en
todo el país porque no alcanza, así que en todas las ciudades de Nepal adonde
llegaría la luz, llega con cuentagotas. Más o menos la van cortando en periodos
de cada ocho horas, a veces de a cuatro. Ahora, en este momento, por ejemplo,
no hay luz, pero algunas cosas siguen funcionando con grupos electrógenos.
Todos o casi todos, muchos, tienen generadores, ruidosos también, tiran de la
piola, empieza a girar la correa y se prenden los motores. Percusionan con los
bocinazos, y algún reggae que suaviza la cosa y viene de algún local de los
alrededores.
Pashupatinah se empieza a sentir una mezcla de olores que se infiltra en el
polvo, y, y con el polvo, y el humo, se nos infiltra en la piel, en la ropa, y
nos queda pegado a la nariz. Me dio un poco de náuseas, y me impresionó. Hay
muchas hogueras. Parecen divididas para ricos y pobres. Entramos por el lado de
los pobres, los de abajo, porque nos colamos. La entrada costaba 1000 rupias,
lo que nos pareció excesivo para tal morboso espectáculo, así que nos metimos
por otro camino, cruzamos en una parte el río, y pasamos por en medio de las
chabolas de la gente más pobre, “los intocables” que nos miraban extrañados de
que anduviéramos por ahí. Así llegamos a la parte donde están los templos, y
donde por muchos años, hasta 2001, los intocables no tenían permitido el
acceso. Hay muchos sadhus, santones, esos que andan con las barbas largas,
algunos semidesnudos o con túnicas amarillas y naranjas, y un callado para
caminar. Hay muchas piras, y algún cadáver esperando con algún doliente al
lado, el turno de su hoguera. Luego, los palos de las piras que no se alcanzan
a quemar, y la mugre, flota en el río sagrado Bargmati, donde al mismo tiempo
las mujeres lavan la ropa, y más de uno se mete a remojarse las patas.
Pashupatinah y como era temprano nos fuimos a Boudhinath. La mayor estupa de
Asia. Un lugar contrastante con el anterior por su inmaculada blancura, por el
olor a inciensos, y por los coloridos monasterios de los alrededores.
Boudhinath queda a 1 km y medio de Pashupatinah que a su vez queda a poco más
de 2 km de Thamel, el barrio concurrido y turístico de Kathmandu donde nos
alojamos en el hotel Potala.
cuesta 18 dólares con internet, baño, desayuno, para dos personas. Para tres
cuesta 25. Martín se come un pollo Sizzler, completito y con rico aroma que
cuesta 295 rupias, y yo me pedí un budín de arroz que cuesta 125 rupias.
Pashupatinah a Boudhinath -se puede caminar- cuesta 200 rupias, y de regreso a
Thamel, desde Boudhinat, cuesta 300 rupias.
del mundanal ruido y recuperarnos de los contrastes de este día, nos refugiamos
en el jardín de los sueños. Un rincón, que a pesar de estar en plena ciudad y a
pasitos de este Thamel, es un reducto de paz. Árboles, magnolias, flores,
orquídeas, lirios, gardenias, lotos, estanques y fuentes, helechos. Y los ALISUS! Ahí nos
tiramos en el pasto y nos relajamos un buen rato bajo la mansedumbre de un
cielo húmedo y gris que no quiso llover.
Kathmandu-Swayambhunath
Hoy visitamos los templos de Swayambhunath. Están a pocos dos kilómetros y medio de Thame el barrio céntrico de Kathmandu. Fuimos en un taxi que nos cobró 200 rupias, no sabíamos el camino y esto es un quilombo, pero fuimos así, en vehículo, para regresar caminando.
Al templo de Swayambhunath se le llama también el templo de los monos, por la cantidad de macacos que andan en los alrededores, entre y por sobre los templos. Hay una estupa gigante, perfectamente proporcionada, con su aguja dorada, una cúpula escalonada y los ojos de Buda, tres en cada cara -el tercer ojo- mirando hacia los cuatro puntos cardinales. Hay muchas otras deidades, y se conjugan el hinduismo y el budismo. Hay símbolos del zodiaco tibetano, taras, guardianes del cielo, el agua, la tierra, y el fuego. Llama eterna. Protectora contra la viruela y la fertilidad, Maya Devi, mamá de Siddharta pariendo agarrada de la rama de un árbol. Fue un agradable paseo. Por sendas del peregrino, escaleras interminables, y más y más estupas, y más cúpulas, y más piedras con bajos y sobre relieves. Volvimos caminando, cruzando el río putrefacto y luego el tránsito desordenado y los bocinazos, y el polvo. Descansamos con mates en el hotel, y volvimos a salir a comer y otra vez a caminar un poco por el caos. Por suerte serán pocos días en Kathmandu hasta retomar los trepping en Himalayas. Apenas llegue la compañera Stella arrancamos de nuevo hacia las montañas. No la vamos a dejar ni respirar el aire polvoso de esta urbe. Aunque a ella a lo mejor le gusta. A nosotros también nos gustan muchas cosas, las comidas con sus especias, el sabor a masala, el aroma a sándalo, a almizcle -lástima el olor a podrido que se inmiscuye-; nos gustan los ojos negros únicos de esta gente, sus miradas también únicas, cómo miran! es muy bello. Nos gustan los vestidos de las mujeres, los rituales, las candelas. Nos gusta todo lo que atañe a una paz misteriosa, a las creencias, a sus ritos. Pero no el caos, los bocinazos, el polvo, la mugre, y lo peor: la miseria y el poco valor que tienen los derechos y la justicia sobre estas pobres criaturas que se quejan muy poco. Será mi espíritu revolucionario. Yo no puedo aceptar que vivan así.
Martín jugó con unos nenes que andaban pidiendo cerca de Swayambhunath. Pedían limosna, pero cuando Martín se puso a jugar con ellos, tenían una felicidad enorme, y se rieron tanto que se olvidaron por qué estaban ahí.
Lumbini 2
Y ya nos vamos rumbo a Kathmandu otra vez, esta noche, y en colectivo! Reincidimos en viajar en bus, no aprendemos! Es lo único que hay y dicen que una parte de la ruta es plana. Son 260 km y el bus tardará más o menos 10 horas. Saldremos a eso de las 7 de la tarde.
No sé muy bien lo que escribo porque no veo casi nada a a través de la mancha de la pantalla estrellada. Algún día revisaré y arreglaré los posts.
Hace mucho calor. Estamos a pocos metros de la frontera con la India, es muy caluroso, muy húmedo, hoy vimos otra víbora. Hay monos. Sigue siendo ruidoso porque sigue viniendo gente al cumpleaños de Siddharta Buda. Vienen en acoplados tirados por tractores, hasta la manija de gente, y en colectivitos, hasta arriba de los techos y todos colgados de las puertas.
Hoy visitamos todos los monasterios y templos del recinto enorme donde se homenajea a Buda, en los alrededores del sitio real donde nació. Vimos templos, pagodas, monasterios, donados por diferentes países o grupos de gente. Todos muy grandilocuentes, fantásticos y caros. Dorados, de mármol, pintados con murales, con bajorrelieves y sobrerrelieves, de muchos colores, de diferentes estilos. Caminamos muchos kilómetros ahí adentro, con todo el calor, y nos acabamos de tomar una cerveza llamada San Miguel, creemos que de Filipinas, refrescante!! Yo que no tomaba más ni una gota de alcohol, estoy tan bien pero tan bien, que hasta un vaso de cerveza.
Y volvemos a Kathmandu. Pronto llega la amiga Stella y retomamos los senderos montañeses: lo mejor de Nepal, los Himalayas!!!!
Lumbini 1
nació Siddharta Gautama, Buda, en el año 563 AC.
como siempre, pero pavimentada y un poco más ancha que el temerario camino a
Tatopani. El hecho de que sea pavimentada, con baches, obviamente, sirve para
que los colectivos jueguen carreras. No hay forma de viajar tranquilo en Nepal.
Este viaje fue un poco mejor que los otros, el mejor de los peores. Nepal, como
destino, no nos convence para nada. Para nada. Hay algo por descubrir, pero
qué. Todo está lleno de polvo. Todo está lleno de ruido. En Palestina, bajo la
ocupación, la gente lleva un standard de vida mil veces mejor que acá, pero les
falta la libertad. Pero acaso esto es libertad? No poder elegir un medio de
transporte seguro, no poder elegir ir a la escuela, no poder elegir pagar la
electricidad y tener el servicio. En este preciso momento, hay dos generadores
que me aturden los oídos, peor que en Gaza que también funciona a energía de
generador. Dónde están los maoístas? Dicen que ahora tienen buena proporción en
el Parlamento. No he investigado mucho, pero la calidad de vida en Nepal deja
mucho que desear.
Lumbini, a poco más de 200 km de Pokhara, después de un viaje de casi 8 horas!
Es una barbaridad. El primero colectivito nos dejó en Bairawa y de ahí tomamos
otro, apiñados, apiñadísimo, que hizo los 21 km restantes en una horita más.
perfecta luna llena, y resulta ser que en la luna llena de entre abril y mayo,
nació Siddharta, así que hay una gran fiesta, y un quilombo insoportable de
gente. Fuimos a la zona de templos, yo soñando con encontrar el reducto de paz
y meditación de los monjes vestidos de bordeaux y mostaza, pero en lugar de eso
encontramos ruido, gente gritando por altoparlantes y un millón de puestitos de
globos, fritangas, guitarras de plástico. Horrible. Esperamos poder volver
mañana en la mañana y no encintrar mucho tumulto para poder entregarnos a lo
que el ligar convoca.
árbol. Ahí había un poco más de paz, seguramente obligada por los monjes.
Agarrada a ese árbol Maya Devi, parió a Siddharta.
salvando a las montañas, Nepal no me conmueve. Me da rabia.