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Ir al lago Baikal por su extremo norte, Severobaikalsk, parada número 16

Vamos transitando el BAM, Baikal Amur Magistral. Este tren que también se conoce como «el otro Transiberiano» y que constituye una de las mejores maneras de ir al lago Baikal.

El lago Baikal es el más profundo, el más antiguo, uno de los más grandes reservorios de agua dulce del planeta. Para los pueblos que rodean su perímetro de miles de kilómetros y para quienes nos acercamos y más aún nos bañamos en él, el lago Baikal se vuelve santo.

Cómo ir al lago Baikal

Durante este viaje ya hemos visitado este enorme lago desde el sur, desde Irkutsk y desde Listvianka. Además hemos visto al Baikal desde la ventanilla del tren rumbo a Ulan Udé. Sin embargo ahora viene lo mejor, ir al lago Baikal desde su extremo norte. Iremos a Severobaikalsk palabra que significa literalmente el Baikal del norte. Norte: север (sever).

Tomamos el tren desde Komsomolsk na Amur hasta Tynda. En Tynda tenemos una escala de seis horas que aprovechamos para caminar un poco y recorrer el poblado.

Tynda no es muy grande. Sus calles se parecen más a senderos que discurren entre edificaciones perennes de la época soviética. Rodeando los sólidos y austeros bloques de cemento, con encanto detrás de cada ventana, caminamos entre tupidas arboledas desnudas de otoño.

Hay un museo del BAM y una escuela de música. Cerca de la escuela, las farolas han conformado una orquesta.

La estación de Tynda es llamativa. Para ir desde la estación al poblado se cruza un puente peatonal flanqueado por tuberías de gas.

Tren desde Tynda a Severobaikalsk

Este es un viaje largo pero se pasa bien. Hemos comenzado el día 23 por la tarde y llegado a Tynda el 25 en la mañana temprano. Llovía y esperamos a que amaine para salir a recorrer y comprar vituallas. En unas pocos pasos habíamos hecho más amigos que cuadras. Hablamos con todo el mundo, la gente de Tynda resulta ser muy agradable.

Luego de recorrer y comprar volvemos a la estación.

Al tren siguiente suben muchos soldados. Hay movilización. La mayoría de los soldados son demasiado jóvenes, casi niños. Van a enfrentarse con los asesinos a sueldo de Estados Unidos y la OTAN. Ruego que demonios efímeros posean a los nobles corazones rusos durante la batalla. Que combatan sin caer. Será un milagro. El enemigo sólo está preparado para matar. No son humanos. Ni siquiera bestias. Son fascistas.

El viaje para ir al lago Baikal se vuelve tan ameno como preocupante. Quedamos en contacto. Sólo para dentro de dos meses.

El tren sigue el curso del río Nyukzha y más adelante el río Olyokma. El paisaje se llena de montañas todo alrededor. Son las cordilleras Muysky.

Cruzamos el Severomuysky, uno de los túneles ferroviarios más largos del mundo, 15.3 km. Y cuando casi quince minutos después salimos del túnel, el paisaje se ha transformado. Todo está blanco afuera. Los pinos bajo el velo blanco de la nevada. Los durmientes de las vías blancos.

Llegamos a Severobaikalsk el día 26 poco después de mediodía y vamos hacia nuestro acogedor alojamiento: la Casa del Lago.

«Большая Байкальская Тропа», el gran sendero del Baikal

Ir al lago Baikal por la parte norte significa una de las emociones más grandilocuentes de este largo viaje. La magnificencia de la naturaleza puesta de manifiesto en este lugar que presiento es uno de los puntos centrales del planeta.

Mucho de lo que ocurre en el devenir natural del mundo, debe tener su epicentro en el lago Baikal. No puede ser de otra manera. Ningún centro o núcleo puede concebirse fuera de él.

Caminamos por senderos suaves. Entre árboles, matas, pinares, de todos colores. Hay bayas y frutos. Vuelan y cantan los pájaros pequeños. Bajamos hasta la costa. El agua es transparente, pura, bebible, potable. Es fresca pero no fría.

Caminamos sin cesar. Cada paso, cada vista, cada enramada seca o dorada es una invitación a un paso al más allá.

El lago Baikal lo tiene todo. La belleza sin tachas, la pureza. Las montañas, el bosque. La inmensidad. Sólo es posible marchar, si uno piensa en volver.

El lago Baikal es irresistible.

Komsomolsk na Amur, primera parada del BAM, Baikal Amur Magistral

Viajar en tren por Rusia ofece muchas variantes y rutas. El BAM, Baikal Amur Magistral, representa una de las más aventuradas. Se trata de una ruta construida sobre un terreno imposible, a través de cordilleras, en un suelo que permanece helado desde hace siglos y a lo largo de más de 4000 kilómetros.

Viajar en tren BAM es una odisea. El traqueteo es pausado y lento la mayor parte del tiempo. Llegar desde Komsomolsk na Amure a Tynda requiere de dos noches en el tren y para llegar a Seberobaikalsk, un día completo más.

Los muros hablan en Komsomolsk na Amure, primera parada del BAM

Desde Vladivostok viajamos directo y sin escalas a Komsomolsk na Amure. El trayecto regresa sobre sus pasos hasta Jabarovsk. Más adelante deja el distrito de Jabarovsk y se adentra en el Amursky.

El paisaje otoñal se perpetúa en la gama de amarillos a rojos. Abundan los ríos caudalosos y los puentes.

Al llegar a Komsomolsk na Amure nos recibe su sólida y simpática estación. Todo en esta ciudad, desde su nombre a la llegada misma, nos recuerda quiénes fueron los que trabajaron para poblar esta zona de Siberia y traer hasta aquí el tren: los jóvenes comunistas del Komsomolsk.

La mayoría de quienes efectuaron la maravillosa obra de ingeniería contra la adversidad fueron voluntarios. La construcción del ferrocarril demandó más de 50 años, desde 1930 a 1984 y costó 25 mil millones de dólares, 50 veces más que el Transiberiano tradicional que recorre 9822 kilómetros. O sea, más del doble que el BAM.

Qué visitar al viajar en tren a Komsomolsk na Amure

Tras el recibimiento en la estación, con Lenin y una estrella roja en las molduras superiores, podemos caminar hasta la mayoría de las avenidas céntricas.

Abundan parques muy verdes, con bosques frondosos y senderos por los que es muy agradable caminar. Veremos varios monumentos en honor a los trabajadores voluntarios que construyeron el ferrocarril y la ciudad.

La ciudad se extiende por kilómetros y los lugares interesantes para visitar están repartidos. La catedral, por ejemplo, se encuentra a ocho kilómetros de la estación de trenes que está cerca de la zona céntrica y la costa del Amur.

Está bien recorrer ambos sectores. Por un lado cerca de la estación, los parques, el Teatro de Arte Dramático, el Memorial a los combatientes de la Gran Guerra Patria y caminar por el malecón.

Por otro lado, ir en un autobús hasta el Parque Gagarin, el Parque Pobedy y visitar la catedral.

Vladivostok, estación número 14, etapa final del viaje de ida

Vladivostok es una gran ciudad y un ícono del viaje en Transiberiano. Llegar hasta aquí en tren significa haber transitado las vías del ferrocarril más largos del mundo. Algo épico y emocionante para cualquier viajero. Un sueño hecho realidad.

Llegada a Vladivostok, última estación del viaje en Transiberiano

Qué visitar en Vladivostok

En viaje en Transiberiano, cruzaremos infinitos ríos de distinto caudal, y ver y respirar cursos de agua siempre gratifica.

Vladivostok se destaca por estar rodeado de aguas y, llegar al océano tras más de nueve mil kilómetros de tren, es una bendición.

Estamos en las costas Pacíficas del Mar del Este y en una ciudad que se desparrama sobres las extensiones de tierra que liberan los golfos de Amursky y el Ussurisky. Ambos a su vez dan lugar a irregulares bahías, penínsulas y cabos.

En el sector céntrico de la costa, nos encontraremos con museos navales, fortalezas, Memoriales y depósitos históricos sobre todo de elementos de la tradición marina de Vladivostok. Pasaremos por monumentos, plazas y parques. Algunos, entre frondosas arboledas, resultan un oasis al ruidoso caos de las concurridas avenidas.
Sin embargo estas avenidas son también de paseo obligatorio. Flanqueadas de solemnes palacios. Art nouveau y art déco se dan cita y descollan entre edificios clásicos y sólidas construcciones soviéticas. Uno junto al otro. Un festival de arquitectura a lo largo de las avenidas Okeansky y Aleutskaya y todas las transversales.

A medida que avanzamos por la costa o una u otra avenida, aparecerá el gigante puente blanco llamado el Puente Dorado y que cruza hacia la zona del Cuerno de Oro.

Pasaremos dos imponentes catedrales ortodoxas, una de reciente construcción y pasaremos también por el arco de triunfo erigido en honor a Nicolás I. Además veremos la capilla de San Miguel Arcángel y sobre el otro lado de las avenidas, subiendo desde el mar, el contraste de una iglesia luterana de ladrillo con cúpula verde.

El terreno sobre el que se explaya la ciudad de Vladivostok no es plano. Es una ciudad trazada sobre barrancos con un montón de desniveles y calles que suben y bajan todo el tiempo. Una buena oportunidad para estirar las piernas tras innumerables horas de viaje en Transiberiano.

Cómo desandar el camino de regreso a Moscú

Para desandar el camino y enriquecer aún más nuestro viaje en Transiberiano, elegimos el BAM, Baikal Amur Magistral.

Este tren fue conocido como el proyecto de siglo. Su construcción fue un desafío a las leyes naturales y un verdadero milagro de la ingeniería soviética ya que el BAM transita terrenos que permanecen helados durante la mayor parte del año.

Si nuestro viaje en Transiberiano se jacta de ser un recorrido épico, lograr llegar a Moscú por el norte-norte del Baikal, será además de otro sueño, una hazaña.

Jabarovsk, una de las más bellas ciudades del Transiberiano, décimotercera parada

Llegamos a la anteúltima parada de nuestro tren, la parada número trece y resulta ser una de las más lindas ciudades de Siberia que hemos visitado.

Si bien esta zona se delimita dentro de lo que se llama el «Lejano Oriente Ruso», se considera dentro de Siberia y Jabarovsk es la metrópoli con muchos habitantes más fría del mundo. Aunque a nuestro paso otoñal, el clima aún está templado.

Qué ver en Jabarovsk

Llegamos en domingo y con sol. Las plazas, bulevares y el malecón, están repletos de gente paseando. Familias enteras salen en bicicleta o en patines. Otros caminan o toman sol en la playa de arena sobre el imponente río Amur.

Hay puestos de helados, alquiler de coches a batería para niños, muchas personas de todas las edades en patinete y muchos turistas rusos visitando las bellezas de las ciudades del Transiberiano, Jabarovsk en este caso.

Las vistas no dan tregua. Todo es precioso. Por un lado tenemos el río Amur con todo su enorme caudal y sus remansos lejanos entre islotes de juntos. Las naves y barcos se aprovechan de las ventajosas aguas y una hilera de pescadores espera su pique pacientemente contra los barandales del malecón.

Por el otro lado, las construcciones palaciegas de la parte alta de la ciudad, nos invitan a subir por escaleras señoriales a visitar las catedrales y los monumentos.

Hay dos catedrales, la de las cúpulas azules es la de la Asunción y más allá, la de las cúpulas doradas, la de la Transfiguración.

En cuanto subimos a ver una de ellas, no hay más remedio que zigzaguear y perderse entre calles y avenidas concurridas siguiendo otras torres.

Llegamos a los museos. Construcciones sublimes y una exposición de Magritte en el Museo de Arte del Lejano Oriente. La casa de los oficiales y las ciclópeas columnas que se multiplican en el Museo de Arqueología mientras se escapa una sinfonía para orquesta completa de la sala de conciertos que está enfrente.

Cerca de allí, subiendo sin propuesta definida, terminamos en un mirador desde donde nos conquista el panorama del Amur enmarcado por una de las ciudades del Transiberiano más atractiva.

Al volver a bajar hacia el río, nos encontramos con la Casa de los Pioneros rodeada de parques con significativas esculturas.

Dónde alojarse en Jabarovsk

Dos propuestas para quedarse en la anteúltima de las ciudades del Transiberiano. Una es cerca del malecón y la otra cerca del bulevar Amursky bajando desde la estación.

El bulevar Amursky corta la ciudad desde la estación de trenes hasta la costa. Es un bulevar ancho. Una seguidilla de parques llenos de árboles y flores. Caminar por allí hasta el río es un paseo.

Algunos vendedores de setas o pinturas artísticas flanquean los senderos. Llegando a la costa, son los músicos callejeros de merecida calidad, los que acompañan nuestros pasos.

Nosotros nos quedamos en un bonito departamento a más o menos un kilómetro de la estación y poco más del malecón.

Encontramos el alojamiento en Ostrovok donde se puede reservar sin tarjeta de crédito. Está bien ubicado, en Amursky 46, junto a un hotel, sobre un supermercado y enfrente de los parques del bulevar. La anfitriona Verónica es un encanto y en rl departamento, colorido y romántico, no falta nada.

Llegar a una de las ciudades del Transiberiano más sorprendentes

Llegamos en tren Rocciya con escala previa en Belogorsk. Desde Belogorsk son poco más de doce horas.

Al llegar a la estación de Jabarovsk, un hermoso edificio cuya salida está jalonada de fuentes y jardines, ya nos da una impagable primera impresión.

Agarramos el bulevar y bajamos hacia el 46. Los números están desordenados pero la recepcionista del hotel llama por teléfono gentilmente a nuestra anfitriona quien en diez minutos entra al hotel a recogernos.

Desde nuestra dirección podemos llegar caminando hacia todos los puntos importantes de la ciudad.

Blagoveshchensk, en la frontera china, parada 12

Ir a China no está en nuestros planes, sin embargo China está ahí. A un río de nosotros.

La ciudad china de Heihe está separada de la rusa Blagoveshchensk por el río Amur.

El Amur es uno de los ríos más largos del mundo, con casi 5000 kilómetros de longitud. Nace en los Montes Khentiique, desemboca en el mar de Ojotsk, y sirve de frontera en parte de su recorrido a Rusia y China.

Cómo ir a China desde Rusia

Desde la ciudad de Blagoveshchensk se puede ir a China en barcos. Hay cruceros, ferries, lanchas. El caudaloso Amur no es extremadamente ancho.

La ciudad china de Heihe está al alcance de nuestras miradas, claramente y el cruce toma menos de media hora.

Cómo llegar a Blagoveshchensk

Blagoveshchensk no está en la ruta principal del Transiberiano. Para llegar aquí habrá que hacer una escala.

Tomando el tren en Chita se puede hacer la escala en Skovirodino, a una noche de Blagoveshchensk o llegar hasta Belogorsk a tan sólo dos horas de la frontera.

Los tramos de tren son en el Lejano Oriente Ruso más largos. Cada viaje en tren nos demanda ahora un promedio de veinte horas.

Qué ver en Blagoveshchensk

La ciudad es muy movida. Ha crecido mucho en todas direcciones y las avenidas y construcciones modernas no están provistas de mucho encanto. Se nota que son simplemente funcionales al gran movimiento comercial y demográfico del lugar.

La parte bonita del recorrido es desde la Avenida Lenin (Ulitsa Lenina) hasta el malecón.

Caminando por Lenin llegaremos por un lado a la Catedral y por el otro a los palacios zaristas hoy restaurados y convertidos en salones o edificios públicos.

Al atardecer el malecón se llena de música y baile. Grupos de danzas de todas las edades, abuelos incluso, bailan danzas típicas. Otros grupos, estudiantes, desfilan y cantan con banderas y pancartas.

Cuando cae la tarde y se encienden las luces de ambas costas, disfrutaremos de un colorido espectáculo chino sin ir a China.

Dónde alojarse

Al ser una ciudad tan desparramada es importante considerar un alojamiento cerca del centro y el malecón.

Para ir a China desde Blagoveshchensk hay alojamientos por todas partes. Algunos a varios kilómetros de la costa.

El centro gira en torno a la Plaza Pobedy donde también se encuentran los edificios zaristas y hermosos parques y plazas recargados de luces y esculturas.

Nosotros nos quedamos en el hotel Onnegin que está bien ubicado. Es limpio y las camas, muy cómodas.

Viajar a Siberia y visitar Chita, estación número 11 del Transiberiano

Chita es una antigua ciudad, fundada como tal a mediados del siglo XVII. Una ciudad con una historia particular que merece conocerse al viajar a Siberia. Este enclave no carece de cierto misterio.

Supo ser la capital de su propia república independiente, y más tarde fue también la capital de la República del Lejano Oriente. Sin embargo, al caminar por Chita, uno siente que pasea por un pueblo grande y bullicioso, con calles de tierra que cortan las largas avenidas asfaltadas y edificios sólidos que denotan un pasado importante.

Sobre todo, al viajar a Siberia y visitar Chita, nos percataremos de su evidente tradición y cultura militar.

Cómo llegar a Chita

Chita está en la ruta principal del Transiberiano. Se puede tomar un tren directamente desde Ulan Udé. Es un tramo de unas diez a doce horas que es mejor hacer de noche.

En la mañana llegamos a Chita y lo que impresiona primero es la enorme iglesia ortodoxa enfrente de la estación. De color celeste y con exuberantes cúpulas doradas.

La estación de Chita no es demasiado grande y el movimiento es fluido. Es importante sacar boletos para el próximo viaje ya que, a partir de este punto las distancias son muy amplias. Tramos de más de veinte horas y no hay trenes saliendo todo el tiempo para cubrir tal amplitud.

Dónde dormir en Chita

Escogimos un mini-hotel muy cómodo, tan cerca de la estación como del centro. Se llama Dekabrista, título que se va a reiterar en varios puntos al viajar a Siberia ya que fue el último baluarte de los renuentes «decembristas».

El mini-hotel está bien. Tiene una cocina equipada completa, las camas son cómodas y el personal es amable. También dispone de lavadora y secadora gratis.

Qué visitar en Chita

Dos huellas del pasado de Chita se imprimen en sus calles y edificios. La huella decembrista contrasta con la soviética. Por un lado nos encandilarán los enormes edificios soviéticos, las plazas amplias por las que los paseantes parecemos hormigas. Por otro lado descubriremos las casas de madera mimetizada con la corteza de los árboles que se explayan salvajemente en las veredas.

Además de la Catedral Kazansky ubicada frente a la estación, al viajar a Siberia nos tomaremos con iglesias más pequeñas, muchas de madera como la del Arcángel Miguel en Chita. Asimismo en esta localidad perduran todavía varias construcciones de madera, entre ellas el kiosco central de un parque de madera con tallado de ebanistería. Sobreviven mansiones decembristas y casas seculares aún habitadas.

En toda la ciudad resalta el espíritu militar. En la «Casa de Oficiales», enorme edificio amarillo y blanco con estatuas doradas, se exponen tanques de todas las épocas y,a menos de tres kilómetros de la ciudad hay un extenso predio memorial por la Gran Guerra Patria. Al mismo tiempo allí funciona una escuela militar.

Algo que nos llamó la atención gratamente en Chita es la presencia esporádica de bibliotecas callejeras y más aún, la constante afluencia de lectores intercambiando libros.

También tuvimos oportunidad de presenciar los ensayos de grupos de música y baile con participantes de todas las edades preparándose para una fiesta patria.

Lugares de Siberia: Ulan Udé, décima parada de nuestro tren

Pensar en lugares de Siberia, remitirá a nuestra imaginación la postal de una estepa blanca y desolada. Esa era también mi idea antes de llegar aquí.

Nada más gracioso que abrigarme de buzo y campera de corderito antes de bajar del tren en Ulan Udé para chocarme en la multitud con mongoles de pantalón corto y ojotas. Y yo… sudando la gota gorda.

Ulan Udé, uno de los lugares de Siberia más exóticos

Apenas bajar del tren y que nuestra mirada se encuentre solamente con ojos rasgados y pómulos salientes nos parará ante una disyuntiva: estamos en Rusia?

Los pobladores de Ulan Udé son de la etnia buriata. Estamos en la República Buriata perteneciente a la Federación Rusa.

Los buriatos, a simple vista, parecen mongoles, sin embargo el sentimiento ruso e incluso soviético en esta zona se acentúa. Su nacionalismo se evidencia en los símbolos de las calles y los nombres de las avenidas al igual que en cada minuto de conversación que entablamos con ellos.

Son tan rusos como no dejan de ser buriatos. Hablan los dos idiomas cotidianamente. Existen los periódicos y los programas de radio y tv tanto en ruso como en buriato y también las bibliotecas tienen tantos volúmenes en una lengua como en la otra.

El sentimiento cosmopolita de los rusos todos es tan amplio y generoso como enorme es todo lo que construyen. Sin embargo, el viajero occidental que llega hasta estos lugares de Siberia, en algún momento tendrá la sensación de estar en otro lado.

El trayecto a Ulan Udé, uno de los más bellos

Este tramo del Transiberiano es uno de los más bonitos. Tiene que hacerse en un tren diurno. Es un paseo, una excursión por la costa del Baikal y una visita a los pueblos de interior y soberbios lugares de Siberia.

Saliendo de Irkutsk en la mañana, antes del mediodía, tendremos tiempo y luz para no cansarnos de observar el paisaje por las ventanillas.

Primero veremos el lago Baikal. Temprano en la mañana suele estar cubierto de bruma y resplandor. Una se desespera al no poder sacar en una foto la línea del horizonte. El lago y el cielo se muestran como una masa fofa y celeste tirando a gris. Los árboles se burlan de esa monotonía desplegando sin vergüenza las ramas amarillas y rojas.

Más adelante y a medida que sube el sol, el lago se despeja y brilla en toda su profundidad azul. No podemos dejar de mirar. La costa con bahías y penínsulas delgadas, las auténticas casas de las pequeñas ciudades de Siberia interior.

Cuando creíste que ya lo habías visto todo y que era hora de leer un rato en el tren, por la ventana opuesta, aparecen las montañas.

Los montes Jamar Daban se imponen recortando el cielo en agudos picos.

El arrullo de las olas del lago queda atrás; y más aldeas, más árboles amarillos. Y naranjas. Y rojos.

Donde alojarse en Ulan Udé?

Nos alojamos en el hotel Orda. Es un hotel bonito y accesible hacia y desde el centro de la ciudad. También está cerca de la estación. Incluye desayuno y la ecuación calidad/precio da buen resultado.

El personal de Orda es buriato y mongol. Son personas muy amables, Erdzena, Galia, Svieta. Además tienen un restaurante con platos tradicionales y la decoración del edificio es casi como recorrer un museo mongol.

Qué ver en la ciudad y un poco más allá

La ciudad de Ulan Udé es uno de los lugares de Siberia que merece una visita por su idoneidad exclusiva. El centro, por ejemplo, posee la escultura de la cabeza de Lenin más grande que existe. La vida ciudadana gira alrededor.

El centro es luminoso, amplias aceras y plazas llenas de flores y fuentes.

Hay edificios sólidos clásicos, soviéticos y modernos.

Visitams la catedral, los teatros y los parques y luego nos alejamos un poco más allá para recorrer el datsan.

El datsan Ivolginsk, Ulan Udé

Visitar un datsan o varios de ellos constituyen lugares de Siberia escenciale durante un viaje a esta región.

El datsan Ivolginsk es un templo o mejor dicho, una serie de templos, que fueron construidos por Stalin en agradecimiento a los buriatos que combatieron al fascismo durante la Gran Guerra Patria.

Para llegar al datsan se sale desde la plaza Pioner. A esta plaza donde hay un mercado se puede ir a pie desde el centro o bien en la combi número 30. Los chóferes son muy amables y lo explican todo. En ruso.

Desde Pioner tomamos el minibús 130 hasta una ciudad sin encanto que se llama Ivolgi. El minibús nos deja en la ruta. Hasta aquí cuesta 58 rublos.

Luego se puede seguir a pie o tomar otro minibús por 30 rublos que va directo al datsan.

La recorrida de los templos se hace en sentido de las agujas del reloj. Vamos haciendo girar los rodillos de oración y entrando en los edificios coloridos habitados por Budas de diferentes tamaños, Ganesh y otras personificaciones.

La mayoría de los visitantes son fieles budistas y es importante respetar sus rezos y rituales tal como no dar la espalda a los altares.

En esta datsan durante setenta años estuvo enterrado un lama cuyo cuerpo, al ser exhumado, estaba en posición buda y en perfecto estado. Su cabello sigue creciendo desde hace más de un siglo.

Nuestra parada número nueve y con yapa de 10: Irkutsk y el lago Baikal

Visitar el lago Baikal es el destino soñado de cualquier viajero. Baikal se presenta en nuestro imaginario como una inmensidad tan lejana que resulta inabordable. Sin embargo allá fuimos y llegamos y, como si fuera poco, bebimos de sus aguas, benditas para los lugareños, cominos de sus peces y nos mojamos los pies.

Irkutsk, la popular ciudad base para llegar al Baikal

Irkutsk es una de las ciudades más grandes de las que se encuentran cerca del Baikal. Además es una ciudad interesante con parques llenos de fuente y flores, varias iglesias y catedrales muy coloridas y con más flores y una ciudad que conserva gran cantidad de casas de madera típicas de Siberia como las que apreciamos en Tomsk

En Irkutsk hay un mercado colorido, variado. Ocupa varios pabellones y es interesante hacerle una visita.

También hay varios museos regionales y casas museos sobre todo de las acaudaladas familias de la oligarquía decembrista. Los decembristas tuvieron influencia en esta zona de Siberia que era núcleo del comercio de pieles, sedas y piedras preciosas.

Primer tramo hacia el lago Baikal: llegar a Irkutsk

Para viajar hasta Irkutsk en el Transiberiano nos subimos al tren Rossya, el que hace todo el viaje de casi una semana, de un tirón y sin adelantos ni demoras en Taiga.

El tren Rossya ni circula todos los días. Es un tren larguísimo, aunque todos lo son. Un tren muy tradicional y donde la organización que predomina en todos los servicios rusos, es preponderante y se hace notar.

Los baños están siempre limpios, siempre hay papel. Hay duchas (en otros de largo recorrido también).

Los compartimentos de platskart también están limpios y en orden y las provodnitsas son solícitas y amables como si no les resultara pesado un trabajo de tantos días, tanta atención y tanta responsabilidad. Hacen todo sin perder ni la sonrisa ni la elegancia.

El viaje desde Taiga dura 36 horas. Llevamos comida para preparar, galletas y varias cosas más. En los trenes venden, todo el tiempo, hay vagón restaurante y en las estaciones también hay vendedores del lugar.

Al ser tantas horas de viaje, el compartimento y los compartimentos vecinos, se vuelven familiares y no se tarda en entablar charla con los compañeros de viaje y compartir la comida o el mate.

En este tramo del viaje, hasta Krasnoyark, conocimos a Valery y Aynabek que es de la República Saja, una de las repúblicas que conforman la Federación Rusa. Les enseñamos a tomar mate. Valery nos recitó poemas de Enecin y Aynabek nos convidó tarta de manzana, deliciosa y casera, hecha por su esposa.

Más adelante y cuando Aynabek y Valery partieron, continuamos el viaje con un joven de Uzbekistán.

Llegamos a Irkutsk de noche y para movilizarnos desde la estación al centro de la ciudad tomamos el tranvía.

Desde la estación de trenes de Irkutsk se puede ir al centro y viceversa, con los tranvías 1, 3 y 4a.

Segundo tramo, desde la estación de autobuses de Irkutsk a Listvianka

La estación de autobuses de Irkutsk no está lejos del centro. Se puede ir caminando y de paso ir visitando algo de la ciudad.

El mercado central, por ejemplo, nos queda de paso. Las casas museo Trubetskoy y Volkonsky y la Catedral de Bogoyavlensky, también.

Al llegar a la estación de buses compramos los boletos hacia Listvianka que es el poblado más cercano a Irkutsk sobre la costa del Lago Baikal. Como el transporte lo hacen unos minibuses pequeños y con butacas numeradas, a veces ya no hay y habrá que esperar al siguiente. Se puede comprar el día antes si ya estamos en Irkutsk o esperar un poco mientras recorremos lo antes mencionado.

Los minibuses a Listvianka salen cada hora, lo mismo de regreso. Son 70 kilómetros de distancia y demoran 1 hora con 22 minutos.

El viaje se hace por una carretera asfaltada bordeada de colinas con bosques de biriozas, un árbol cuyas hojas livianas cambian de color muchas veces según las estaciones y no todos los árboles se destiñen al mismo tiempo por lo que el paisaje es de paleta de pintor. Precioso!

Entre las biriozas de hojas livianas, los yolkis erectos mantienen el marco verde del bosque. Los yolkis, yolki-polki, son los pinos tipo abetos. Su dureza y su color contrasta con la marea de biriozas.

Este espectáculo en otoño se repite sin aburrir nunca a lo largo de los trayectos en tren.

El lago Baikal, el más.

El lago Baikal, con sus 1700 metros de profundidad, es el más profundo del mundo. Es el más transparente, con una visión de más de 50 metros desde la superficie y es el más anciano del planeta con treinta millones de años.

Entre los pobladores de la región, Baikal es sagrado. Lo consideran una entidad viva y la realidad no está lejos de esta idea si consideramos que el lago Baikal es el único que aumenta de tamaño y volumen con el tiempo, a diferencia de todos los demás lagos que van menguando año tras años.

La lógica indicaría entonces que con un poco de paciencia, Baikal se convertirá algún día en el lago más grande.

Paseos por el Baikal

Una vez que lleguemos a Listvianka es conveniente sacar el pasaje para regresar antes de hacer el paseo.

Hay varias caminatas para hacer por los alrededores. Sin embargo al haber llegado hasta allí, lo que más desearemos será estar en contacto con las generosas aguas del lago.

Se ofrecen salidas en barco desde 500 rublos los 40 minutos. Hay salidas más largas hasta la Isla de Ojon y otras hasta la llamada Piedra del Chamán.

También es casi obligatorio recorrer los puestos de venta de pescado ahumado. Observar cómo se efectúa el proceso que es sólo de ahumado sin ningún otro tipo de cocción y, por supuesto, probar un ómul que es el más típico y pariente del salmón.

Se trata de un pez saludable cuya carne ahumada tiene y conserva propiedades impensadas para el ser humano.

Otro paseo que se puede hacer es caminar por un angosto malecón siguiendo durante algunos kilómetros las orillas pedregosas y azules, o bien sentarnos sencillamente en un recodo de sus playas, probar el agua fresca y potable y hasta darnos un baño fresco y reconfortante que nunca olvidaremos.

Parada octava: Tomsk, la más habitada de las ciudades de Siberia

Tomsk es una de las ciudades e Siberia más habitada. Esta ciudad no está sobre la vía principal del Transiberiano, sin embargo, vale la pena tomarse un día para pasar a visitarla.

Cómo llegar y salir de Tomsk

Las principales ciudades de Siberia se caracterizan por una amalgama de intenso crecimiento moderno y la conservación de lo tradicional y lo antiguo. Muchas de ellas como Tomsk, se ocupan de mantener y resaltar la arquitectura típica.

Para llegar a Tomsk, desde Novosibirsk, podemos tomar un tren hasta la estación Tomsk 1 (también hay Tomsk 2 pero es más fácil movilizarse al centro desde la 1) o un autobús. Se demoran casi 5 horas para llegar. Trenes en esta dirección no abundan, autobuses hay con mayor frecuencia. Lo mismo ocurrirá cuando queramos salir de Tomsk hacia Taiga para retomar la ruta Transiberiana. Como consejo para movilizarnos entre estas ciudades de Siberia digamos que, los autobuses y sus billetes se consiguen junto a las estaciones de trenes.

Vale la pena también averiguar los precios. Suele haber gran diferencia entre un tren de larga distancia y un elektrichka. Para salir de Tomsk, por ejemplo, el elektrichka cuesta 100 rublos hasta Taiga y el de larga distancia, 600.Una vez lleguemos a la estación de Tomsk, en el medio que sea, podemos tomar un autobús hasta el centro. Hay varios que van, entre ellos el 510 y el 26 pero hay que asegurarse el recorrido porque cada línea tiene trayectos alternativos.

Dónde alojarse en Tomsk

Tomsk es una de las ciudades de Siberia construida a la vera de un río, en este caso el río Tom, y sobre un terreno de barrancos suaves. Esto hace que la ciudad tenga algunos leves desniveles que le otorgan aún más encanto aunque a la hora de recorrer a pie, es conveniente disponer de un alojamiento en el centro.

Nosotros estuvimos en un departamento muy acogedor pegado al estanque, sobre la calle Pushkina número 22.El lugar lo regentea Ali, un joven georgiano azerbaiyaní y ruso. Una persona maravillosa.

Los departamentos que tiene están de punta en blanco y con puntillas de encaje. Limpio, cuidado, bien ubicado y barato.Alí habla varios idiomas y está atento a todo lo que el viajero pueda necesitar, incluso nos trasladó, gratuitamente, a la estación, en un auto tan confortable que contaba con calefacción en el espaldar del asiento. Cuando quisimos pagarle no quiso tomar el dinero.

Qué ver en Tomsk

Las casas de madera se ocultan en las callejuelas paralelas a la Avenida Lenina. Tan sólo al caminar y dejar que nuestros pasos nos lleven, en cuanto nos alejamos del mundanal ruido de las avenidas, estaremos rodeados de estas casas de cuentos.

De todas maneras caminaremos por Ulitsa Lenina. En el transcurso veremos la Catedral, el Teatro, la Filarmónica y los enormes edificios administrativos del estado.

Tomsk posee el edificio universitario más destacable de las ciudades de Siberia. Es un edificio llamativo de estilo clásico con monumentales columnas. En uno de sus extremos está el jardín botánico con numerosas especies siberianas.

Las flores abundan por doquier. Alrededor de la Iglesia Voznesenskaya es un verdadero vergel. Estamos promediando septiembre y el otoño de Tomsk no se da por aludido.

Al igual que en todas las ciudades de Siberia nos encontraremos con la Plaza Lenin y con su figura monumental alrededor de la cual gira la vida de los lugareños.

En Tomsk existen algunos museos para visitar, histórico, regional, de arte y de la Gran Guerra Patria.

Para relajarnos y terminar la tarde de la mejor forma, nos acompaña el río Tom. A lo largo de su malecón ver la caída del sol es una delicia.

Séptima parada en el tren Transiberiano: Novosibirsk

La ciudad de Novosibirsk es un imprescindible durante el tren Transiberiano.
Novosibirsk es la tercera ciudad de Rusia por número de habitantes y si ya de por sí en Rusia todo es grande, en Novosibirsk es gigante. Como ejemplo basta citar que aquí, nos encontraremos con un teatro que supera al Bolshoi de Moscú y que, al río Obi que bordea esta metrópoli, lo atraviesa el puente más largo del mundo.

Cómo llegar a Novosibirsk haciendo el tren Transiberiano

Para llegar a Novosibirsk desde Tiumen, tomamos un tren nocturno. Viajaremos en este tren desde pasada la medianoche y todo el día siguiente hasta las seis de la tarde.
Llevamos comida deshidratada que podemos preparar con el agua hirviente del samovar, galletas y pan. Si no fuera suficiente, en el tren venden comida y en algunas paradas largas del tren Transiberiano, como en Omsk, venden comida típica y pescados.

Llegada a la gran ciudad, dónde dormir

La estación de Novosibirsk también es enorme pero conserva un aire romántico y vintage de la época soviética. Es sólida como todo lo soviético. Al llegar, nos encandila el brillo de las arañas y, desde un rincón, alguien toca un piano de cola. Se parece más a un teatro que a una estación de paso.
Nos alojamos en la Ulitsa Lenina. Es a menos de 1 kilómetro de la estación y a menos de 1 kilómetro del centro. Un buen lugar para recorrer todo.
Elegimos un departamento ya que estaremos dos noches y así podemos prepararnos comida. Más sano y más barato.

Qué hay que ver en Novosibirsk

Novosibirsk es una ciudad de avenidas anchas y transitadas. Junto a las avenidas el barullo constante ensordece. Sin embargo no tarda en confundirse con el murmullo del agua de las fuentes y siempre hay un parque inmenso donde perderse a transitar el silencio.

Son los contrastes que se reiteran durante cada trayecto en el tren Transiberiano. La calidez en Siberia. Las flores por todas partes en un paisaje que sólo imaginamos blanco. Los espejismos modernos de los rascacielos que reflejan casas de maderas como si reflejaran una página de historia antigua.

En Novosibirsk también visitamos el Mercado Central. Varios pabellones con todo lo que a uno se le pudiera antojar comprar, incluso yerba mate aunque demasiado cara. Excesivamente.

Una de las cosas que más nos llamó la atención es la cantidad de teatros con los que tropezamos durante la caminata. Si bien en Rusia abundan las manifestaciones culturales, en Novosibirsk era casi un teatro por cuadra. Para adultos, para niños, dramático, de comedia musical, de muñecos, de ballet, de la Filarmónica. Incalculable.

Además abundan las bibliotecas y los sitios de lectura para todas las edades. Tuvimos el privilegio de obtener un pase y entrar a la biblioteca más grande de Siberia. Nos hubiéramos quedado toda la tarde! Tan interesante!

En Rusia no hay horarios

Algo infalible al hacer el tren Transiberiano es la puntualidad. Los trenes salen y llegan a la hora prevista. Ni un segundo más ni uno menos.

Nos hemos percatado que si un tren está a punto de llegar temprano, desacelera y pone cámara lenta para llegar a la hora correspondiente en punto.

Paradojicamente la mayoría de los supermercados están abiertas 24 horas. Así que, sin mucho apuro, vale la pena zigzaguear por las calles Kommuniticheskaya y Oktabriaskaya, descubriendo entre los árboles y las aceras las viejas casas tradicionales de madera. Encantadoras muestras de las páginas del tiempo.