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Pirenaica 12-Refugio Pombie-Refugio Arremoulit

Para esta etapa me preparé psicológicamente. Algo que no suelo hacer ya que, habitualmente, me mando sin más. Quizás me sobró tiempo en la previa logística como para preocuparme. El tema es el Paso de Orteig, un paso aéreo de unos 100 metros de largo a una altitud considerable sobre el precipicio.

El paso de Orteig es una cornisa angosta que abrió el montañista y cazador apellidado Orteig en 1883. Actualmente está equipado con un cable para sostenernos, pero su angostura contra la pared vertical, me hacía temer por nuestra seguridad debido a las mochilas cargadas que solemos llevar y que entorpecerían el margen de movimiento giratorio.

Salimos del refugio de Pombie. El tiempo estaba nublado, húmedo y frío.

El primer tramo es un descenso suave y agradable por bosque hasta una enorme campa donde se encuentran las cabañas dispersas del Caillou de Soques. Allí cruzaremos una carretera ancha, la D 934 que, desde el Portalet se interna en Francia.

La agradable bajada sigue el curso del arroyo Pombie que cruzamos un par de veces. Se camina por una u otra margen según vaya el sendero. Pasamos la cabaña Pucheoux y cruzamos el arroyo girando a la izquierda. Y una vez más, por una pasarela, cruzamos el río y caminamos por un placentero bosque de hayas. Precioso.

Finalmente tendremos que atravesar el río Brousset y subir hasta las cabañas de Soques que se dispersan desde un parking cerca de la carretera. Hasta aquí, hemos hecho 5 km y descendido 675 metros desde el refugio. Este primer panorama de esta etapa de trekking en Pirineos contrasta drásticamente con lo que nos espera.

Cruzamos la carretera y localizamos, unos metros hacia el norte, el sendero que sube por la ladera de enfrente. De entrada lo vemos, lo perfilamos con la mirada, y nos damos cuenta que no es joda. Es trepar y trepar por una dura pendiente.

El arroyo Arrious discurre por nuestra izquierda. Lo cruzaremos más adelante. Primero vamos por un bosque y luego dejamos el bosque para subir por prados donde pastan animales.

Debajo de una roca gigante veremos que aparece la cabaña La quèbe d’Arroius. Le hacemos una visita como de costumbre y aprovechamos a reponer energías.

La subida que retomamos hace zig-zags y caracoles intentando suavizar el esfuerzo de los pasos. Hay varios neveros por delante pero no nos presentan inconveniente.

A través de un falso llano avanzamos paulatinamente a un falso collado ya que, para alcanzar Arrious, a 2259 mestros, todavía falta un esfuerzo más.

Las vistas se disfrutan. Son cada vez más espectaculares. Cercado por cimas imponente de más de 2700 metros de altitud y de evidente origen glaciar, las aguas azul profundo del lago Artouste son como un ojo luminoso custodiando el valle.

Desde el collado seguimos el sendero en descenso durante algunos metros y llegamos a la temible intersección: el Passage o Paso de Orteig. La hora de enfrentarlo se ha cumplido. La suerte está echada. Allá vamos, Animal!

Desde el mismo collado d’Arrious y sin franquearlo, giramos a la derecha (sureste) y nos dirigimos hacia el picacho (Pic du Lac d’Arrious) que destaca delante de nosotros. En su falda oeste hay un precioso lago en deshielo, el Lac d’Arrious.

La senda se dirige hacia la enorme pared norte del pico. Allí, aunque parezca que no va a estar, súbitamente aparece: el pasaje de Orteig. Abierto, excavado en la pared de la montaña, en 1883 por este montañista legendario Jacques Orteig.

Lo tomamos con precaución. Yo, más preparada piscológicamente, lo paso ateniéndome a la circunstancias previstas y con seguridad y confianza, mientras que, mi compañero de ruta, que no tiene miedo a nada, jamás, se da cuenta de que el paso representa un verdadero desafío a la ley de la gravedad, a nuestro equipamiento rústico y a nuestros pasos a menudo torpes.

Si nos atrevemos un segundo a las vistas, éstas son espeluznantes y hermosas. La adrenalina y la respiración agitada nos corretean por la médula y nos sostienen en vilo casi en el aire. Es temerario y siento una felicidad inmensa. Es algo superior a mí, pero puedo aferrarme a ello sin dudar. Sin trastabillar y sin miedo. Ser un miembro más de esa exageración de altura y vacío que constituye la pared de piedra de una montaña. Viendo a nuestro mundo con el corazón latiendo alto sobre un halo de nube. Me encanta. Soy adicta a esa sensación.

Cruzamos.
Lo demás deviene sencillo. Aún con la emoción en la piel, subimos y bajamos con algún nevero en el camino. Desde una colina, alcanzamos a ver, junto a su lago encantador el refugio de Arrémoulit.

Antes de bajar de hecho hacia él, pasamos un rato contemplando el majestuoso circo de cadenas que nos rodea. Los picos de Arriel, el Balaïtous, el Palas. Empieza a nevar. El espectáculo del que somos protagonistas es sencillamente soberbio y magistral.

Pirenaica 11-Candanchú-Refugio Pombie

Luego de un receso laboral, continuamos este caminar en Pirineos por la llamada Alta Ruta o Haute Randonnée Pyrénéenne. Si bien habíamos dejado en Arlet, del lado francés, por comodidad desde el punto de origen, vamos a encarar en dirección collado de Peyreget desde el lado español subiendo por Escalar y Moines.

Para retomar nos acercamos en vehículo (bus, blablacar y a dedo) hasta la estación de ski de Candanchú vía Jaca. Llegar hasta allí, desde Errigoiti, combinando transportes nos demora casi el día completo.

Sobre la caída de la tarde, desde Candanchú, caminamos por la carretera hasta la siguiente estación de ski, Astún. Pasando el hotel y debajo del cable de las telesillas, localizamos la huella para iniciar la subida al Ibón de las Truchas. Oscurece pronto y acampamos sobre una colina en una campa muy hermosa.

A la mañana siguiente, con los primeros resplandores del alba iniciamos la travesía. Seguimos un corto tramo el sendero inicial y nos desviamos hacia la derecha por otro que nos indica: Escalar.

Desde el İbon, en cuya orilla nos detenemos a contemplar un momento el paisaje, comenzamos a trepar el barranco de Escalar. Lo rodeamos por la derecha y subimos. Las vistas del ojo de agua que se empequeñece a medida que ascendemos, dan respiro a la sostenida pendiente.

Seguimos en ascenso hasta llegar al Collado des Moines o Puerto de Jaca a 2119 metros. En breve nos encontramos con un cartel que nos indica nuestro ingreso al Parc National des Pyrénées.

Las presencia del Midi d’Ossau, quien nos acompañará imponente durante un par de días, es impresionante. Todas las aristas y muros del coloso en contraste con el valle salpicado de lagos, nos impactan a cada paso.

Pasamos junto al lago Castérau dejándolo a la izquierda y bajamos hasta la Cabane de la Hosse, junto al torrente de Bious. Como me fascinan estas cabañas y refugios abiertos del Pirineo con su calor acogedor de hogar dulce hogar, nos acercamos a visitarla.

Cruzamos el Bious por un puente y vamos hasta la Cabane de Cap de Pount que también visitamos. Como hay una cocina con gas, aprovechamos a calentar agua para el mate. Junto a la cabaña arranca un sendero hacia el este por el que comenzamos a ascender.

Tenemos por delante una trepada larga y empinada hasta el Collado de Peyreget. Hay mucha roca y también algunos neveros. Nos orientamos siguiendo las pircas.

Estamos entre dos macizos emblemáticos, el Ossau, como un faro a nuestra izquierda y el Peyreget a la derecha. Antes de llegar al Collado de Peyreget, a 2300 metros, avanzamos por una campa con hierbas en falso llano.

Desde allí sólo resta la bajada al refugio de Pombie por un camino zigzagueante entre las rocas. A nuestra derecha quedará un precioso lago helado y, luego de despedirnos de su reflejo, comenzaremos a ver más abajo aún, nuestro destino de este día.

El bonito chalet de Pombie, guardado en temporada, mantiene un sector abierto y gratuito con cocina con mesada, mesas, bancas y un dormitorio con unas diez literas durante el otoño-invierno. Completamos esta etapa a fines de octubre y pasamos la noche allí.

Pirenaica 9-Refugio de Belagua-Cabaña de Ansabere

Continuamos una etapa más de la alta ruta pirenaica desde Belagua. Dejamos el refugio caminando por el valle en dirección a la frontera. Como referencia, podemos tomar el pico Arlas con su destacada forma cónica. Los senderos que acceden a él son obvios, vamos subiendo poco a poco de manera considerable.

Una vez alcanzada la base del Arlas, lo faldeamos por el oeste hasta llegar al Collado de Pescamou. A partir de aquí hay un sendero balizado que atraviesa primero una vaguada ancha, pasa por la caseta que ocupan espeólogos durante sus investigaciones y, poco mas adelante, alcanzamos el Collado de Baticotxe. Junto a nosotros se presenta el Pic Murlong.

A medida que avanzamos la roca del macizo reemplaza a las colinas verdes. Una tormenta fría y precoz, ha pintado el final de octubre con algunos manchones de nieve que le aportan entusiasmo a la caminata. El escenario es perfecto. Los muros calizos se elevan verticalmente a más de 300 metros y el macizo de Larra, es tan espectacular como la mayoría de los kársticos.

Atravesamos toda esta amplia incertidumbre kárstica vigilando la dirección para no desviarnos y midiendo nuestros pasos sobre los manchones de nieve que suelen emparchar simas y huecos profundos entra las rocas. Por un lado llegaremos al Collado de Anies y, por el otro, la esbelta postal del valle de Lascun. Vamos a descender por este valle precioso, pero antes, decidimos subir el Pic d’Anie.

El Pic d’Anie es una montaña de 2507 metros de altitud. Está justo en la muga entre el Pirineo francés, País Vasco y Navarra. Se la llama también Auñamendi. En días sin niebla se puede subir sin preocupación desde Lascún, aquí, por el norte, evitando confundirnos con ante la monotonía kárstica de Larra. Otra ruta más fácil de seguir es por el flanco sudoeste por el que accederemos a un desfiladero no muy largo entre las cotas 2234 y 2228 metros.

Para llegar a la cima debemos superar un desnivel empinado de 320 metros. Al final se hace un zig-zag necesario. La cumbre en sí misma y las vistas desde allí son impresionantes.

Una vez saciado el ímpetu y el deseo, con un empacho de cadenas montañosas en la mirada, bajamos hacia Lescún. Vamos girando hacia el sur y atravesamos los farallones del impresionante Billare.

El tramo final de la etapa es ascendente y finaliza en la cabaña de Ansabere bajo las famosas agujas del mismo nombre.

Otras variantes interesantes que se ofrecen para disfrutar esta etapa son los picos de Añelarra, La Mesa de los Tres Reyes y el Pico Petrechema.

La Cabaña de Ansabere es un refugio libre con 10 plazas en literas para dormir, una fuente de agua, y todas las comodidades y calidez para acoger al caminante.

Cauterets, mucho más que un centro de esquí

Cauterets es una ciudad que, en principio, puede relacionarse con uno de los lugares baratos para esquiar. Si bien es cierto que, a pocos kilómetros de Cauterets encontraremos un centro de esquí perfectamente organizado y favorecido por el paisaje, la meteorología y los buenos precios, el lugar abunda en otras alternativas.

En Cauterets, además de los deportes de invierno, vamos a encontrarnos con rutas de senderismo espectaculares y bien señalizadas, balnearios de aguas termales y una ciudad bella en sí misma por su arquitectura art nouveau y su gente amable.

Uno de los lugares más baratos para esquiar: Cauterets

Esquiar no suele caracterizarse por ser una actividad barata. Muchas veces, para los amantes de la nieve y la adrenalina, esquiar o hacer snowboard, resulta prácticamente imposible.

En Cauterets, el centro de esquí se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad, en el Valle de Lys. Para llegar hasta allí se dispone de un teleférico, conocido popularmente como «los huevos», por la forma de las cabinas. Durante un agradable trayecto hacia la altura pirenaica, «los huevos» nos trasladarán durante 12 minutos hasta el centro de esquí de Lys. Existe otro sector en la zona, en el Pont d’Espagne, donde se puede practicar esquí de fondo, o hacer salidas con raquetas de nieve. Sin embargo, la temporada de nieve, en el sector de Pont d’Espagne, acaba más temprano, mientras que en Lys, la nieve se mantiene hasta finales de abril.

El precio del teleférico arranca de los 10 euros ida y vuelta. En la taquilla se compra el pasaje junto con el forfait deseado de esquí y snowboard. Los forfaits, van desde 20 a 34 euros según la dificultad de las pistas que se deseen utilizar. Además de las pistas, verdes, azules, rojas y negras, en Lys hay un snowpark apasionante, con rampas de diversa magnitud para los fanáticos del snow.

El centro cuenta con pistas de todos los niveles de dificultad. Variadas. Con medios de elevación adecuados. Aerosillas, alfombras deslizantes, sogas de traslado. Hay una terraza con servicio de cafetería y buffet y un sector con taquillas y baños. Las taquillas cuestan 3 euros.

La belleza es sobrecogedora. Los Pirineos, que aquí se enmarcan en un Parque Nacional, no decepcionan jamás. Sólo ir hasta allí, para disfrutar del sol en la terraza de la confitería, ya vale de por sí la pena. Esquiar, desde 0 e ir progresando paulatinamente, mucho mejor.

Alquiler de equipos de esquí y snowboard

Todo es muy fácil de gestionar y tanto en el arranque de las telecabinas, como al llegar arriba al centro de esquí o incluso en la ciudad, los operadores y la población en general son muy solícitos y prestos a dar una mano al visitante.

Arriba, en el centro, no hay comercios de alquiler de equipos. Si es necesario alquilar los equipos ya sea de esquí o snowboard, esto debe hacerse en el pueblo. Hay muchos empresas que se dedican a esto. Nosotros fuimos directamente a lo de «Bernard» porque habíamos leído excelentes referencias. Realmente un personaje estupendo (pronto se jubila, así que a no perder el tiempo e ir a esquiar a Cauterets). Dedicado con optimismo y seriedad, nos brindó una atención personalizada y equipos adecuados y en perfectas condiciones.

El alquiler se paga al final de la estadía, cuando se devuelven los elementos. Todo el equipamiento de esquí y snowboard, para 2 personas, durante 3 días, nos costó 100 euros, lo que aporta a la conclusión de que, esquiar en Cauterets, es uno de los lugares más baratos.

Cómo llegar a Cauterets en transporte público

Este encantador poblado, postal viva de la «belle époque», se encuentra a unos 35 km de la ciudad de Lourdes hacia el interior de los Altos Pirineos y en la región de Midi-Pyrénées.

Desde la Gare (Estación de Lourdes) sale regularmente el autobús 965 que tiene como destino final la antigua estación de Cauterets. Un edificio de madera, histórico. Una muestra arquitectónica del pasado de este lugar.

No sólo uno de los lugares baratos para esquiar, Cauterets, destino de intelectuales y poetas

Hace poco más de un siglo, Cauterets ya era un destino famoso elegido por intelectuales y poetas. No por su centro de esquí en aquel entonces, sino por sus aguas termales de reconocidos efectos sobre la salud.

A Cauterets solían acercarse a pasar su tiempo libre, relajarse o inspirarse, George Sand, Victor Hugo, Chateaubriand, e incluso Napoleón III y su familia.

Balnearios de agua termales en Cauterets

Después de una mañana de intenso movimiento e intentos de dominar con nuestras piernas los esquíes o la tabla de snowboard, nada más placentero que zambullirse por horas en los baños termales.

Las aguas termales de Cauterets, son históricamente curativas, llenas de minerales propicios para la salud respiratoria, para problemas oftalmológicos y para músculos y articulaciones.

Dentro de Cauterets, además de favorecernos de uno de los lugares baratos para esquiar, vamos a encontrarnos con varios balnearios de aguas termales. Hay piscinas al aire libre a temperatura constante de 34 grados con chorros de hidromasaje de diversa potencia y a distintas alturas e incluso desde el suelo de las albercas.

Hay piscinas interiores también y, en Bains de Rocher que fue el que elegimos, se pueden pasar 2 reconfortantes horas literalmente a todo vapor. Allí, además de los baños, se puede acceder al sauna, al hammam y sacudirse bajo contrastantes duchas escocesas.

El precio para pasar 2 horas en las instalaciones de Les Bains de Rocher es de 19 euros. Nos pareció accesible y el servicio, el personal y las instalaciones, impecables.

Rutas de trekking en Cauterets

Como si todo lo anterior no bastara para unos días de viaje de relax, deporte y diversión, en Cauterets podemos encaminarnos un poco más allá en nuestra aventura.

Hay varios senderos y todos se adentran en la belleza del Parque Natural de los Altos Pirineos. Tanto cuando vamos a esquiar y ascendemos en los teleféricos como si nos animamos a caminar desde el Pont d’Espagna hacia La Gaube, estaremos rodeados por macizos únicos en el planeta, tales como el legendario y hermoso Vignemale o el imponente Midi d’Osseau. Ambos, protagonistas fundamentales de la Alta Ruta Pirenaica cuyas etapas estoy transitando.

La ruta de las Cascadas, empieza saliendo de la ciudad. Para comenzar, se pasará por los antiguos baños de la Raillère. Se asciende progresivamente por el bosque. El sendero es evidente y cada tanto aparecen paneles explicativos de diferentes sitios de interés.

Se irá pasando por varias cascadas cada una, más impresionante y bonita que la anterior.

El sendero discurre por la margen izquierda del río y al final, puede llegarse en poco más de dos horas hasta el Pont d’Espagne. Un puente de piedra, antiguo, de estilo medieval. Sobre la margen derecha, hay una carretera con el mismo destino que el sendero.

Desde el Pont d’Espagne, a su vez, puede ascenderse por otro sendero hasta la laguna La Gaube. El panorama allí es magnífico. Todo el macizo Vignemale enmarca la laguna y se refleja en sus aguas cristalinas.

El camino desde Pont d’Espagne hasta La Gaube requiere poco más de 1 hora. Existe también una telesilla para subir hasta 15 minutos antes del lago.

Si se quiere seguir aún un poco más, desde La Gaube parten otro senderos que ascienden a algunas de las montañas y refugios pirenaicos.

Broche de oro, patinar sobre hielo

Aprovechando que hay una pista de patinaje y después de una decena y media de años sin patinar sobre hielo, llegué a Cauterets con los patines al hombro.

La pista de hielo de Cauterets está cerca de la Gare. El hielo no es bueno. Es duro y artificial como si fuera de plástico. Incómodo, poco maleable.

El personal de alquiler de patines es amable. Tienen una máquina de afilar y tuvieron las gentileza de afilar un poco las cuchillas de mis patines que llevaban mucho tiempo en el letargo.

Definitivamente, no fue sólo un destino barato de esquí y snowboard sino que, Cauterets, se ha convertido en uno de mis lugares favoritos de Francia. Y eso que, seguramente, aún no lo hemos visto todo.

¡Hasta la vuelta!

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 19: Parque Verdon-Menton

Tomamos el camino a Draguignan por carretera de coches. Pasamos por Flayosc donde quisimos consultar por dónde tomar la Eurovelo o alguna otra pista ciclable, pero la empleada de turismo de Flayosc no sabía nada. Continuamos pedaleando con un tráfico bastante concurrido hasta Draguignan donde, en este caso, la chica de Turismo sí era muy solícita e informada y nos indicó cómo tomar la Vía de Vignes.

Esta Via de Vignes, ciclable, puede tomarse desde el centro de Draguignan donde es fácil perderse… Tomamos una arteria hacia la izquierda y cruzamos el centro de la ciudad buscando las señales con ese nombre «Via de Vignes». Cerca de la Oficina de Turismo puede encontrarse una de estas señales. La Vía nos llevará sin problemas hasta cerca de Les Arcs. Allí, al final de la Via de Vignes, hacia la derecha, se toma la carretera a Les Arcs.

Recorrimos un poco las ciudades de Flayosc y Les Arcs que tiene mucho encanto.

En Les Arcs tomamos el tren hacia Menton, a un paso de Ventimiglia, Italia. Se pueden subir las bicicletas en el tren y ubicarlas en el pasillo que no molesten. El tren pasa por Cannes, Niza, Mónaco y otros puntos que pedalearemos de regreso.

En Menton acampamos en el Camping Municipal en Saint Michel. ¡A preparase! La subida hasta el camping es pronunciada pero las vistas valen la pena. El camping está bien. Son simpáticos, amables, y el precio es de 15 euros. Allí conocimos a Iñaki de Pamplona que anda caminando un GR -Gran Recorrido- el GR5 que nos ha dicho que está bien señalizado y arranca desde el Lago Leman en Suiza. Se trata de la Grande Traversée des Alpes y queda agendada para próximos eventos.

El centro de Menton es movidito. Hay una Oficina de Turismo concurrida y donde son muy amables y nos explicarán cómo llegar al Camping.

Italia ya se respira. Estamos a apenas 12 kilómetros de Ventimiglia.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 18: Rians-Parque Verdon

La ruta de este día es bien rutera. Salimos por la carretera 561 y después tomamos la 560. El pedalear es placentero. El trazado de la ruta presenta deliciosos desniveles, largas subidas y consecuentes bajadas.

Se pasa por una cascada que no es muy llamativa pero que amerita un breve parate. Disfrutar del rumor del agua y respirar el aroma del lugar. El agua que cae, se escurre por el terreno desparejo formando pozones de agua azul.

Esta es la región de Var, al sur de las Gargantas de Verdon y se destaca, además de por su naturaleza, por su tradicional y delicada porcelana artesanal.

Desde la cascada seguimos hacia Salernes donde no hay camping por lo tanto continuamos unos 5 o 6 kilómetros más hasta el Parque Verdón donde acampamos.  El camping nos costó 10 euros. Los baños son lindos y limpios. Es un predio enorme en medio del bosque. Se respira pino.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 17: Apt-Rians

Desde Forcalquier salimos a Manosque. Manosque es una ciudad poco agradable, con mucho tráfico, ruidosa, mucho smog. En la carretera también, muchos coches, mucho tránsito, y mucho smog.  Difícil respirar al ritmo del pedaleo.

Se puede tomar un tren para abreviar un tramo más poco agradable hasta Meyregules y desde allí seguir a Jouques y finalmente a Rians.

Nosotras pedaleamos y el camino, además del smog, nos regaló algunas lindas sorpresas. Pasamos por una bodega romana del siglo II y por un castillo de la Ravellette. Allí, cerca del castillo, nos perdimos. Los caminos hacen una T y nosotras escogimos el de la derecha. Mala elección. Siempre es mejor por la izquierda.

Sin embargo el error nos llevó a descubrir otros parajes repletos de viñedos en colinas onduladas, luego bosques de pinos, y entre la espesura oasis de pradera recortada donde se yerguen castillos. Muy mágico.

En Rians no hay campings por lo que acudimos a dormir a un albergue pipícucú. Su dueño, Marc Antoine, nos hizo un precio especial y fue muy amable y cordial.

El lugar es un departamento con estilo y una terraza con vistas alucinantes. No pudimos despegar los ojos ni de día ni a la caída de la tarde, ni a la puesta de sol, ni a la noche. No nos perdimos nada.

El pueblo tiene su encanto. El almacén es caro. Todo muy exclusivo, pero los habitantes son simpáticos.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 16: Apt-Forcalquier

Entramos en los Alpes y las colinas se hacen notar de buen grado y agrado. La ruta sigue estando muy bien señalizada por el símbolo de la silueta del niño en bicicleta.

Atravesamos muchos pueblos viejos y llenos de encanto como Raillane, pueblos encaramados en las laderas de lomas empinadas.

Hubo buena cosecha, lechuga de campo y un melón increíble que saboreamos a la sombra del camino.

El camino cruza infinitos campos de lavanda. Son enormes extensiones lilas y durante buena parte del recorrido nos inundamos de ese aroma refrescante impregnado en todo el espacio. Luego en lugar de los campos violáceos hay bosques de pino. Es un placer para los sentidos, uno tras otro.

El recorrido nos lleva también a pequeñas ermitas de oración y monasterios. Algunos tramos son carreteras angostas, con muchas curvas y abrupto desnivel.

Pasamos el Observatoire Saint Michel, un sitio enclavado en lo más profundo de un bosque sombrío con una energía muy especial.

En Folcalquier acampamos en el único camping de la ciudad. Cuesta 13 euros con una linda piscina y show de magia para los veraneantes.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 15: Saint Gilles-Apt

El bidegorri sale directamente del camping municipal. Luego se pierde alguna veces, sobre todo al cruzar por ciudades más pobladas y con más movimiento.  No se encuentra fácilmente la señalización, pero una vez hallada la buena senda, el camino de esta jornada es hermoso. Casi todo discurre por una buena Vía Verde. La cartelería se basa en un dibujo de una silueta infantil de niño en bicicleta. Hay de este tipo de carteles azules y rojos. Los azules son los que van en nuestra dirección. Los rojos serían para regresar en la dirección contraria.

La pista sale de Cavaillon, donde se complica un poco el tema de la señalización. En breve pasaremos al pueblo de Roubion, muy pintoresco y, más adelante, una antigua estación de trenes: Goult. Allí podemos descansar. Hay una fuente de agua, mesitas y toilet.

Retomando la ruta llegaremos a un enorme crómlech (dólmen), muy bien conservado. Es del neolítico y su establecimiento data de 3900 años antes de Cristo.

 

Siguiendo siempre por la formidable pista ciclable nos encontraremos con otra área de descanso muy agradable y provista con una «boîte aux livres», mesas y bancas bajo una arboleda.

Todo el camino hay frutales cargados de frutos maduros y deliciosos en verano. Buena cosecha de ciruelas muy dulces, de varios tipos y colores.

Llegamos a Apt y acampamos en el camping Los Cedros,  inmersas en el parque Luberon.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 14: Carnon-Saint Gilles

Precioso bidegorri siguiendo la Via Rhone.

Saliendo de Carnon cuesta encontrar las señales para arrancar. Preguntando encontramos la pista ciclable que va por la costa y entramos a una playa a mojar los pies en el Mediterráneo. Luego seguimos hasta la Grande Motte que nos pareció horrible con un montón de edificios de cemento con formas raras. Como si quisieran barcos. No sé, pero de mal gusto.

Saliendo de la Grande Motte otra vez volvemos a perder la pista ciclable. Cero Eurovelo por ninguna parte así que tuvimos que superar Le grau du roi y Aigues Mortes por la carretera.

Al llegar a Aigues Mortes, que es lindo con su puente y su castillo, vimos que el bidegorri venía junto al río. Y era lindo…

Dentro del castillo de Aigues Mortes hay una ciudadela con casas pintorescas, frentes arquitectónicos bonitos y ventas turísticas.

Otra vez a lidiar para encontrar el bidegorri de salida de Aigues Mortes hasta que encontramos la Via Rhone y desde allí, listo. La Via Rhone está bien señalizada. Corresponde a la Eurovelo 17 y como es una via ciclable previa mantiene su marca y está bien.

Para arrancar los caminos ciclísticos siempre es lo mismo: complicado al cruzar los centros urbanos y un fastidio.

A lo largo de la Via Rhone llegamos sin contratiempos a Puerto Gallicien y, desde allí, encaramos a Saint Gilles.

Saint Gilles es una ciudad vieja, con una antigua abadía del siglo XII y vetustos frentes de piedra clara.

Dormimos en el camping La Chikannette que está ubicado dentro de la misma ciudad. Llegamos con un charparrón tupido y armamos las carpas debajo de una hermosa pérgola de enredaderas. El internet funcionó mejor. Hay una pileta espléndida y hay mesas y bancas y sombrillas.

En la recepción y en general la gente de este camping es muy simpática y amable.