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Moscú, una de las ciudades más lindas del mundo

Qué hay que visitar en Moscú

Los lugares que hay que visitar en Moscú no se agotarán en un solo paseo. Es imposible. Además, a los sitios imprescindibles de un primer viaje, nos dará gusto regresar y volver a darles una vuelta.

Es mi tercer viaje a través de Moscú. Todos mis viajes a Rusia empezaron y acabaron aquí. Moscú es una ciudad en la que podría quedarme mucho tiempo. Sigo encontrando rincones nuevos, parques, monasterios, construcciones, barrios, calles, lagos. Moscú reserva sorpresas en toda su amplitud y como es una ciudad enorme, digna de la gran Rusia, difícilmente pueda jactarme alguna vez de que ya lo he visto todo.

Al mismo tiempo, volver a ciertos lugares ya recorridos, vuelve a sorprender, a gustar. Se disfruta una vez y se repite y amplifica el disfrute al regresar. Es así. Moscú es bella e interesante al mismo tiempo.

Sitios de interés que hay que visitar en Moscú

La lista de imprescindibles la encabeza por supuesto el Kremlin, la Plaza Roja, la catedral de San Basilio, postal emblemática de Moscú y de Rusia, y las estaciones de metro.

La visita al interior del Kremlin y todas las construcciones, iglesias, museos, monasterios de su interior, requieren mínimo medio día. Si se puede disponer de más horas, mejor. Asimismo hay que recorrer y relajarse en sus jardines interiores y exteriores y si se desea, entrar al Mausoleo de Lenin. El Kremlin de Moscú y todo su entorno, no es la imagen que uno guarda de libros o fotos, estar allí, en vivo y en directo intentando explorarlo palmo a palmo, te dejará sin aliento.

Las estaciones de metro de Moscú fueron construidas bajo el concepto de «palacios del pueblo». En nuestro primer viaje recorrimos las más destacadas, sin embargo todas compiten en estilo arquitectónico, desde las antiguas a las modernas. En Moscú, como dato extra, se encuentra la estación de metro más profunda del mundo y que corresponde a la línea subterránea de mayor longitud. Se trata de un nuevo anillo subterráneo inaugurado recientemente, en 2023, cuya profundidad alcanza los 130 metros.

Más allá del centro de Moscú hay muchísimos parques y museos que vale la pena visitar. A todos lados se puede llegar en metro. Por ejemplo, no se puede dejar de ir al parque VDNKh y visitar el Museo de la Cosmonáutica y enfrente el Parque de los Pabellones. No se arrepentirán. Muy cerca de allí está la estatua del «Rabochi y kolkhoznitsa», la misma que abre las películas de Mosfilm y que ganó la exposición internacional de París en 1938. Impresionante.

Park Pobedy, Parque de la Victoria

Este es un parque y museo dedicado a la Gran Guerra Patria.

El 9 de mayo tras el tradicional desfile por la Plaza Roja y las calles del centro de Moscú, nos dirigimos al Parque de la Victoria donde concurren moscovitas, veteranos, descendientes de combatientes contra el fascismo y personas que quieren convivir en ese día para conmemorar la Victoria y dejar una flor alrededor de la llama eterna. Esta llama arde en cada ciudad o aldea por pequeña que sea de toda la enorme Federación Rusa. Las listas con nombres son tan interminables como dolorosas.

Pasamos buena parte del día allí. Había espectáculos gratuitos dentro del museo, músicos cantando entre las arboledas del parque, gente disfrutando alrededor de las fuentes.

Otros parques, monasterios y palacios sorprendentes

Agregando más lugares a lo antes mencionado y de lo que podrás entrar en detalles siguiendo los enlaces en verde, en Moscú tendrás que dejarte llevar por la peatonal Arbat caminar también por la Nueva Arbat. Debes acercarte y relajarte en Chisty Prudi y no puedes dejar de caminar y contemplar las vistas únicas desde Park Zaryadye.

Más allá de todo esto, hacia cada extremo de la ciudad, te encontrarás con grandes hectáreas de bosque, lagos, fuentes impresionantes y monasterios y palacios. Tal es así que puedes recorrer uno de los monasterios más antiguos de la ciudad, Novospassky, cerca de Taganskaya o uno de los monasterios más deslumbrantes como es el Novodevichi.

Novospassky fue fundado en el siglo XIV. Es una gran fortaleza que alberga en su interior edificios de carácter religioso. La mayoría de gran belleza arquitectónica. A su catedral principal se la llamó la Nueva Catedral del Salvador, para diferenciarla de la del Kremlin de Moscú que lleva el mismo nombre, de ahí, también, el nombre del Monasterio.

Novodevichi es uno de los conventos más ricos de Moscú, donde llegaban a parar las mujeres nobles de la familia de los zares y de los clanes mas privilegiados de los boyardos, una fortaleza de defensa eficiente. Es curioso que en los años veinte del siglo XX desde el campanario barroco del convento el lider del constructivismo Vladimir Tatlin estuvo haciendo pruebas de su máquina de volar Letatlin, inspirada en los dibujos de Da Vincci.  

Otros lugares que son bien apetecibles y merecen un par de horas son el Parque Tsaritsyno, un complejo de palacios y parques, construidos por la emperatriz Catalina la Grande como su residencia de campo.

Este es un territorio de 405 hectáreas, con un palacio del siglo XVIII. El palacio principal de Tsaritsyno es el único palacio pseudo-gótico en Rusia. Los interiores de las edificaciones albergan diversos museos y exposiciones.

Por último, entre lo que hay que visitar en Moscú, iremos a Izmailovo. Allí está el mercado de antigüedades y souvenirs más grande y nutrido. Se puede llegar en metro, a la estación Partisánskaya. Vale la pena reservar un último día en Moscú para hacer las compras allí. Mejor en fines de semana que es cuando hay más puestos. Se puede encontrar de todo y, al mismo tiempo, de toda calidad. Desde artesanías antiguas pintadas a pulso y con plumín o pertrechos de la guerra o sus combatientes, hasta chucherías de plástico.

Moverse por Moscú

La mejor manera de ver todo lo que hay que visitar en Moscú es en metro. Es lo más rápido, lo más económico, lo más cómodo.

Utilizar el metro en Moscú es bastante fácil, todo está indicado en cirílico y en nuestro alfabeto. Los metros funcionan con mucha fluidez y exactitud. No se hacen aglomeraciones. Se viaja cómodo.

Para utilizar el metro lo mejor es comprar una tarjeta Troika a la que se puede ir cargando dinero. Desde 2019 cuando viajé por primera vez a Rusia, utilizo la misma tarjeta Troika. Sirve para varias personas.

Al mismo tiempo se puede ir admirando las estaciones, cada una de ellas, una sala palaciega o una exposición de arte o inclusive un destello de psicodélico de últimas tecnologías.

Por lo demás, entre metro y metro, nada mejor que pasear a pie por Moscú.

Llegar y salir de la ciudad

Llegar y salir de la ciudad, también se puede con el metro.

Si hemos llegado a un aeropuerto, debemos tomar un autobús o tren hasta una estación de metro, y luego hacer las combinaciones necesarias.

Desde todos los aeropuertos de Moscú hay buses de línea, los más baratos, 55 rublos, buses directos hasta una estación de metro 250 rublos, y trenes express por 500 rublos hasta una de las estaciones de Moscú.

Primera parada al hacer el Transiberiano: Vladimir y Suzdal

Una de las maneras de hacer el Transiberiano es viajar de corrido y sin parar, una semana en tren. Otra manera es elegir la ruta e ir parando en las ciudades que se quieran visitar. Hacer el Transiberiano es un sueño y, ese sueño que ya comenzó a realizarse desde el deseo, ya está pintando sobre el riel de la «Восточный вокзал», la estación de Oriente de Moscú.

Antes de hacer el Transiberiano, leí y estudié los pasos fundamentales. Muchos de ellos siguiendo las sugerencias de la guía Lonely Planet. En la guía dice que los trenes salen desde Курский вокзал, sin embargo, hoy día no será así y, si bien se pueden comprar los billetes en esta estación, el tren sale desde Восточный.

Cómo conseguir los billetes para hacer el Transiberiano

Debido a que no podemos concretar la compra por internet ya que las tarjetas no funcionan, fuimos a Курский a comprar por ventanilla. El pasaje cuesta unos 1500 rublos. Nuestra primera parada será Vladimir aunque desde allí nos iremos a dormir a Suzdal. Vladimir y Suzdal son parte del llamado «Anillo de Oro de Moscú». Don ciudades muy antiguas, de más de mil años y Patrimonio de la Unesco.

Arrancamos!

Suena el pito y arranca el tren. Un momento de euforia. Al fin ponemos pie en el estribo y nos largamos a hacer el Transiberiano. Este será un tramo corto, unas dos horas de viaje.

Junto a nosotros viaja Alyona, una chica rusa que habla muy bien castellano y que está feliz de poder practicar nuestro idioma. Alyona vive en Nizhny Novgorod así que quedamos para volver a encontrarnos allí en un par de días.

Vladimir, cuna de la historia rusa

Llegamos a la estación de Vladimir. Enfrente se encuentra la estación de buses desde donde iremos a Suzdal. Antes vamos a recorrer Vladimir, una de las ciudades más antiguas de Rusia.

Vladimir tiene sus orígenes actuales en el año 958. Es la cuna de la historia rusa y su edad de oro comienza cuando el príncipe estableció aquí la capital.

En la centuria del 1100 al 1200 se construyeron los edificios blancos con grabados que la caracterizan. Cuando los mongoles devastaron la ciudad en 1238, la sede del poder se trasladó a Moscú que era aún un asentamiento menor.

Los principales edificios para ver al hacer el Transiberiano son la Catedral de la Anunciación, la de San Dimitri y caminar plácidamente por la peatonal Georgievskaya.

Como toda Rusia, Vladimir está llena de parques y flores y además cuenta con bombas de agua antiguas pero en funcionamiento.

Una escapada a Suzdal al hacer el Transiberiano

Si bien el tren no pasa por Suzdal, nos haremos una escapada a esta bella ciudad desde la primera estación Transiberiana.

Suzdal es una ciudad bucólica construida sobre el río y salpicada de monasterios y templos. Supo haber ochenta edificios religiosos de los que actualmente se conservan cincuenta. Suzdal es también patrimonio de la humanidad.

Al hacer el Transiberiano, vale mucho la pena llegar a Suzdal y caminar por sus callejuelas antiguas y contemplar sus casas típicas de madera que son arquitectura protegida. Además, alojarse en una de estas casas junto a una familia local constituye una experiencia completa.

Cómo llegar a Suzdal

Desde Vladimir se llega a Suzdal en autobús. La estación de autobuses está frente a la estación de trenes. El bus demora casi una hora y cuesta 116 rublos.

Si se vive en una época como la actual (agosto de 2022) en la que no se pueden hacer compras en línea con tarjetas occidentales, es aconsejable averiguar o comprar el billete de tren para el día siguiente a Nizhny Novgorod. Al respecto suele haber ofertas comprando uno u otro día y es bueno preguntar porque las diferencias de precio son muy grandes. De un pasaje que cuesta normalmente 1500, pagamos 500 porque salió una oferta justo para ese día.

Todo el conjunto de edificaciones del siglo XII aglutinadas dentro del Kremlin de Suzdal constituirán una de nuestras postales favoritas luego de hacer el Transiberiano. Rodeadas por un kilómetro y medio de muros nos encontraremos con casas antiguas mezcladas con la Catedral de la Natividad de la Virgen, la iglesia de madera de Nikolskaya y varios museos.Todo entre canteros de flores, jardines y con la música constante y sonante de las campanas ortodoxas.

Más allá de caminar y perderse por los senderos de Suzdal, es ineludible acercarse a los grandes monasterios del Salvador y San Eutimio. En el grupo de edificaciones que constituyen el terreno del Monasterio, no sorprenderemos con la belleza de las iglesias del Refactario de la Asunción, la Puerta de la Anunciación, una fotografía necesaria que al hacer el Transiberiano.

Serán muchas las cúpulas que nos encandilarán y guiarán hasta la iglesia del Zar Konstantino, la de la Resurrección y el Convento de la Santísima Intercesión.

Dónde dormir al hacer el Transiberiano

En Suzdal nos quedamos en la casa de Tatiana y su familia maravillosa. Encontramos el lugar en «Ostrovok». Figura como V Sadobichii pereulko o Tatiana guesthouse. Un pequeño departamento muy cómodo y limpio con jardín y huerto, cerca del centro y con personas muy agradables y acogedoras.

Un paseo por Moscú ¿qué visitar?

Para arrancar la ruta del Transiberiano, salimos desde la capital rusa. Aprovechamos entonces para dar una vuelta por aquellos lugares que hay que visitar y volver a visitar en Moscú.

Nuestras miradas no se detienen. Hay tanto para ver y visitar en Moscú que a cada paso nos encontraremos con páginas de la historia de este país. Una historia rica e influyente en el resto del mundo.

Arbat y alrededores

En un extremo de la peatonal Arbat, Pushkin y su amor, Natalia Garchova, primera belleza de Moscú, nos dan bienvenida desde el lado de Smolyenska.

Arbat es una de las calles más antiguas de Moscú. Parte de una ruta comercial desde el siglo XV con constante presencia de artesanos.

A lo largo de un paseo de poco más de un kilómetro apreciaremos varios de los íconos que visitar en Moscú.

El mini hotel (mini, literal) Bulgakov, donde nos alojamos, está entrando por la calle Plotnikov donde se erige un monumento a Bulat Okudzava, célebre cantautor ruso de origen georgiano.

En esta calle están también la Casa del Actor y un teatro que fue reconstruido tras ser bombardeado durante la Gran Guerra Patria.

La estación de metro Arbatskaya en el extremo opuesto a Smolyenskaya, constituye otro sitio de realzada belleza arquitectónico que visitar en Moscú.

Las estaciones de metro fueron edificsdas bajo el concepto de «palacios del pueblo» y lo son de verdad. Edificios con materiales preciosos, esculturas de bronce, mosaicos, pinturas, mármoles e iluminación de salón de baile.

Biblioteca Lenin

Centro neurálgico donde confluyen la zona de Arbat y por donde cruzamos para avanzar hacia la Plaza Roja y el Kremlin.

Es la tercera biblioteca más grande del mundo, con casi veinte millones de volúmenes. Su depósito de archivos históricos es incalculable. Además hay confortables salas de estudio y lectura y el acceso a las instalaciones, otro de los sitios que visitar en Moscú, es público y gratuito.

Plaza Roja, Kremlin y alrededores

Por supuesto la zona más emblemática que visitar en Moscú. Pasar por aquí y dedicarle más de medio día al Kremlin, completar con el bellísimo y único en el universo, interior de la Catedral San Basilio, emblema de Rusia.

Por aquí nos dejaremos llevar por los parques y las sorprendentes fuentes de Ojotny Ryad, el parque Zariade con su increíble cúpula de vitrales y la profusión de colores de flores o, por las noches, la iluminación de los almacenes GUM y de todas las calles que lo circundan.

Andar por aquí es una explosión de alegría. Nada puede estar mal si nos dejamos llevar por la belleza conjunta de esta postal que visitar en Moscú sin descanso. Algo que nuestra memoria no olvidará jamás.

Moscú – Día 10

Rematamos nuestro viaje en la Plaza Roja.

Vamos primero a despedirnos de Lenin, gracias por tanto. Imprescindible y permanente su presencia en la grandilocuencia que hemos encontrado a nuestro paso.

El Mausoleo de Lenin está junto al Kremlin. Entrada gratis. Hay cola y está controlado por jóvenes oficiales, amables y respetuosos. Vamos entrando por grupos. Lenin está embalsamado en una cripta de vidrio iluminada. El recinto es oscuro, una penumbra, sólo él brilla en el centro. Le doy la vuelta, hago una pausa para hacerle el saludo del puño en alto. Cómo no emocionarse! estar tan cerca de alguien tan grande para la historia de la humanidad. Impresiona. Haber leído, escuchado, hablado de él tantas veces y verlo ahí, de cuerpo presente, vivo siempre Vladimir Illich.

Es un pasaje breve pero impactante. Saliendo del recinto pasamos por las tumbas de otros seres que hicieron posible la grandeza y la utopía de la URSS, Koroliov, Kruzhov, Gagarin, Belayev, Stalin.

Luego visitaremos los interiores de San Basilio. San Basilio no es la Catedral Central de Moscú Es tan bonita que circula la leyenda de que Iván el Terrible cegó a sus arquitectos para que no pudieran volver a crear nada similar, la leyenda es falsa ya que, los maestros Barma y Postnik, siguieron construyendo catedrales por le territorio ruso. San Basilio no es una catedral de un solo cuerpo sino nueve espacios de varias capillas diferentes a las que se accede por angostos pasillos y escalinatas a través de dos niveles.

Una vuelta más por los amplios jardines que rodean la Plaza Roja y tomamos el metro a Richnoy Ploshchad desde cuya salida, junto a un centro comercial de color verde donde es posible comprar comida antes de partir, justo ahí cerca de la puerta del centro comercial, tomamos el 851 para ir al aeropuerto Sheremetyevo.

Los autobuses se desplazan tranquilamente, no van a la velocidad del metro. Es una buena manera de retirarse, poco a poco, de esta gran ciudad y este gran país, volviendo la mirada a los carteles en cirílico que ya resulta familiar, leyendo por casualidad, como un estandarte, como una promesa o como un designio, la frase «вернёмся осенью», volveremos en otoño. вернёмся… volveremos.

Moscú-Día 9

El tren Arktika es lento, pero queríamos dormir y no llegar tan de madrugada a Moscú ya que siempre los check-in en los apartamentos es después de mediodía. Llegamos a las estación Kurskaya, echamos un vistazo y vamos hasta Kievskaya, cerca de donde está el nuevo apartamento en Moscú. Ubicamos el lugar y caminamos por las estaciones de Metro Arbatskaya y el barrio de altas torres modernas de Moscú, qué contraste. Son edificio de arquitectura psicodélica, casi de otro planeta. Brillan de día y luego lo veremos, también de noche.

El departamento está cerca dela estación Studiancheskaya, es un apartamento lujoso, enorme, con ventanas de vidrios biselados, lleno de decoración, máscaras venecianas, jarrones de oriente, baño como para bailar con ducha y bañera. Hay montones de luminarias que cuelgan del techo, con cristales y piedras y spots. Parece el piso de un jeque. Tenemos dos habitaciones grandísimas.

Este día dedicamos a la visita del barrio Izmailovo donde se pueden comprar souvenirs a mejor precio que los del centro de Moscú.

Vamos en el metro a Izmailovo y nos metemos en un mercado local. Hay cosas baratas, bombones, cremas, comida local, pero no es el que buscamos. El que buscamos está en la estación de metro Partisan así que allá vamos, es la misma línea una estacion  más. El Mercado de Izmailovo de Partisan, conocido como Vernissage, es para turistas, es barato, venden todo lo que solemos buscar los amantes de la historia rusa y soviética, escudos de la URSS, pins, gorros, pañuelos típicos, matrioshkas, piedras de los Urales, remeras de la CCCP. Pasamos un buen rato eligiendo y volvemos al centro.

Antes de la noche volvemos a salir por Novi Arbat. Los edificios de la calle están iluminados de todos colores. Por cuadras hay puestos de venta de libros usados, allí también se encuentra la librería Dom Knigi, casa del libro, que está abierta hasta las 23 horas. Compro varios libros de autores rusos, clásicos,  en la sección adolescente.

 

San Petersburgo (Leningrado)-Día 8

Amaneció lloviendo. La temperatura ha bajado en pocos días. Cuando llegamos a Moscú andábamos de verano, luego en San Petersburgo ubicado en una latitud más polar la temperatura bajó, y esta mañana aún más. Las mochilas irán más livianas con los abrigos puestos.

Este día debemos dejar el departamento de la Avenida Kazanskaya y como llueve aprovecharemos a recorrer los interiores de algunos edificios.

Promediando el mediodía entramos en los interiores de la Casa Singer, la llamativa construcción Art Nouveau casi frente a la Catedral de Kazan. En lo que fue la Casa Singer funciona la Dom Knigi de San Petersburgo, la Casa del Libro, abierto hasta la medianoche.  Paso un buen rato hojeando libros que quiero comprar. Decido que como tenemos que andar con las mochilas todo el día, compraré luego en la Dom Knigi de Moscú. Los precios de los libros son llamativamente accesibles. Miro ejemplares de El Principito traducido al ruso, según la encuadernación varía de 160 a 280 rublos, vale decir, entre 2 y 4 euros.

Tras recorrer un buen rato la librería donde también hay venta de souvenirs y arriba una cafetería, vamos hasta la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada.

Esta iglesia es alucinante por dentro, toda recubierta en mosaicos de colores altisonantes. Son más de 7000 metros cuadrados de mosaiquitos. Está construida en estilo ecléctico, sobre el lugar donde el zar Alejandro II fue asesinado. Durante la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo de la ciudad, una bomba cayó encima de la cúpula más alta de la iglesia. La bomba no explotó y estuvo dentro de la cúpula de la iglesia durante 19 años. Cuando los obreros subieron a la cúpula para remendar las goteras, la bomba fue encontrada y retirada. Entonces se decidió comenzar la restauración de la Iglesia de la sangre derramada. Tras 27 años de restauración, la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada fue inaugurada como museo estatal.

La estructura de la iglesia es compacta de cinco cúpulas chapadas en cobre y esmalte de diferentes colores, tres ábsides semicirculares y un enorme pilar como la torre de campana en el extremo oeste. El techo de carpa octogonal de la torre ocupa la posición central. Construida en ladrillo rojo y marrón, toda la superficie de sus paredes está cubierta de adornos elaborados y detallados. Bandas y cruces de ladrillo de color, azulejos policromados en los huecos de la pared, «shirinka», azulejos en los tejados de las torres y coberturas piramidales, pequeños arcos de calado, y columnas en miniatura y kokoshniki (arcos de ménsula) de mármol blanco. Los mosaicos desempeñan un papel importante en la creación de aspecto festivo de la Iglesia acentuando los elementos arquitectónicos principales: kokoshniki, puertas de dique, y frontones.

Los pilares del pórtico están hechos de granito gris de Ust-Kamenogorsk. Los artesanos hábilmente explotaron la belleza natural y las peculiaridades de la piedra para crear el interior que parece un museo de arte de cantería. El pabellón, que marca el lugar del asesinato del emperador fue ejecutado de piedras preciosas y decorativas de los Urales y la región de Altái. Se trata de una estructura arquitectónica compleja de cuatro columnas gris-violetas de jaspe que soportan un entablamento con jarrones estilizados de jaspe en las esquinas. El suelo de mármol está compuesto por 45 mosaicos que nunca se repiten. Las paredes con una altura de hasta 2.5 m, se alinean con serpentina verde italiana, que también fue utilizada para hacer la plataforma ante el iconostasio (solea) y los bancos tallados en las paredes. La piedra de color en el iconostasio fue realizada por artesanos. La paleta del mármol es única: rojo y marrón en el fondo, cada vez más claro hacia arriba, y es una reminiscencia del tallado de madera.

Los mosaicos constituyen una de las mayores colecciones de Europa. La firma que ganó la adjudicación fue la de Valdimir Frolov, sus maestros, expertos en el uso de la reversa o técnica veneciana, ensamblaron más de 600 mosaicos de iconos e imágenes con un área total de 7.056 metros cuadrados. Los mosaicos están ordenados en línea con la concepción teológica de la iglesia.

Hicimos mediodía en el Stolovaya 1. Son restaurantes típicos rusos. Se toma una bandeja, cubiertos, y luego se va escogiendo la comida, al final hay unos cajeros y se paga lo que se ha escogido. Son comedores populares con mucha variedad de comida y precios accesibles. Las ensaladas suelen costar menos de 20 rublos, las sopas, de 30 a 45 y las carnes unos 90 rublos. Hay postres, tartas, té, café. Los espacios son amplios, acogedores.

Más tarde, almorzados, todavía con lluvia, viento y aire muy fresco en San Petersburgo, fuimos a recorrer por dentro la Catedral de San Isaac, a riesgo de resultar reiterativa, la Catedral de San Isaac más grande del mundo. Tiene capacidad para 14 mil personas.

Por ser tan enorme y brillante era aprovechada por el invasor fascista para detectar y ubicar posición, por eso no la bombardearon si bien algunas bombas cayeron muy cerca y se ve aún una de las monstruosas columnas de mármol con un impacto de bomba.

La población se refugió en ella, y afuera sembraron un enorme huerto de repollos para ayudar a paliar la hambruna del sitio y la guerra.

Para su construcción debió hacerse un trabajo exhaustivo de consolidación del suelo ya que San Petersburgo se encuentra en terreno pantanoso. La operación fue muy larga y compleja: a los 11.000 pilotes de pino alquitranados de la cimentación de la iglesia que había antes allí, se añadieron 13.000 más, con un diámetro de 25 cm cada una. Las losas de granito se colocaron directamente sobre los pilotes y fueron cubiertas con losas de piedra caliza. Las cimentaciones tienen un grosor de 14,5 m (7,5 m de altura de los pilotes y otros 7 m de espesor de las losas de piedra). Fueron necesarios 10 años de sentar las bases y 125.000 trabajadores participaron en su instalación.

En la decoración de la catedral de San Isaac se emplearon 43 tipos de minerales. El zócalo fue revestido de granito, el interior de la catedral, paredes y suelos de mármoles, las columnas del retablo, revestidas de malaquita y lapislázuli. Para sobredorar la cúpula de 21,8 m de diámetro se emplearon cerca de 100 kilos de oro.

Con la caída de la tarde nos fuimos a la Estación Ladoszhki desde donde saldría e tren de regreso a Moscú. Viajamos en el tren Arktika, un tren que une Murmansk, en el Polo Norte y sigue más allá de Moscú. Escogimos la clase más económica, para conocerlo todo, se llama Platskart. Son cuchetas en un vagón comunitario con algunas divisiones, cada 4 cuchetas, pero sin puertas. No dan comida pero al final del vagón está siempre caliente el samovar con lo que es factible llevar sopas instantáneas, mate, té, café. Todo está limpio y al llegar nuevos pasajeros se nos provee de una bolsa cerrada con sábanas limpias. Este es un tren lento, ya que en invierno debe arremeter contra montañas de nieve y está preparado para eso. Nosotros aprovechamos a hacer en las cuchetas noche de hotel y viaje por el mismo precio.

Moscú-Día 3

En el transcurso de estos breves días y a medida que nos queda de camino, vamos recorriendo más estaciones de metro, palacios del pueblo.

La estación Ploschad Revolutsii se destaca por tener 76 esculturas de bronce que representan al pueblo soviético. Las esculturas fueron hechas en el Taller de fundición artístico de Leningrado por un equipo bajo la dirección de M.G. Mánizer. Las esculturas están instaladas cronológicamente desde los acontecimientos de octubre de 1917 hasta el diciembre de 1937. Hay obreros, soldados, campesinos, marineros, paracaidistas,  avicultores, cultivadores, estudiantes, futbolistas, madres, padres, deportistas, pioneros.

Las esculturas tienen fama de poseer cualidades mágicas. Por ejemplo, si uno por la mañana temprano toca el banderín del señalero, en este día tendrá suerte. La misma creencia apareció respecto al revólver del marinero revolucionario, por eso lo roban a menudo. A las personas que van a una cita les aconsejan tocar el zapatito de la chica de bronce, pero en ningún caso se puede frotar al gallo o tocar su pico. Los estudiantes dicen que para aprobar un examen hay que frotar la nariz del perro de bronce del guardián fronterizo, por esta razón la capa de bronce se hizo más fino y actualmente las narices y una parte de hocico de todos los perros están frotadas hasta tal punto que brillan. Es evidente la parte que hay que tocar para la buena fortuna porque está desteñida y brilla. Pasamos también por la estación Arbatskaya, edificio con forma de estrella y por dentro con con unas luminarias palaciegas.

Caminamos por la tradicional calle Arbat, la vieja, y llegamos hasta las puertas de la casa del poeta Alexander Pushkin. Frente a la casa hay una escultura que los representa a él y a su esposa Natalia Goncharova, primera belleza de Moscú.

La calle Arbat es turística y está llena de negocios de souvenirs y artistas callejeros. Caminamos un rato por allí.

Este tercer día en Moscú nos fuimos al Museo de la Cosmonáutica. Es excelso. Enorme. Vale mucho la pena, y la entrada es barata, 250 rublos. Recorriendo este museo uno no deja de sorprenderse leyendo y enterándose de que los rusos fueron primeros en todo. Muchísimas expediciones al espacio y a otros planetas, de avanzada desde hace décadas, llegando a explorar Venus, Marte, la luna, desde antes de los 60s y de manera ininterrumpida hasta la actualidad.

Es super interesante, hay naves originales, sondas, trajes espaciales, alimento para astronautas, simuladores, transbordadores, muchísima información y elementos de la carrera cosmonáutica rusa. Toda la vanguardia. Están también las pinturas de Alexey Leonov, el primer hombre en dar un paseo por el espacio exterior. Documentos de Korolëv, el cerebro de la cosmonáutica rusa. Tito, Belayev, Tereskova, actual diputada, Gagarin, y muchos más. Infinidad de elementos que hacen de esta visita una visita interesantísima.

Este museo está junto a la estación de metro VDNKh. Antes de la entrada del Museo se impondrá ante nosotros el Monumento a los Conquistadores del Espacio. Fue erigido para celebrar las conquistas del pueblo soviético durante la era de la exploración espacial. En marzo de 1958, unos meses después del lanzamiento del satélite espacial Sputnik 1 (el primer satélite artificial de la historia), se realizó un concurso para su diseño. La construcción se prolongó varios años. El monumento es un gigantesco obelisco con un cohete espacial en al cima, de manera que el obelisco viene a representar la columna de humo que deja una nave espacial. Tiene 107 metros de altura, pesa 250 toneladas y está recubierto de titanio, material utilizado en la fabricación de los cohetes espaciales.

Saliendo del territorio del Museo nos encontraremos, muy cerca de allí, con unos parques inmensos, con fuentes y jardines inconmensurables. Fuimos a pasar buena parte de la tarde, pero antes nos acercamos unos 300 metros hasta la legendaria estatua del Obrero y la Koljotnitsa, la estatua que aparece abriendo todas las películas del cine soviético. El obrero con el martillo y la campesina con la hoz.

Luego caminamos por los extensísimos jardines del VDNKh. Es el mayor complejo de entretenimiento de Rusia, todos los días atrae a varios miles de moscovitas y visitantes de la ciudad. La exhibición está representada por pabellones y fuentes construidas en la era soviética anterior a la guerra; ubicadas a lo largo de amplias avenidas de asfalto. Hay instalaciones más modernas dedicadas al espacio, la energía y la cibernética. 49 edificios son reconocidos como obras maestras arquitectónicas y monumentos del patrimonio cultural. Las exposiciones son de interés para personas de todas las edades. El complejo es armonioso, con zonas de parques y depósitos de agua, hay un ambiente relajante y aire fresco. Hay más de 250 pabellones para exposiciones. Todos los kolkhozes y sovkhozes de la Unión Soviética aspiraban a participar en ella. Además de los pabellones, se construyeron áreas económicas y de principio territorial, aquí se construyeron atracciones, circo, cines, área recreativa. Cada pabellón representa una de las 15 repúblicas de la URSS o la economía nacional, y en el centro se encuentra el pabellón de la Federación de Rusia y la fuente de la Amistad de los Pueblos con esculturas de oro de sus representantes en trajes nacionales.

Volvimos al metro y continuamos visitando Moscú hacia Chisty Prudy, un área acogedora con estanques que fueron limpiados y renovados. Antiguamente a estos estanques iban a parar  los residuos de varias carnicerías, ahora es un rincón ideal para el pic-nic y relax.

Moscú-Día 2

Nuestra segunda jornada en Moscú la dedicamos al Kremlin.

El Kremlin es el corazón de Moscú junto a la Plaza Roja, la Catedral de San basilio, y el río Moskbá. Principalmente son cuatro palacios y cuatro catedrales, rodeadas de una muralla infranqueable, roja, y varias torres. Son 2,25 kilómetros de muralla almenada y 19 grandes torres, rodeados por un foso y por el río Neglínnaya. Además de estos edificios hay otras habitaciones, salas de exposiciones, y muchos jardines. Es la sede del gobierno ruso.

Para visitar el Kremlin hace falta mínimo medio día. Nosotros dedicamos un poco más. Sacamos las entradas con anticipación, por internet, a través de la página oficial del Kremlin: https://www.kreml.ru  Saber ruso ayuda, aunque la página también está traducida al inglés. Pudimos comprar las entradas desde el País Vasco poco menos de una semana antes de salir. Cuesta 700 rublos la entrada general y si se quiere visitar la Armería, 1000 más. Con las entradas compradas anticipadamente es más rápido el trámite de entrar ya que, por la mañana, a la hora de apertura llegan los tours y se arman largas colas. Si tenemos la compra echa por internet, impresa, nos dirigimos directamente a las ventanillas 6, 7, 8 y allí cambiamos el documento por las entradas. Este proceso es rápido.

En el cartón de entrada hay un recorrido sugerido, pero anticipándonos a los tours que visitarán sin duda el barrio de las catedrales, empezamos por allí antes de que llegue el malón. Es conveniente estar en el Kremlin entre las 9 y las 9.30 de la mañana, apenas abran las taquillas, para entrar cuanto antes.

La construcción del Kremlin comenzó en los siglos XII y XIII cuando Moscú no era más que una aldea eslava cuya población ocupaba apenas una tercera parte de lo que es hoy el Kremlin. Desde el año 1156 se menciona el nombre de este lugar como Moscú, y la incipiente población comenzó a ganar prominencia y renombre al vencer a los mongoles.

Con el correr de los años y siglos las primeras murallas fueron reemplazadas por murallas más consistentes y moscú se convirtió en la residencia de la familia real.

 

En la Catedral del Arcángel se encuentran la tumba del primer Zar ruso Iván IV, el Terrible y sus hijos Iván y Fiodor. Las lápidas de los Romanov están junto a los pilares. La historia de esta necrópolis se remonta al año 1340 con el entierro del príncipe moscovita Iván I. Es el sepulcro más grande de príncipes y zares rusos, hay más de 50 enterramientos. El ícono más antiguo es el que representa las hazañas de los ángeles, fue creado en 1399 y el iconostasio fue realizado entre 1679 y 1682. La arquitectura de este templo mezcla los estilos renacentista italiano y el ruso antiguo. Tres entradas conducen al interior del templo, dos están decoradas con portales de piedra blanca tallada.

La Catedral de la Anunciación estaba destinada a las ceremonias familiares. Uno de los portales es de piedra blanca y columnas corintias adornadas con ornamentos tallados. El otro portal es de forja dorada con imágenes en hojas de la Anunciación, profetas y antiguos filósofos. El espacio interior del templo no es muy espacioso, está dividido en tres naves que se elevan hacia sólidas bóvedas. En una de las bóvedas hay una composición exclusiva del árbol de Iseev que representa la genealogía bíblica de Jesús. Las cruces procesionales tienen medallas de hueso con escenas de festividades y figuras en relieve de plata y piedras preciosas. El iconostasio de múltiples filas es uno de los más antiguos que se conservan en nuestros días, contiene cien íconos. En el sótano de esta catedral hay una exposición donde se exhiben las piezas más valiosas encontradas en el Kremlin.

La Iglesia de la Deposición del Manto, iluminada desde su cúpula y desde varias ventanas, cumplió la función de ser iglesia de casa. Se divide en tres naves delimitadas por pilares cuadrados. Todos los frescos se refieren a la fiesta de deposición del manto. Hay pequeñas puertas interiores ilustradas y candeleros cilíndricos, de plata,  decorados con incrustaciones de cera de colores. En esta iglesia hay un ícono de San Jorge tallado en madera de antiquísima existencia.

Seguimos nuestro recorrido pasando a la Catedral de la Dormición. La entrada principal es de cobre dorado con la imagen de la virgen de Vladimir en la parte superior, y otros santos más abajo. Este es el templo principal del estado ruso, sepulcro de los metropolitanos y patriarcas moscovitas. La arquitectura es insólita, mezcla rasgos del renacimiento italiano con un laconismo severo tal, que parece haber sido sacado de una sola piedra. Está coronado por cinco cúpulas. Apenas entramos nos encontramos con un gran relicario de plata con baldaquino de bronce plateado. Dentro de esta catedral se erigen los cubículos y tronos desde donde oraban zares, zarinas y patriarcas. En este recinto se llevaban a cabo las coronaciones y eventos de importancia y solemnidad estatal.

Visitamos otras habitaciones más pequeñas. Nos metemos en cuanta puerta vemos que podemos abrir, incluso sin querer legamos al comedor de almuerzo de los empleados del Kremlin.

Visitamos el Palacio de los Patriarcas con la Iglesia del Concilio de los Doce Apóstoles y el Museo de Artes Aplicadas y Vida Cotidiana de Rusia del siglo XVII.

Los elementos decorativos del palacio de los Patriarcas se parecen a muchos de los otros templos. La fachada es un cinturón de arcos falsos y pequeñas columnas con capiteles esculpidos. El lujo de las cámaras rivalizaba con las del Zar. Los suelos en las salas de gala fueron revestidos con azulejos, las paredes y techos con íconos enchapados, los muebles tallados, y las estufas también de azulejos.

En cuanto al Museo, encontramos la cámara de la Cruz, una sala enorme construida de manera insólita para la época, sin sostén en el medio. Allí se reunían los concilios.  El suelo revestido de azulejos y las ventanas cubiertas con mica de colores. Los incensarios y cáliz son de oro, las copas de plata plateada y también dorada.

Varias horas nos llevó el minucioso recorrido por todos estos edificios, recorrido aquí resumido. Nos dirigimos a pasear por las torres y jardines. Vemos la campana del Zar, la campana más grande y pesada del mundo. Pesa 202 toneladas y tiene una altura y un diámetro de más de 6 metros.

Las torres de Kremlin están unidas por la alta muralla almenada, forman sobre el plano un triángulo irregular con una superficie de 28 hectáreas. Fueron construidas con la idea de que desde ellas se pudiese disparar no sólo sobre el terreno abierto ante las mismas, sino igualmente a lo largo de su muralla. Por esta razón una gran parte de las torres sobresalen de la línea amurallada.

Donde las murallas formaban el ángulo se erigieron torres redondas, que eran las más consistentes y permitían hacer los disparos en forma circular. Tales son las torres Angular del Arsenal, del Agua y de Beklemíshev. En ellas se perforaron pozos disimulados para abastecer de agua a los defensores del Kremlin en caso de un prolongado asedio. Uno de esos pozos se conserva todavía en la torre Angular del Arsenal.

De las torres con entrada al Kremlin, las más importantes son las del Salvador, San Nicolás, de la Trinidad y del Pinar. En la antigüedad en las torres del Rebato y del Zar había campanas que tocaban al rebato cuando el Kremlin se veía amenazado. En las atalayas de las torres del Salvador y de la Trinidad fueron instalados relojes.

La altura de la muralla hasta las almenas es de 5 a 19 metros, según la configuración del terreno; su grosor varia de 3,5 a 6,5 metros. El Kremlin tiene 20 torres, cinco de ellas con la entrada hacia su recinto. La longitud de la muralla, incluidas las torres, es de 2.235 metros.

Ha pasado más de la mitad del día, cae la tarde, y salimos del Kremlin dando paseos por sus extensos jardines. Fuera de la Muralla nos volvemos a quedar extasiados con la fotografía emblemática de San Basilio, y nos encaminamos luego a visitar los almacenes GUM, en ruso GYM, los almacenes del estado, convertidos hoy en un shopping moderno y luminoso de varios pisos lujosos. La fachada tiene 242 metros y el recorrido por todas su plataformas, es una caminata de 2 kilómetros. Su arquitectura trapezoidal combina elementos de arquitectura medieval rusa, además de utilizar una estructura de acero y techo de vidrio.

 

Moscú-Día 1

La primera impresión de Moscú es que todo es demasiado grande. En mi costumbre de programar viajes y recorrer el mundo palmo a palmo, la mayoría de las veces a pie, estudio los mapas antes de salir, los planos de las ciudades, calles, monumentos, parques, museos, imprescindibles; en el caso de Moscú y de Rusia en su inconmensurable totalidad, me apunto a todos los rincones de su historia sobre todo política, pero también artística, pictórica, literaria. Llego con mis apuntes hechos a mano, a pura lapicera y papel, sin embargo esta vez la escala del mapa me ha dejado corta. No la tuve en cuenta, me supera. Una cuadra, supuse una cuadra normal, cruzar la calle o un puente. Pero no. Las cuadras de Moscú son larguísimas, las veredas amplísimas, los puentes anchísimos, los parques ocupan hectáreas y las fuentes, repletas de esculturas echando ráfagas de agua transparente o de colores, salvajemente o al son de la música, no se rodean en pocos pasos, sino que es como dar una vuelta a la manzana. Todo es holgado. Moscú es una ciudad tremenda. Me impacta por su grandiosidad tanto en las dimensiones como en la ostentación de muros, ornamentos, tanto en su omnipresencia como en su gloria histórica. No pasan desapercibidas las estatuas de los transformadores de este este territorio empeñados en crear la utopía más grande de que fuera capaz la humanidad y a pesar de los años transcurridos, no pasan desapercibidos sus logros, los avances técnicos y científicos de que fueron capaces desde hace más de un siglo, y sobre todo la atención puesta en el pueblo, en los trabajadores. Todo el poder a los soviets. Personalmente, me emociona a cada paso. Y no dejo de andar, a pesar de su enormidad y de que las horas del día, el día de 24 horas, сутки (sutki) como lo llaman ellos, no me alcanza para llegar al último renglón de mi apunte. Me ayuda muchísimo saber ruso, y me alegra infinidad poder practicarlo; escuchar hablar, me regocija, preguntar algo, leer con rapidez todos los carteles e inscripciones en cirílico.

El periplo. Llegamos al aeropuerto Sheremetyevo de Moscú en la madrugada. Esperamos allí a que amaneciera. Ya de entrada, algunas personas se interesaron en hablar con nosotros, en ruso y otros idiomas. Simpáticos. Luego superamos nuestro primer desafío, llegar al centro en transporte público económico, no en el tren aeroexpres que cuesta 500 rublos, sino en el bus de 55 para enganchar luego con el metro.  1 euro es igual a 70 rublos.

Para tomar el bus, el 851 que va hasta Richnoy Ploshchad -y bokzal, estación-, se sale a la calle y se busca la parada con esos datos. Se puede pagar al chofer. El viaje toma su tiempo, alrededor de una hora, es lejos, y los autobuses circulan con calma y muchas paradas que anuncia un altavoz y un cartel luminoso. En Richnoy Plshchad buscamos la estación de metro del mismo nombre. Todas las estaciones de metro están señalizadas con una M mayúscula roja. Hay una cadena de comercios que se llama Metro -letras amarillas-, eso no es.

Para viajar en metro compramos una tarjeta Troika. La tarjeta cuesta menos de 39 rublos, y el viaje 38. A la tarjeta se le va cargando dinero y la pueden usar varias personas, para el metro, para los buses es sólo de uso individual. Compramos una porque somos 4 y vamos a manejarnos en metro. El tendido de metro más profundo del mundo, las escaleras mecánicas más largas del mundo. No sé ve el final ni hacia abajo ni hacia arriba y se aprecia cómo, los ciudadanos, logran mantener una conversación completa tan sólo en el transcurso de subir o bajar la escalera mecánica.

Vamos hasta la estación Kievskaya y allí hacemos nuestra primera visita a un «palacio del pueblo», así se denominaron desde el comunismo a las estaciones de metro, y como tal fueron pensadas, como palacios de pueblo, construidas con materiales nobles, mármol, estatuas y ventilaciones de bronce, escenas de mosaiquismo, pinturas, arañas dignas de salones. Además la profundidad en la que se encuentran fue pensada también como refugio de en caso de guerra. Los metros, muchos de ellos de la época soviética, son un fierro. Funcionales, espaciosos como todo, rapídisimos. Cada 90 segundos llega un metro. Infalible. Nunca se amontona gente en los andenes ni en los vagones, normalmente alcanzan los asientos, el movimiento es constante y funciona relojosamente (y no religiosamente).

Es práctico moverse en metro, y se aprende rápido. Los mapas de líneas están en todas las estaciones, y luego a cada lado del ancho pasillo de circulación están los andenes, en las columnas de acceso al andén aparece la línea con las estaciones en esa dirección. En la mayoría de los metros, una voz da aviso en inglés.

Nuestra primera parada la hacemos en la estación Kievskaya, decorada con escenas en mosaicos que muestran relaciones de amistad entre los pueblos ruso y ucraniano. El diseño de la estación fue elegido mediante un concurso llevado a cabo en Ucrania se caracteriza por unos pilones bajos y cuadrados recubiertos con mármol blanco sobre los cuales se encuentran los mosaicos diseñados por el artista Myzin para conmemorar la unidad ruso-ucraniana. Escenas coloridas, de pioneros, campesinos, trabajadores, milicianos, y en la cabecera, Lenin.

Salimos de la estación Kievskaya para caminar hasta Park Kultury. Nos topamos con la primera de las Siete Hermanas, los rascacielos de Stalin visibles desde casi cualquier punto de la inmensa Moscú. En este caso el edificio está ocupado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Al igual que los otros seis que veremos continuamente desde distintos puntos de la ciudad, este está construido en una elaborada combinación de estilo barroco ruso y gótico.

Este es el único de las Siete Hermanas no coronado por una estrella soviética, llega a los 172 metros y tiene 27 pisos. Se encuentra al final de la muy conocida calle Arbat. En la parte más alta de la fachada se encuentra un gran emblema de la Unión Soviética. Dicen que los interiores son lujosos pero como se trata de un edificio de uso público no puede visitarse por dentro aunque vale la pena verlo. Desde aquí podemos entrar y recorrer la tradicional calle Arbat, la antigua. Y ver la casa donde sobre esta calle, vivió una temporada de inspiración y felicidad conyugal el poeta Alexander Pushkin.

Nosotros seguimos el rumbo a la estación de metro Park Kultury. Esta estación está decorada con 26 bajorrelieves de forma circular del artista Rabinovich en los que se representan actividades de ocio de la juventud soviética como deportes, juegos, música y baile. Los pilares de la estación están recubiertos de mármol gris. El vestíbulo de entrada es un imponente edificio con una cúpula colosal de cobre.

Llegamos al río Moskbá y atravesamos un puente eterno, que nos impacta como todo. Vamos a alojarnos en el distrito Yakimanka, sobre la avenida Bolshaya Yakimanka. Los edificios por supuesto no constituyen un sólo edificio de departamentos sino un complejo de varios edificios que se encuentran bajo la misma dirección, misma calle, misma numeración. En nuestro caso, Avenida Bolshaya Yakimanka 32. Son varios edificios, de no muchos pisos. Cada edificio tiene a su vez el número de porch, de acceso o portal. Y luego el piso y departamento que corresponda.

Muy cerca de nuestro departamento está el parque de las esculturas que recorremos este mismo día. Se le llama también Muzeon. Es un museo de esculturas al aire libre donde se han instalado también esculturas de los tiempos soviéticos que fueron removidas de sus lugares originales y ubicadas aquí. A un lado del parque está la galería de arte Tetriakova y por otro lado hay un paseo junto al río. La estatua de Pedro el Grande hace honor a su nombre y brota como un gigante desde el medio del río tripulando desde la proa su flota y sus conquistas.

Siguiendo un poco el instinto ya que no tenemos mapa, nos damos cuenta que estamos cerca del Kremlin! y que desde nuestro alojamiento hacia el río, y luego desde el puente, tenemos una vista privilegiada de las murallas rojas y las torres y las cúpulas doradas de las catedrales. Rodeamos el Kremlin y nos dejamos llevar placenteramente por las aguas de las sucesivas fuentes de los Jardines Alexandrovsky y los canteros tapizados de flores.

Son tres jardines que ocupan diez hectáreas! El jardín superior de Alexander es el más grande cerca de la torre del Kremlin, con césped impecable y abundantes flores, esta parte del jardín está a un par de metros por debajo del nivel de las calles, alrededor de las instalaciones Manezhnaya. Lo rodea una elaborada verja de hierro forjado y la entrada principal está decorada con símbolos para conmemorar la victoria sobre Napoleón.

No muy lejos de la entrada está el monumento al soldado desconocido. Bajo la lápida se encuentran los restos de soldados transferidos desde una fosa común en la carretera de Leningrado. La composición escultórica representa una bandera desplegable en pesados ​​pliegues; que son el casco de un soldado y una rama de laurel. En el centro, desde una estrella de bronce con cinco puntas, arde la llama eterna rodeada de la inscripción que dice: “Tu nombre es desconocido, pero tu hazaña es inmortal.”

Y en nuestro debut en Moscú no podíamos dejar de ver a la emblemática catedral de San Basilio.