Otro de los recorridos que pueden hacerse desde el pueblo de Errigoiti es tomar el camino que va hacia el barrio de Borike, cerca de Katalina auzoa está el cartel que indica la entrada a Borike.
Una vez pasadas las dos casas del final del camino asfaltado, se sigue por la derecha por una pista de tierra que pasa por un establecimiento con vacas y se adentra en un bosque de pinos. Vamos descendiendo por el bosque, con varias curvas hasta Ugaliz, un par de casas desde donde nos ladrarán varios perros de distinto tamaño que están tras las rejas.
Aquí cruzamos el Otsolarre erreka y, luego de dejar atrás los perros, bordeando el arroyo llegaremos a un desvío. Tomamos la salida de la izquierda ya que, la de la derecha irá a parar a un pastizal sobre el arroyo pero sin cruce y sin salida en la margen contraria. Por el camino de la izquierda emprenderemos el ascenso.
Vamos a pasar cerca de Otsolarre y cruzaremos parte de los pagos de Morga y sus tupidos viñedos. A lo largo de las viñas volveremos a ingresar al municipio de Errigoiti, estaremos a pocos pasos de Gerekiz sobre un camino ancho. En este camino se impondrá, más adelante el albergue de Pozueta para los peregrinos de Santiago y señales de subida este Camino.
Sin perder las señales nos adentramos en un sendero angosto cuya entrada está señalada con un poste y este sendero llegará hasta la intersección donde se divide la bajada a Gernika o la a Elizalde que es la que tomamos para subir un poco más y regresar al punto de salida en Katalina Auzoa de Errigoiti.
Bizkaigane es una cumbre de poca altura, 387 metros, emblemática en la zona de Errigoiti ya que, sobre ella, hay un peñón coronado con una ermita construida para homenajear a los gudaris caídos en 1943. El lugar ofrece unas vistas privilegiadas hacia todas las direcciones. Se aprecia el Valle del Butrón, el Sollube y un recorte de la reserva de Urdaibai.
Para llegar a Bizkaigana desde Errigoiti, tomamos un camino que arranca a pocos metros del cruce de carretera con el desvío a Elizalde. En la entrada a este camino hay un cartel que señala: Madalen.
Madalen es un pueblo muy simpático que vale la pena conocer. Vamos a avanzar con los caseríos sobre nuestra derecha y amplias campas verdes donde suelen vagar corzos, a la izquierda. En el siguiente desvío, también con poste, giramos a la izquierda.
Luego hay otro desvío por el que podemos optar ascender a la cumbre del monte Maiaga. Es posible subir o bahar más adelante también, por otras entradas en senderos que no están señalizados, a través del bosque.
Cuando hago este camino, elijo primero llegar hasta la fuente de agua, porque es muy bonita con su espaldar de madera y su lauburu y el agua que baja incesante, es sabrosa y necesaria.
Desde un lado de la fuente, asciende un sendero que bordeando un bosque y por huellas angostas, nos lleva hasta la cima de Maiaga.
Maiaga está a 403 metros, hay un vértice geodésico con su buzón y la indicación de puntos cardinales y otras cimas que pueden apreciarse desde allí aunque hay bastante vegetación tupida. Desde Maiaga podemos ver el Sollube a un lado y, por el otro lado el legendario Ganekogorta.
Desde Maiaga podemos bajar por una pista de pastos, ancha, que nos depositará nuevamente sobre el sendero principal que tomamos a la izquierda. Seguimos adelante y nos dirigimos al barrio de Sallobante. Cerca de allí veremos un caserío abandonado, bonito y con cierta magia a pesar del abandono.
Desde Sallobante donde hay un merendero, un parking y un cruce de carreteras, está la señalización para subir a Bizkaigane. A la derecha durante esta última etapa del camino, veremos el poblado de Metxikas al que también podemos acercarnos y llegar por un angosto sendero antes de Sallobante.
Desde el cruce de carreteras subimos hasta la cima de Lino Bravo, con su amplia campa verde y, pocos pasos más estaremos frente a un caserío y un cartel de señales a cuyos pies hay un enorme jarro de leche escultórico que nos anuncia la fábrica de quesos de oveja del vecino Txiplas. ¡Son una delicia!
Unos metros después se vislumbra la ermita Gurutzeta en homenaje a los gudaris. Hay un cuidado parque exterior, con bancas y una escalera para coronar el lugar.
Para regresar volvemos a Sallobante y, desde allí tomamos la carretera que se dirige a Elizalde Auzoa pero antes de llegar a la iglesia de Elizalde desviamos al ayuntamiento de Errigoiti para tomar el camino a casa.
También es posible y muy saludable subir a Bizkaigane en bicicleta por la carretera.
Esta ruta en bicicleta en Errigoiti nos adentra en caminos rurales del interior de Bizkaia que esconden un sinfín de rincones encantadores para descubrir. Todos ellos, al igual que en la mayoría del País Vasco, son de un verde intenso, fruto de tanta lluvia.
Las laderas onduladas y verdes no ofrecen la comodidad de un terreno plano aunque sí la delicia de frescas bajadas y la postal constante de los caseríos con flores, corrales con cabras, rebaños de ovejas. Bosques de pinos, eucaliptus y encinares bordean los caminos y, entre ellos, podemos detenernos a explorar el misterioso mundo de las infinitas setas.
La mayoría de los caminos por los que podemos pedalear en Bizkaia están asfaltados. Esta ruta en bicicleta en Errigoiti que propongo no es la excepción.
En cada poblado, ermita, o punto emblemático, no faltará una fuente de agua. La mejor agua de la península ibérica está aquí.
¿Dónde comenzar esta ruta en bicicleta en Errigoiti?
Si bien en la región hay muchas posibilidades para una jornada ciclista placentera, este recorrido lo vamos a comenzar en la iglesia del barrio Elizalde a 5.4 kilómetros de Gernika.
Errigoiti significa «tierra de arriba». Esto significa que, para llegar hasta aquí, hay que subir indefectiblemente. Tiene su encanto si lo hacemos en bici o a pie por el Camino de Santiago. Sin embargo también hay un minibús de Bizkaibus, el 3534, que nos puede salvar esta subida varias veces por día, excepto en fines de semana y festivos. Si no hay muchos pasajeros, que no suele haber, el minibús puede cargar hasta dos bicis.
Comenzaremos la ruta en bici en Errigoiti deade allí, Elizalde Auzoa -barrio Elizalde- donde se encuentra una iglesia del medioevo con un reloj que hasta el momento funciona bien. Como dato curioso, es muy famoso el «Santo» que hay en este templo. Se lo considera milagroso. Se trata de un peregrino de gran tamaño y con muchos dedos en los pies, que fue encontrado momificado y se lo preserva en una cripta de cristal. Se puede visitar los domingos a mediodía al momento de la misa.
Allí, en Elizalde, hay además un merendero, amplio, con parrillas y mesas de pic-nic y paneles informativos acerca de otros caminos que se pueden hacer en bici o a pie. También se encuentra el Errigoiti hotel.
Tomamos la calle en dirección Katalina Auzoa y pasaremos sucesivamente por otros barrios: Orkondoas, Mendi Auzoa, tomamos una gran bajada con curvas entre un bosque tupido, Etxano Auzoa y, al llegar a la carretera principal doblamos a la derecha hasta Olabarri donde encontraremos un parque infantil con una fuente de agua y enfrente un bar.
Es un buen punto para reponer agua y descansar un momento ya que luego, de regreso, deberemos enfrentarnos al repecho. Si bien el desnivel que acusa todo el recorrido no supera los 200 metros negativos y positivos, los descensos y ascensos no están repartidos de forma proporcional, sobre todo en la bajada. La subida es más paulatina y han colocado paneles donde se puede leer la distancia y la pendiente que llevamos. En este tramo va de 2.9 a un máximo de 5.7 lo que la hace en una ruta perfectamente asequible y para pedalear a gusto e piaccere.
Tomamos la carretera principal durante unos cuantos metros y al acercarnos a la Ermita de San José Obrero desviamos a la derecha y regresamos con destino Ayuntamiento de Errigoiti siempre siguiendo el curso del arroyo Madalen que discurre a nuestra derecha.
En la ruta de regreso del Transiberiano llegamos a esta ciudad sorprendente. Krasnoyarsck se convierte a primera vista en uno de los mejores lugares de Rusia, una ciudad entre ríos y montañas, con tanto bullicioso urbano como oasis de paz.
Llegar y moverse en Krasnoyarsck
Llegamos en tren desde Severobaikalsk, un viaje de más de 24 horas en el que tengo nuevas oportunidades de hablar con la gente y aprender más del pueblo ruso.
Viajamos con una pareja siberiana con quienes comparto historias de vida, hijos, nombres de plantas y flores y texto de Chejov.
A entrar en Krasnoyarsck el tren cruza un puente enorme. El río Yenicei es imponente, dueño y señor del paisaje. La luminosidad descollante de la ciudad se refleja en el agua. Antes de desembarcar del tren, Krasnoyarsck nos ha conquistado. No nos defraudará. Es indefectiblemente uno de los mejores lugares de Rusia.
Desde la estación podemos tomar los tranvías 5, 6 y 7 hasta el centro de la ciudad. Uno sube y luego la cobradora nis dará el boleto por 28 rublos.
Los tranvías van por la concurrida avenida Karla Marxa y regresan por una paralela. Es una ciudad fácil de interpretar y recorrer sin perderse.
Si necesitamos ir a la Terminal de buses, Avtovakzal, en la misma avenida Karla Marxa podemos tomar el autobús 63 entre otros. Estos cuestan 32 rublos y la gente no tiene problemas en ayudar con información.
Como llegamos en tren pero salimos en avión a falta de más días, tuvimos que ir al aeropuerto que está a unos 40 km del centro. También es sencillo. Desde la Terminal de ómnibus, avtovakzal, compramos en ventanilla un boleto para el 202. Cuesta 125 rublos, sale a cada hora en punto y tarda 50 minutos hasta el aeropuerto.
Qué visitar en Krasnoyarsck
El paseo por esta ciudad es variado y ameno. Para ver los edificios más emblemáticos, basta con caminar por la Avenida de la Paz, Ulitsa Mira. En esta avenida se concentran la mayoría de los edificios que no hay que dejar de ver.
Hay parques y conjuntos escultóricos prácticamente en cada esquina. El art nouveau y el art déco se despliegan en fascinantes frentes.
La catedral y en una intersección con Mira, la iglesia de Blagoveshchensk, aparecen de improviso y merecen ser visitadas. El misticismo del interior de la catedral de Krasnoyarsck es encantador. Más acogedor que el interior de otras catedrales.
En cuanto a arquitectura, Krasnoyarsck es uno de los mejores lugares para darse un empacho de estilos. Los edificios art déco y nouveau se codean con sólida arquitectura soviética y sus símbolos históricos perennes en la piedra.
Siempre aparecen memoriales de mármol y placas donde perviven los nombres de los héroes.
Krasnoyarsck es además profusa en cuanto museos y teatros. Hay dos Museos de Arte, un Museo Regional, otro de Literatura, otro de Geología. En cuanto a teatros, además de la Sala Filarmónica, nos encontraremos con un enorme Teatro de Ópera y Ballet y muchos teatros más de comedia y arte dramático sin descartar, en una esquina, la fantástica puerta de ensueño que conduce al escenario de los Muñecos, Teatr Kukol.
Krasnoyarsck, entre la montaña y el río
Más allá de todo este interés urbano, Krasnoyarsck se convierte en uno de los mejores lugares de Rusia porque conjuga la urbanidad con la naturaleza.
Crecer junto a las márgenes del Yenicei, una de las vías navegables con más historia de Rusia, y enmarcada por montañas donde se práctica esquí y otros deportes, engrandecen las posibilidades de esparcimiento, disfrute y de una ciudad como para quedarse a vivir.
Al mismo tiempo, en el medio literal de la metrópoli existe una isla conectada a la ciudad por un largo puente, la isla Taishchet.
En un agradable paseo desde el centro, cruzamos el puente, largo, desde el que hay hermosas vistas.
Todo el recorrido, incluida la isla, consta de senderos peatonales y ciclovías. La gente pasea calmadamente o sale a practicar deporte y respirar aire puro.
Alojarse en Krasnoyarsck
Al tratarse de una ciudad sencilla para recorrer, cualquier alojamiento que se enmarque desde la estación de ferrocarril, siguiendo el trazado de las avenidas Karla Marxa, Mira o Lenina y todas sus perpendiculares, estará bien.
Nosotros encontramos un departamento a través de Ostrovok, por 2250 rublos, y muy bien ubicado cerca de la calle Surikova. Desde allí recorrimos a pie todo aquello que no hay que dejar de ver en uno de los mejores lugares de Rusia, Krasnoyarsck.
Vamos transitando el BAM, Baikal Amur Magistral. Este tren que también se conoce como «el otro Transiberiano» y que constituye una de las mejores maneras de ir al lago Baikal.
El lago Baikal es el más profundo, el más antiguo, uno de los más grandes reservorios de agua dulce del planeta. Para los pueblos que rodean su perímetro de miles de kilómetros y para quienes nos acercamos y más aún nos bañamos en él, el lago Baikal se vuelve santo.
Cómo ir al lago Baikal
Durante este viaje ya hemos visitado este enorme lago desde el sur, desde Irkutsk y desde Listvianka. Además hemos visto al Baikal desde la ventanilla del tren rumbo a Ulan Udé. Sin embargo ahora viene lo mejor, ir al lago Baikal desde su extremo norte. Iremos a Severobaikalsk palabra que significa literalmente el Baikal del norte. Norte: север (sever).
Tomamos el tren desde Komsomolsk na Amur hasta Tynda. En Tynda tenemos una escala de seis horas que aprovechamos para caminar un poco y recorrer el poblado.
Tynda no es muy grande. Sus calles se parecen más a senderos que discurren entre edificaciones perennes de la época soviética. Rodeando los sólidos y austeros bloques de cemento, con encanto detrás de cada ventana, caminamos entre tupidas arboledas desnudas de otoño.
Hay un museo del BAM y una escuela de música. Cerca de la escuela, las farolas han conformado una orquesta.
La estación de Tynda es llamativa. Para ir desde la estación al poblado se cruza un puente peatonal flanqueado por tuberías de gas.
Tren desde Tynda a Severobaikalsk
Este es un viaje largo pero se pasa bien. Hemos comenzado el día 23 por la tarde y llegado a Tynda el 25 en la mañana temprano. Llovía y esperamos a que amaine para salir a recorrer y comprar vituallas. En unas pocos pasos habíamos hecho más amigos que cuadras. Hablamos con todo el mundo, la gente de Tynda resulta ser muy agradable.
Luego de recorrer y comprar volvemos a la estación.
Al tren siguiente suben muchos soldados. Hay movilización. La mayoría de los soldados son demasiado jóvenes, casi niños. Van a enfrentarse con los asesinos a sueldo de Estados Unidos y la OTAN. Ruego que demonios efímeros posean a los nobles corazones rusos durante la batalla. Que combatan sin caer. Será un milagro. El enemigo sólo está preparado para matar. No son humanos. Ni siquiera bestias. Son fascistas.
El viaje para ir al lago Baikal se vuelve tan ameno como preocupante. Quedamos en contacto. Sólo para dentro de dos meses.
El tren sigue el curso del río Nyukzha y más adelante el río Olyokma. El paisaje se llena de montañas todo alrededor. Son las cordilleras Muysky.
Cruzamos el Severomuysky, uno de los túneles ferroviarios más largos del mundo, 15.3 km. Y cuando casi quince minutos después salimos del túnel, el paisaje se ha transformado. Todo está blanco afuera. Los pinos bajo el velo blanco de la nevada. Los durmientes de las vías blancos.
Llegamos a Severobaikalsk el día 26 poco después de mediodía y vamos hacia nuestro acogedor alojamiento: la Casa del Lago.
«Большая Байкальская Тропа», el gran sendero del Baikal
Ir al lago Baikal por la parte norte significa una de las emociones más grandilocuentes de este largo viaje. La magnificencia de la naturaleza puesta de manifiesto en este lugar que presiento es uno de los puntos centrales del planeta.
Mucho de lo que ocurre en el devenir natural del mundo, debe tener su epicentro en el lago Baikal. No puede ser de otra manera. Ningún centro o núcleo puede concebirse fuera de él.
Caminamos por senderos suaves. Entre árboles, matas, pinares, de todos colores. Hay bayas y frutos. Vuelan y cantan los pájaros pequeños. Bajamos hasta la costa. El agua es transparente, pura, bebible, potable. Es fresca pero no fría.
Caminamos sin cesar. Cada paso, cada vista, cada enramada seca o dorada es una invitación a un paso al más allá.
El lago Baikal lo tiene todo. La belleza sin tachas, la pureza. Las montañas, el bosque. La inmensidad. Sólo es posible marchar, si uno piensa en volver.
Viajar en tren por Rusia ofece muchas variantes y rutas. El BAM, Baikal Amur Magistral, representa una de las más aventuradas. Se trata de una ruta construida sobre un terreno imposible, a través de cordilleras, en un suelo que permanece helado desde hace siglos y a lo largo de más de 4000 kilómetros.
Viajar en tren BAM es una odisea. El traqueteo es pausado y lento la mayor parte del tiempo. Llegar desde Komsomolsk na Amure a Tynda requiere de dos noches en el tren y para llegar a Seberobaikalsk, un día completo más.
Los muros hablan en Komsomolsk na Amure, primera parada del BAM
Desde Vladivostok viajamos directo y sin escalas a Komsomolsk na Amure. El trayecto regresa sobre sus pasos hasta Jabarovsk. Más adelante deja el distrito de Jabarovsk y se adentra en el Amursky.
El paisaje otoñal se perpetúa en la gama de amarillos a rojos. Abundan los ríos caudalosos y los puentes.
Al llegar a Komsomolsk na Amure nos recibe su sólida y simpática estación. Todo en esta ciudad, desde su nombre a la llegada misma, nos recuerda quiénes fueron los que trabajaron para poblar esta zona de Siberia y traer hasta aquí el tren: los jóvenes comunistas del Komsomolsk.
La mayoría de quienes efectuaron la maravillosa obra de ingeniería contra la adversidad fueron voluntarios. La construcción del ferrocarril demandó más de 50 años, desde 1930 a 1984 y costó 25 mil millones de dólares, 50 veces más que el Transiberiano tradicional que recorre 9822 kilómetros. O sea, más del doble que el BAM.
Qué visitar al viajar en tren a Komsomolsk na Amure
Tras el recibimiento en la estación, con Lenin y una estrella roja en las molduras superiores, podemos caminar hasta la mayoría de las avenidas céntricas.
Abundan parques muy verdes, con bosques frondosos y senderos por los que es muy agradable caminar. Veremos varios monumentos en honor a los trabajadores voluntarios que construyeron el ferrocarril y la ciudad.
La ciudad se extiende por kilómetros y los lugares interesantes para visitar están repartidos. La catedral, por ejemplo, se encuentra a ocho kilómetros de la estación de trenes que está cerca de la zona céntrica y la costa del Amur.
Está bien recorrer ambos sectores. Por un lado cerca de la estación, los parques, el Teatro de Arte Dramático, el Memorial a los combatientes de la Gran Guerra Patria y caminar por el malecón.
Por otro lado, ir en un autobús hasta el Parque Gagarin, el Parque Pobedy y visitar la catedral.
Vladivostok es una gran ciudad y un ícono del viaje en Transiberiano. Llegar hasta aquí en tren significa haber transitado las vías del ferrocarril más largos del mundo. Algo épico y emocionante para cualquier viajero. Un sueño hecho realidad.
Llegada a Vladivostok, última estación del viaje en Transiberiano
Qué visitar en Vladivostok
En viaje en Transiberiano, cruzaremos infinitos ríos de distinto caudal, y ver y respirar cursos de agua siempre gratifica.
Vladivostok se destaca por estar rodeado de aguas y, llegar al océano tras más de nueve mil kilómetros de tren, es una bendición.
Estamos en las costas Pacíficas del Mar del Este y en una ciudad que se desparrama sobres las extensiones de tierra que liberan los golfos de Amursky y el Ussurisky. Ambos a su vez dan lugar a irregulares bahías, penínsulas y cabos.
En el sector céntrico de la costa, nos encontraremos con museos navales, fortalezas, Memoriales y depósitos históricos sobre todo de elementos de la tradición marina de Vladivostok. Pasaremos por monumentos, plazas y parques. Algunos, entre frondosas arboledas, resultan un oasis al ruidoso caos de las concurridas avenidas. Sin embargo estas avenidas son también de paseo obligatorio. Flanqueadas de solemnes palacios. Art nouveau y art déco se dan cita y descollan entre edificios clásicos y sólidas construcciones soviéticas. Uno junto al otro. Un festival de arquitectura a lo largo de las avenidas Okeansky y Aleutskaya y todas las transversales.
A medida que avanzamos por la costa o una u otra avenida, aparecerá el gigante puente blanco llamado el Puente Dorado y que cruza hacia la zona del Cuerno de Oro.
Pasaremos dos imponentes catedrales ortodoxas, una de reciente construcción y pasaremos también por el arco de triunfo erigido en honor a Nicolás I. Además veremos la capilla de San Miguel Arcángel y sobre el otro lado de las avenidas, subiendo desde el mar, el contraste de una iglesia luterana de ladrillo con cúpula verde.
El terreno sobre el que se explaya la ciudad de Vladivostok no es plano. Es una ciudad trazada sobre barrancos con un montón de desniveles y calles que suben y bajan todo el tiempo. Una buena oportunidad para estirar las piernas tras innumerables horas de viaje en Transiberiano.
Cómo desandar el camino de regreso a Moscú
Para desandar el camino y enriquecer aún más nuestro viaje en Transiberiano, elegimos el BAM, Baikal Amur Magistral.
Este tren fue conocido como el proyecto de siglo. Su construcción fue un desafío a las leyes naturales y un verdadero milagro de la ingeniería soviética ya que el BAM transita terrenos que permanecen helados durante la mayor parte del año.
Si nuestro viaje en Transiberiano se jacta de ser un recorrido épico, lograr llegar a Moscú por el norte-norte del Baikal, será además de otro sueño, una hazaña.
Llegamos a la anteúltima parada de nuestro tren, la parada número trece y resulta ser una de las más lindas ciudades de Siberia que hemos visitado.
Si bien esta zona se delimita dentro de lo que se llama el «Lejano Oriente Ruso», se considera dentro de Siberia y Jabarovsk es la metrópoli con muchos habitantes más fría del mundo. Aunque a nuestro paso otoñal, el clima aún está templado.
Qué ver en Jabarovsk
Llegamos en domingo y con sol. Las plazas, bulevares y el malecón, están repletos de gente paseando. Familias enteras salen en bicicleta o en patines. Otros caminan o toman sol en la playa de arena sobre el imponente río Amur.
Hay puestos de helados, alquiler de coches a batería para niños, muchas personas de todas las edades en patinete y muchos turistas rusos visitando las bellezas de las ciudades del Transiberiano, Jabarovsk en este caso.
Las vistas no dan tregua. Todo es precioso. Por un lado tenemos el río Amur con todo su enorme caudal y sus remansos lejanos entre islotes de juntos. Las naves y barcos se aprovechan de las ventajosas aguas y una hilera de pescadores espera su pique pacientemente contra los barandales del malecón.
Por el otro lado, las construcciones palaciegas de la parte alta de la ciudad, nos invitan a subir por escaleras señoriales a visitar las catedrales y los monumentos.
Hay dos catedrales, la de las cúpulas azules es la de la Asunción y más allá, la de las cúpulas doradas, la de la Transfiguración.
En cuanto subimos a ver una de ellas, no hay más remedio que zigzaguear y perderse entre calles y avenidas concurridas siguiendo otras torres.
Llegamos a los museos. Construcciones sublimes y una exposición de Magritte en el Museo de Arte del Lejano Oriente. La casa de los oficiales y las ciclópeas columnas que se multiplican en el Museo de Arqueología mientras se escapa una sinfonía para orquesta completa de la sala de conciertos que está enfrente.
Cerca de allí, subiendo sin propuesta definida, terminamos en un mirador desde donde nos conquista el panorama del Amur enmarcado por una de las ciudades del Transiberiano más atractiva.
Al volver a bajar hacia el río, nos encontramos con la Casa de los Pioneros rodeada de parques con significativas esculturas.
Dónde alojarse en Jabarovsk
Dos propuestas para quedarse en la anteúltima de las ciudades del Transiberiano. Una es cerca del malecón y la otra cerca del bulevar Amursky bajando desde la estación.
El bulevar Amursky corta la ciudad desde la estación de trenes hasta la costa. Es un bulevar ancho. Una seguidilla de parques llenos de árboles y flores. Caminar por allí hasta el río es un paseo.
Algunos vendedores de setas o pinturas artísticas flanquean los senderos. Llegando a la costa, son los músicos callejeros de merecida calidad, los que acompañan nuestros pasos.
Nosotros nos quedamos en un bonito departamento a más o menos un kilómetro de la estación y poco más del malecón.
Encontramos el alojamiento en Ostrovok donde se puede reservar sin tarjeta de crédito. Está bien ubicado, en Amursky 46, junto a un hotel, sobre un supermercado y enfrente de los parques del bulevar. La anfitriona Verónica es un encanto y en rl departamento, colorido y romántico, no falta nada.
Llegar a una de las ciudades del Transiberiano más sorprendentes
Llegamos en tren Rocciya con escala previa en Belogorsk. Desde Belogorsk son poco más de doce horas.
Al llegar a la estación de Jabarovsk, un hermoso edificio cuya salida está jalonada de fuentes y jardines, ya nos da una impagable primera impresión.
Agarramos el bulevar y bajamos hacia el 46. Los números están desordenados pero la recepcionista del hotel llama por teléfono gentilmente a nuestra anfitriona quien en diez minutos entra al hotel a recogernos.
Desde nuestra dirección podemos llegar caminando hacia todos los puntos importantes de la ciudad.
Ir a China no está en nuestros planes, sin embargo China está ahí. A un río de nosotros.
La ciudad china de Heihe está separada de la rusa Blagoveshchensk por el río Amur.
El Amur es uno de los ríos más largos del mundo, con casi 5000 kilómetros de longitud. Nace en los Montes Khentiique, desemboca en el mar de Ojotsk, y sirve de frontera en parte de su recorrido a Rusia y China.
Cómo ir a China desde Rusia
Desde la ciudad de Blagoveshchensk se puede ir a China en barcos. Hay cruceros, ferries, lanchas. El caudaloso Amur no es extremadamente ancho.
La ciudad china de Heihe está al alcance de nuestras miradas, claramente y el cruce toma menos de media hora.
Cómo llegar a Blagoveshchensk
Blagoveshchensk no está en la ruta principal del Transiberiano. Para llegar aquí habrá que hacer una escala.
Tomando el tren en Chita se puede hacer la escala en Skovirodino, a una noche de Blagoveshchensk o llegar hasta Belogorsk a tan sólo dos horas de la frontera.
Los tramos de tren son en el Lejano Oriente Ruso más largos. Cada viaje en tren nos demanda ahora un promedio de veinte horas.
Qué ver en Blagoveshchensk
La ciudad es muy movida. Ha crecido mucho en todas direcciones y las avenidas y construcciones modernas no están provistas de mucho encanto. Se nota que son simplemente funcionales al gran movimiento comercial y demográfico del lugar.
La parte bonita del recorrido es desde la Avenida Lenin (Ulitsa Lenina) hasta el malecón.
Caminando por Lenin llegaremos por un lado a la Catedral y por el otro a los palacios zaristas hoy restaurados y convertidos en salones o edificios públicos.
Al atardecer el malecón se llena de música y baile. Grupos de danzas de todas las edades, abuelos incluso, bailan danzas típicas. Otros grupos, estudiantes, desfilan y cantan con banderas y pancartas.
Cuando cae la tarde y se encienden las luces de ambas costas, disfrutaremos de un colorido espectáculo chino sin ir a China.
Dónde alojarse
Al ser una ciudad tan desparramada es importante considerar un alojamiento cerca del centro y el malecón.
Para ir a China desde Blagoveshchensk hay alojamientos por todas partes. Algunos a varios kilómetros de la costa.
El centro gira en torno a la Plaza Pobedy donde también se encuentran los edificios zaristas y hermosos parques y plazas recargados de luces y esculturas.
Nosotros nos quedamos en el hotel Onnegin que está bien ubicado. Es limpio y las camas, muy cómodas.
Chita es una antigua ciudad, fundada como tal a mediados del siglo XVII. Una ciudad con una historia particular que merece conocerse al viajar a Siberia. Este enclave no carece de cierto misterio.
Supo ser la capital de su propia república independiente, y más tarde fue también la capital de la República del Lejano Oriente. Sin embargo, al caminar por Chita, uno siente que pasea por un pueblo grande y bullicioso, con calles de tierra que cortan las largas avenidas asfaltadas y edificios sólidos que denotan un pasado importante.
Sobre todo, al viajar a Siberia y visitar Chita, nos percataremos de su evidente tradición y cultura militar.
Cómo llegar a Chita
Chita está en la ruta principal del Transiberiano. Se puede tomar un tren directamente desde Ulan Udé. Es un tramo de unas diez a doce horas que es mejor hacer de noche.
En la mañana llegamos a Chita y lo que impresiona primero es la enorme iglesia ortodoxa enfrente de la estación. De color celeste y con exuberantes cúpulas doradas.
La estación de Chita no es demasiado grande y el movimiento es fluido. Es importante sacar boletos para el próximo viaje ya que, a partir de este punto las distancias son muy amplias. Tramos de más de veinte horas y no hay trenes saliendo todo el tiempo para cubrir tal amplitud.
Dónde dormir en Chita
Escogimos un mini-hotel muy cómodo, tan cerca de la estación como del centro. Se llama Dekabrista, título que se va a reiterar en varios puntos al viajar a Siberia ya que fue el último baluarte de los renuentes «decembristas».
El mini-hotel está bien. Tiene una cocina equipada completa, las camas son cómodas y el personal es amable. También dispone de lavadora y secadora gratis.
Qué visitar en Chita
Dos huellas del pasado de Chita se imprimen en sus calles y edificios. La huella decembrista contrasta con la soviética. Por un lado nos encandilarán los enormes edificios soviéticos, las plazas amplias por las que los paseantes parecemos hormigas. Por otro lado descubriremos las casas de madera mimetizada con la corteza de los árboles que se explayan salvajemente en las veredas.
Además de la Catedral Kazansky ubicada frente a la estación, al viajar a Siberia nos tomaremos con iglesias más pequeñas, muchas de madera como la del Arcángel Miguel en Chita. Asimismo en esta localidad perduran todavía varias construcciones de madera, entre ellas el kiosco central de un parque de madera con tallado de ebanistería. Sobreviven mansiones decembristas y casas seculares aún habitadas.
En toda la ciudad resalta el espíritu militar. En la «Casa de Oficiales», enorme edificio amarillo y blanco con estatuas doradas, se exponen tanques de todas las épocas y,a menos de tres kilómetros de la ciudad hay un extenso predio memorial por la Gran Guerra Patria. Al mismo tiempo allí funciona una escuela militar.
Algo que nos llamó la atención gratamente en Chita es la presencia esporádica de bibliotecas callejeras y más aún, la constante afluencia de lectores intercambiando libros.
También tuvimos oportunidad de presenciar los ensayos de grupos de música y baile con participantes de todas las edades preparándose para una fiesta patria.