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Moscú – Día 10

Rematamos nuestro viaje en la Plaza Roja.

Vamos primero a despedirnos de Lenin, gracias por tanto. Imprescindible y permanente su presencia en la grandilocuencia que hemos encontrado a nuestro paso.

El Mausoleo de Lenin está junto al Kremlin. Entrada gratis. Hay cola y está controlado por jóvenes oficiales, amables y respetuosos. Vamos entrando por grupos. Lenin está embalsamado en una cripta de vidrio iluminada. El recinto es oscuro, una penumbra, sólo él brilla en el centro. Le doy la vuelta, hago una pausa para hacerle el saludo del puño en alto. Cómo no emocionarse! estar tan cerca de alguien tan grande para la historia de la humanidad. Impresiona. Haber leído, escuchado, hablado de él tantas veces y verlo ahí, de cuerpo presente, vivo siempre Vladimir Illich.

Es un pasaje breve pero impactante. Saliendo del recinto pasamos por las tumbas de otros seres que hicieron posible la grandeza y la utopía de la URSS, Koroliov, Kruzhov, Gagarin, Belayev, Stalin.

Luego visitaremos los interiores de San Basilio. San Basilio no es la Catedral Central de Moscú Es tan bonita que circula la leyenda de que Iván el Terrible cegó a sus arquitectos para que no pudieran volver a crear nada similar, la leyenda es falsa ya que, los maestros Barma y Postnik, siguieron construyendo catedrales por le territorio ruso. San Basilio no es una catedral de un solo cuerpo sino nueve espacios de varias capillas diferentes a las que se accede por angostos pasillos y escalinatas a través de dos niveles.

Una vuelta más por los amplios jardines que rodean la Plaza Roja y tomamos el metro a Richnoy Ploshchad desde cuya salida, junto a un centro comercial de color verde donde es posible comprar comida antes de partir, justo ahí cerca de la puerta del centro comercial, tomamos el 851 para ir al aeropuerto Sheremetyevo.

Los autobuses se desplazan tranquilamente, no van a la velocidad del metro. Es una buena manera de retirarse, poco a poco, de esta gran ciudad y este gran país, volviendo la mirada a los carteles en cirílico que ya resulta familiar, leyendo por casualidad, como un estandarte, como una promesa o como un designio, la frase «вернёмся осенью», volveremos en otoño. вернёмся… volveremos.

San Petersburgo (Leningrado)-Día 8

Amaneció lloviendo. La temperatura ha bajado en pocos días. Cuando llegamos a Moscú andábamos de verano, luego en San Petersburgo ubicado en una latitud más polar la temperatura bajó, y esta mañana aún más. Las mochilas irán más livianas con los abrigos puestos.

Este día debemos dejar el departamento de la Avenida Kazanskaya y como llueve aprovecharemos a recorrer los interiores de algunos edificios.

Promediando el mediodía entramos en los interiores de la Casa Singer, la llamativa construcción Art Nouveau casi frente a la Catedral de Kazan. En lo que fue la Casa Singer funciona la Dom Knigi de San Petersburgo, la Casa del Libro, abierto hasta la medianoche.  Paso un buen rato hojeando libros que quiero comprar. Decido que como tenemos que andar con las mochilas todo el día, compraré luego en la Dom Knigi de Moscú. Los precios de los libros son llamativamente accesibles. Miro ejemplares de El Principito traducido al ruso, según la encuadernación varía de 160 a 280 rublos, vale decir, entre 2 y 4 euros.

Tras recorrer un buen rato la librería donde también hay venta de souvenirs y arriba una cafetería, vamos hasta la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada.

Esta iglesia es alucinante por dentro, toda recubierta en mosaicos de colores altisonantes. Son más de 7000 metros cuadrados de mosaiquitos. Está construida en estilo ecléctico, sobre el lugar donde el zar Alejandro II fue asesinado. Durante la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo de la ciudad, una bomba cayó encima de la cúpula más alta de la iglesia. La bomba no explotó y estuvo dentro de la cúpula de la iglesia durante 19 años. Cuando los obreros subieron a la cúpula para remendar las goteras, la bomba fue encontrada y retirada. Entonces se decidió comenzar la restauración de la Iglesia de la sangre derramada. Tras 27 años de restauración, la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada fue inaugurada como museo estatal.

La estructura de la iglesia es compacta de cinco cúpulas chapadas en cobre y esmalte de diferentes colores, tres ábsides semicirculares y un enorme pilar como la torre de campana en el extremo oeste. El techo de carpa octogonal de la torre ocupa la posición central. Construida en ladrillo rojo y marrón, toda la superficie de sus paredes está cubierta de adornos elaborados y detallados. Bandas y cruces de ladrillo de color, azulejos policromados en los huecos de la pared, «shirinka», azulejos en los tejados de las torres y coberturas piramidales, pequeños arcos de calado, y columnas en miniatura y kokoshniki (arcos de ménsula) de mármol blanco. Los mosaicos desempeñan un papel importante en la creación de aspecto festivo de la Iglesia acentuando los elementos arquitectónicos principales: kokoshniki, puertas de dique, y frontones.

Los pilares del pórtico están hechos de granito gris de Ust-Kamenogorsk. Los artesanos hábilmente explotaron la belleza natural y las peculiaridades de la piedra para crear el interior que parece un museo de arte de cantería. El pabellón, que marca el lugar del asesinato del emperador fue ejecutado de piedras preciosas y decorativas de los Urales y la región de Altái. Se trata de una estructura arquitectónica compleja de cuatro columnas gris-violetas de jaspe que soportan un entablamento con jarrones estilizados de jaspe en las esquinas. El suelo de mármol está compuesto por 45 mosaicos que nunca se repiten. Las paredes con una altura de hasta 2.5 m, se alinean con serpentina verde italiana, que también fue utilizada para hacer la plataforma ante el iconostasio (solea) y los bancos tallados en las paredes. La piedra de color en el iconostasio fue realizada por artesanos. La paleta del mármol es única: rojo y marrón en el fondo, cada vez más claro hacia arriba, y es una reminiscencia del tallado de madera.

Los mosaicos constituyen una de las mayores colecciones de Europa. La firma que ganó la adjudicación fue la de Valdimir Frolov, sus maestros, expertos en el uso de la reversa o técnica veneciana, ensamblaron más de 600 mosaicos de iconos e imágenes con un área total de 7.056 metros cuadrados. Los mosaicos están ordenados en línea con la concepción teológica de la iglesia.

Hicimos mediodía en el Stolovaya 1. Son restaurantes típicos rusos. Se toma una bandeja, cubiertos, y luego se va escogiendo la comida, al final hay unos cajeros y se paga lo que se ha escogido. Son comedores populares con mucha variedad de comida y precios accesibles. Las ensaladas suelen costar menos de 20 rublos, las sopas, de 30 a 45 y las carnes unos 90 rublos. Hay postres, tartas, té, café. Los espacios son amplios, acogedores.

Más tarde, almorzados, todavía con lluvia, viento y aire muy fresco en San Petersburgo, fuimos a recorrer por dentro la Catedral de San Isaac, a riesgo de resultar reiterativa, la Catedral de San Isaac más grande del mundo. Tiene capacidad para 14 mil personas.

Por ser tan enorme y brillante era aprovechada por el invasor fascista para detectar y ubicar posición, por eso no la bombardearon si bien algunas bombas cayeron muy cerca y se ve aún una de las monstruosas columnas de mármol con un impacto de bomba.

La población se refugió en ella, y afuera sembraron un enorme huerto de repollos para ayudar a paliar la hambruna del sitio y la guerra.

Para su construcción debió hacerse un trabajo exhaustivo de consolidación del suelo ya que San Petersburgo se encuentra en terreno pantanoso. La operación fue muy larga y compleja: a los 11.000 pilotes de pino alquitranados de la cimentación de la iglesia que había antes allí, se añadieron 13.000 más, con un diámetro de 25 cm cada una. Las losas de granito se colocaron directamente sobre los pilotes y fueron cubiertas con losas de piedra caliza. Las cimentaciones tienen un grosor de 14,5 m (7,5 m de altura de los pilotes y otros 7 m de espesor de las losas de piedra). Fueron necesarios 10 años de sentar las bases y 125.000 trabajadores participaron en su instalación.

En la decoración de la catedral de San Isaac se emplearon 43 tipos de minerales. El zócalo fue revestido de granito, el interior de la catedral, paredes y suelos de mármoles, las columnas del retablo, revestidas de malaquita y lapislázuli. Para sobredorar la cúpula de 21,8 m de diámetro se emplearon cerca de 100 kilos de oro.

Con la caída de la tarde nos fuimos a la Estación Ladoszhki desde donde saldría e tren de regreso a Moscú. Viajamos en el tren Arktika, un tren que une Murmansk, en el Polo Norte y sigue más allá de Moscú. Escogimos la clase más económica, para conocerlo todo, se llama Platskart. Son cuchetas en un vagón comunitario con algunas divisiones, cada 4 cuchetas, pero sin puertas. No dan comida pero al final del vagón está siempre caliente el samovar con lo que es factible llevar sopas instantáneas, mate, té, café. Todo está limpio y al llegar nuevos pasajeros se nos provee de una bolsa cerrada con sábanas limpias. Este es un tren lento, ya que en invierno debe arremeter contra montañas de nieve y está preparado para eso. Nosotros aprovechamos a hacer en las cuchetas noche de hotel y viaje por el mismo precio.

San Petersburgo (Leningrado)-Día 7

Hoy fuimos a la otra punta de la Avenida Nevsky, a conocer el Monasterio de Alexander Nevsky y los cementerios Lazarev y Tijvin donde se encuentran las tumbas de los célebres músicos Mussorgsky, de relevante importancia para mí ya que trabajo como actriz y narradora en uno de sus conciertos, Rimsky-Korsakov autor de la entrañable Scherazade que también interpreté en mis buenos tiempos de patinadora artística, Borodin, el gran Chaikovsky, Dostoievsky! y otros artistas, pintores de renombre, actores de todas las épocas, célebres y reconocidos realizadores de teatro y cine.

El Monasterio es considerado uno de los más antiguos e importantes de toda Rusia, en el encontramos una colección impresionante de objetos de culto como íconos con marcos cubiertos de piedras, manuscritos antiguos, crucifijos, cuerpos incorruptos de santos, metales preciosos entre otros. En el interior del monasterio se encuentran dos iglesias barrocas y una Catedral de estilo neoclásico erigida entre los años consagrada a la Sagrada Trinidad.

Fuimos en metro. Para usar el metro de San Petersburgo se compra un jeton, una ficha de plástico. El trazado del metro de San Petersburgo se destaca por ser el más profundo del mundo, las estaciones de metro también son bellas y construidas con materiales nombres, mármol, bronce, luces en imponentes arañas, mosaicos y pinturas. Tras esta visita regresamos al centro de San Petersburgo para pasear por el Jardín de Verano, el Campo de Marte, el Parque Yusupov.

El Jardín de Verano ocupa una isla situada entre los ríos Fontanka, Moika el Canal de los Cisnes. El parque fue diseñado personalmente por el zar Pedro. Los paseos fueron adornado con cien esculturas alegóricas de mármol, ejecutadas por escultores venecianos. Algunos eran retratos; entre ellos se conservan los bustos de Alejandro Magno, Julio César, Augusto, Nerón, Trajano, Claudio.

Aparte de las estatuas, una importante atracción del parque son las fuentes, las más antiguas de Rusia, que representan escenas de las fábulas de Esopo. Algunas de estas cayeron en desuso y fueron demolidas después de una inundación que destruyó la maquinaria.

Una delicada barandilla de hierro fundido separa el parque del paseo público del Muelle del Palacio. La reja está suspendida entre treinta y seis columnas de granito coronadas con urnas y jarrones.

El parque fue escogido por Pushkin como escenario de los paseos de infancia de su personaje Eugenio Onegin.

Los puentes de San Petersburgo son levadizos, y durante la noche se levantan para permitir el paso de buques y barcos con altos mástiles. Los puentes levadizos se encuentran abiertos y los islotes que conforman San petersburgo desconectados entre sí, desde aproximadamente la 1 do 2 de la mañana hasta poco antes del amanecer.

El Campo de Marte, está junto al río Moyka, muy cerca del Jardín de Verano. Ocupa 9 hectáreas. Su historia se remonta a los primeros años de San Petersburgo. En esa época se llamaba «Gran Pradera».  Luego fue también campo de entrenamiento. Durante la Guerra y el sitio de Leningrado fue cubierto de huertos que ayudaban a abastecer a la población sitiada cuando lograban crecer antes de ser incendiados y bombardeados. Muchos revolucionarios, combatientes del Ejército Rojo, bolcheviques, miembros del Partido Comunista están enterrados aquí. También están enterrados los participantes asesinados de la Revolución de febrero de 1917 . En 1957 se encendió una llama eterna en el centro del Campo, la primera de Rusia. Desde aquí la llama se transportó a Moscú en 1967 y se colocó cerca de la muralla del Kremlin en la Tumba del Soldado Desconocido.

Cruzamos el río y nos fuimos a visitar la Fortaleza de San Pedro y San Pablo que se encuentra en un islote, la Isla Zayachi. Este islote y la fortaleza corresponden a la ciudadela original de San petersburgo. Contiene diferentes edificios remarcables, la Catedral de San Pedro y San Pablo donde están enterrados los zares desde Pedro I hasta Nicolás II y sus familias.

La fortaleza tiene forma hexagonal con 6 bastiones en cada uno de sus ángulos. En un primer momento se construyó en madera y tierra. Sirvió de alojamiento a la guarnición de la ciudad y de cárcel de prisioneros políticos. En 1876 el grupo nihilista Zemlya i volya organizó exitosamente la fuga de Piotr Kropotkin, algo que nadie antes lo había conseguido.

La catedral consta de una torre campanario de 122 m de altura con una cúpula rematada con un angelote.

Durante 1917, fue atacada por soldados amotinados y todos sus prisioneros fueron liberados. Cuando los bolcheviques llegaron a la fortaleza los 8000 hombres de guarnición se declararon pro-revolucionarios. Sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial debido a los bombardeos nazis. Tras la guerra fue restaurada.

Todo este trayecto se puede hacer caminando, es largo, unos 9 o 10 km, pero constructivo. De esta manera conoceremos bien el diagrama entre ríos y canales de la intrincada y bella ciudad palaciega de San Petersburgo. Cruzaremos varios puentes, y a no demorarnos ya que debemos recordar que los puentes de San Petersburgo son levadizos! y durante la noche se abren para dar paso a buques y naves de altos mástiles o chimeneas. Los puentes están abiertos entre la 1 o 2 de la mañana hasta poco antes del amanecer.

San Petersburgo (Leningrado)-Día 6

Reservamos este día, íntegro, para recorrer el Museo Ermitage. Era viernes, día en que el Museo está abierto hasta las 21 horas así que podríamos tomar con más calma el recorrido y buscar e intentar encontrar las salas y obras que habíamos seleccionado. El Museo abre a las 10.30 así que a las 10.15 ya estábamos primeros en las filas de las máquinas para sacar las entradas. Hay 4 máquinas y se mete el dinero. Cuestan 700 rublos y las máquinas no aceptan billetes de 5000. El trámite es rápido y fácil.

El Museo Ermitage se extiende por seis edificios palaciegos, si bien el principal reducto de obras es el antiguo Palacio de Invierno. Ya de por sí recorrer las instalaciones es un espectáculo. Las escaleras de acceso llamadas de Jordán con sus amplios escalones de mármol blanco y las alfombras rojas; enseguida vemos aparecer ornamentación de oro puro y columnas de azurita.

Antes de entrar en el enorme patio, observamos la altísima columna de Alejandro parada ahí sostenida solamente por su propio peso y la fuerza de la gravedad.

Luego ya con la entrada y por las esclaresa del Jordán -si hay mucha cola podemos acceder por otra puerta y luego regresar de arriba hacia abajo aquí, y no es problema-. Si se llega a las 10.30 igual estamos a tiempo de evitar todos los tumultos. A las 11.30 ya es un descontrol, por suerte a esa hora, en nuestro caso, ya llevábamos avanzada la visita.

Durante nuestro recorrido nos dirigimos a las principales habitaciones y aposentos según el recorrido que habíamos programado y pegaré a continuación para ayuda de aquellos que quieran usarlo de guía. Fue muy útil, sin embargo es fácil perderse porque las salas a veces son como un laberinto, no están una enganchadita después de la otra sino que, a veces de una se mete en otra que se desgaja en dos y sale por otro pasillo y uno se pierde; pero calma, todas tienen número sobre la puerta, y en cada sala hay personas que son muy amables para ayudar a orientarnos. Y antes de entrar hay un mostrador de información -buscarlo- donde dan mapa y plano del museo.

A nosotros nos ayudaron sobremanera e increíblemente una de estas señoras que cuidaba una sala nos recordó a pesar de haber visto cientos de persona pasar delante de ella y nos llamó preferentemente para indicarnos dónde estaban los impresionistas y post-impresionistas, que dicho sea paso están en otro edificio afuera y en diagonal al Palacio de Invierno.

Importante no engolosinarse con las primeras salas con estanterías y cositas ya que se nos irán los minutos en piezas, no por desmerecer su importancia, que seguramente la tienen, pero estar en un monstruo de Museo que expone TRES MILLONES de obras, nos obliga a esta pequeña crueldad de pasar de largo por muchas vitrinas y salones, mirando sólo de reojo para no cansar la atención y concentración.

Estos tres millones de obras que se exponen actualmente en el Ermitage son solamente la quinta parte de la totalidad de obras de arte que alberga. Las obras empezaron a ser adquiridas, en cantidad y volumen por Catalina II, la Grande y luego por sus nieto Alejandro y por otros gobernantes posteriormente.

Durante la invasión nazi, miles de voluntarios trabajaron para embalar y trasladar dos trenes llenos de obras hacia el lejano este ruso. Un tercer tren no se llegó a tiempo, sin embargo pudieron mantenerse a buen resguardo. El Ermitage fue refugio para las víctimas de la guerra, miles de ciudadanos se asilaron allí. También sufrió un incendio en el que sí se perdieron obras y algunas habitaciones debieron ser reconstruidas y restauradas, tal el caso de la actual sala de malaquita que antes era de jaspe. Esta sala es una joyita! tan sólo para cubrir delicadamente las columnas imitando y puliendo tratando de conseguir la veta de la roca madre, se precisaron 2200 kilos de malaquita de los Urales, hay muchos más muebles elaborados y recubiertos con este precioso mineral.

En la época soviética, al igual que otros Museos y Centros Culturales, la entrada era gratis.

Hay salas con gobelinos, pisos con marquetería, mobiliario con incrustaciones de oro y piedras preciosas, instrumentos musicales de la época, la biblioteca, la sala del trono. Así que, además de albergar y desear ver una de las pinacotecas más espectaculares del mundo, la fastuosidad de cada uno de los salones llamará nuestra atención todo el tiempo.

Hay un reloj mecánico que perteneció Catalina, se encuentra justo sobre el que fue su jardín colgante. Se trata de un pavo real, a modo de Cucú gigante, de oro, que despliega todos sus encantos para dar la hora. Sólo lo activan en vivo y en directo para funcionar determinados días y horarios, pero allí, junto a la enorme figura dorada, exponen un video de todo su despliegue y esplendor.

Nuestro paseo por el interior del Museo fue intenso. Entramos a las 10.30 y salimos a las 19. Sin dejar de contemplar arte puro y belleza. Fue una visita maravillosa.

Este es el plan que seguimos, excepto la sala 100 de Egipto que decidimos descartar porque ya estuvimos en Egipto.

«Entrar desde la Plaza del Palacio y atravesar el patio del Palacio de invierno, puesto de información con plano gratuito.Escalera del Jordán, la que se ve delante cuando se atraviesa la entrada principal del palacio. 

Salas: Palacio de Invierno, 1era Planta: 100: Antiguo Egipto.

Palacio de Invierno, 2da Planta: 143 a 146: Monet, Degas, Renoir, Cézanne, Picasso, Matisse (decomisadas a nazis). 155 a 166 obras rusas tapices. Visitar (alrevés) de la 187 a la 175, ocupadas por última flia imperial, salón de malaquita:189. Salas de gala: 193 a 198. Si hay tiempo pasar a la sala 304 (indicaciones confusas) grabados en piedra.

Pequeño Ermitage, 2da planta:Sala 204 da al jardín Colgante de Catalina Grande y reloj del pavo real. 207-215:arte florentino, 213: 2 pequeños Botticelli y en 214: Leonardo Da Vinci (2 obras). 217-222: arte veneciano, Tiziano y Rafael. 228-238: arte italiano, Rafael y una estatua de Miguel Ángel en 230. 239 y 240: Goya, Murillo Velázquez, El Greco. 244-247: arte flamenco, 246: Van Dyck, 247: Rubens. 248 a 252: arte holandés, 254: 26 obras de Rembrandt.

Palacio de Invierno, 3era planta: por la escalera que hay en la 2da planta junto a la sala 269 subir a la 314. 316-320: impresionistas y postimpresionistas: 315: esculturas de Rodin; 316: Gaugin; 317: Van Gogh, Rousseau; 318: Cezanne, Pisarro; 319: Pisarro, Renoir, Degas. Escuela de Barbizon y romanticismo, Rousseau: 321 y 322; Delacroix y Vernet: 331. Arte ruso, Kandinsky: 333. 334: más de Van Gogh. Matisse: salas 343-345 (35 óleos). Picasso: 348 y 349. (Esto momentáneamente está cambiado y se expone en otro edificio del Museo, enfrente en diagonal.)

Arte de Oriente, China, Tibet, Mongol, Hindú: 351-371 y 381-397″

San Petersburgo (Leningrado)-Día 5

Llegamos a San Petersburgo en el legendario Estrella Roja. Siempre puntualísimo desde 1931, sin fallar nunca jamás ni un minuto. Viajamos, dormimos, y desayunamos muy bien, blinis con carne o manzana, al gusto. La estación de llegada, Moskovskaya, es un destello en sí misma. Salimos a Ploshchad Vosstaniya y nos encontramos con un obelisco que esgrime en su punta una estrella de cinco puntas y enfrente, en el Hotel Oktiabraskaya, un enorme cartel que nos recuerda que Leningrado es Ciudad Heroica. No es para menos. Esta ciudad de renovados palacios uno junto al otro, estuvo sitiada por los nazis durante casi 900 días. Fue un época terrible, pero Leningrado sobrevivió a la peor página de su historia y quizás de las historia de Rusia. Pudimos conversar con un ruso mayor, en el parque frente a la catedral de Kazan, un sobreviviente de aquel sitio en que no había más que comer, morían de a miles por día, no quedaron animales, ni ratas, ni gatos, ni pájaros porque todo se lo comieron y cuando no hubo más animales, se comían los cinturones de cuero, hervidos, el pegamento de los empapelados de las paredes. Les daban panes de 100 gr por día rellenos con aserrín. No había luz. Sólo un hilo de agua congelado durante el invierno permitía la llegada de poquísimos recursos. Las bombas asediaban por toneladas a esta ciudad. Y sobrevivieron! increíblemente, pero incluso, en esta supervivencia que logró su tesón, su dignidad, su fortaleza, fueron capaces de seguir creando, no se rindieron, no claudicaron, ejecutando actos de heroísmo y relevancia tales como transmitir la 7ma sinfonía de Shostakovich por radio a todo el país. Interpretada por una orquesta sentada en escombros y a la luz de las velas. Cómo no va a ser Heroica! Este señor a quien conocimos en el parque nos contó de una amiguita de su infancia quien vio morir uno tras otros a todos sus familiares. La niña anotaba en un cuaderno, la fecha y «hoy se ha muerto mi madre…»hoy a muerto mi hermanito…» y así sucesivamente todos los nombres. Quizás la salvó el hecho de escribir, la responsabilidad de revelar la historia a medida que sucedía.

A pesar de los miles de toneladas de bombas descargadas sobre Leningrado, hoy es una ciudad luminosa donde los palacios se superponen uno pegado al otro y es imposible exclamar tanta belleza porque no hay contrastes que la realcen de un edificio al otro. Sólo la catedral de San Issac se salvó de las bombas, aunque una de sus columnas fue impactada y aún puede verse el rastro. No la bombardearon porque su cúpula de oro puro era una llama que brillaba entre las ruinas y que servía de faro a los fascistas asesinos. Por eso, muchos habitantes se refugiaban en ella y a sus alrededores sembraron un enorme huerto de repollos.

Durante el sitio de Leningrado, cuando el nazismo alemán atacó con la operación Barba Roja violando el pacto de no agresión, Leningrado se apuró a evacuar de la ciudad muchísimas obras de arte, por eso, por esa actitud de generosidad, hoy nos es posible a los visitantes contemplar y aprecias miles de obras de arte que de haber tenido otra actitud, mezquina y egoísta, hoy ni siquiera existirían. Cómo no va a ser Heroica!

Arrancamos nuestro camino desde la estación hacia el centro de San Petersburgo por la Avenida Nevsky.

La Avenida Nevsky o Nevski prospekt es la avenida principal de San Petersburgo y una de las calles con mayor historia en el mundo. Tiene 4 km, innumerables puentes y palacios la cruzan y enmarcan. Testimonios arquitectónicos de la inmigración, muchísimos cafés, restaurantes, tiendas, museos y librerías hasta el Monasterio de Alejandro Nevski. Alberga las huellas de la matanza de estudiantes en la época zarista, germen revolucionario, y muchísimas historias narradas por Gogol, Dostoievski, Tolstoi, Gorky, suceden en esta histórica avenida que después de la Revolución se llamó 25 de Octubre.

Cruzamos el Puente Anichkov, el primer puente y el más famoso de los que atraviesan el río Fontanka. El puente actual combina una forma simple con detalles elaborados. Además de sus cuatro célebres esculturas de caballos, tiene antepechos de hierro ornados que lo distinguen de otras estructuras de la ciudad. El primer puente fue construido por orden de Pedro el Grande, era de madera con varias aberturas y construido sobre pilares depositados sobre el río Fontanka. Cuando la ciudad creció se reemplazó por un segundo puente levadizo, fue uno de los siete puentes levadizos de piedra con tres aberturas y torres que atravesaban el río Fontanka. En el siglo XVIII, las enormes torres, no estaban en consonancia con el aumento del tráfico que atravesaba el puente sobre la Avenida Nevski y se construyó una estructura de mayor tamaño, más adecuada al ancho de la avenida. Su belleza ha sido alabada por autores como Pushkin, Dostoievski o Gógol. El puente se considera un monumento al sitio de Leningrado porque fue muy afectado por la guerra y en la restauración se han dejado huellas de los bombardeos alemanes como muestra de lo ocurrido en aquellos años.

Desde este puente es clásica y llamativa la vista del palacio rosado Beloselsky-Belozersky. Es de estilo neobarroco, con ventanas color malva. El primer palacio era más pequeño que lo que vemos actualmente y fue construido siguiendo las líneas de la arquitectura francesa, estucado y pintando, imitando la piedra caliza parisina. Fue uno de los palacios más elegantes de toda Rusia, continuamente renovado por sus sucesivos habitantes, con salones de fiesta, salas de pintura y de conciertos. Adquirió un aspecto rococó. Fue Centro Cultural durante la época soviética y dañado por los bombardeos durante el sitio, luego vuelto a restaurar. Actualmente se dan allí conciertos y alberga una exposición de figuras de cera.

En buena hora pasamos por casualidad por el Café Ceber que me ha recomendado mi profesora de ruso, justo a tiempo para hacer un desayuno tentenpié de media mañana con las mejores tortas y pasteles de Rusia.

Nos detuvimos un buen rato frente a la Catedral de Kazan conversando con los vecinos y apreciando el panorama. Enfrente, la Casa Singer, un edificio Art Nouveau, llamativo, que alberga actualmente la Dom Knigi, Casa del Libro, librería que está abierta hasta las 24! un banquete! y sí, pegadito a la venta de libros hay un café con encanto romántico. El edificio Singer consta de seis plantas coronadas por una torre de bronce y cristal en cuya cima se encuentra una bola acristalada de 2,8 m de diámetro. Las esculturas del edificio fueron creadas por el escultor estonio Amnadeus Adamson. Fue el primer edificio de San Petersburgo en ser construido con estructura metálica. Esta estructura permitió la instalación de amplios ventanales en la planta baja. Fue equipado con las últimas novedades en ascensores, calefacción y aire acondicionado, y también con un sistema automático de limpieza de la nieve del tejado. Fue dañado durante la guerra y reparado en 1948.

La catedral de Nuestra Señora de Kazán es la principal catedral de la ciudad y está consagrada a la virgen de Kazán uno de los íconos más venerado de Rusia. El templo es notable, sobre todo, por una gran columnata de 96 columnas. Una de las curiosidades de esta catedral es que el altar se encuentra en el ala este del templo, mientras que la salida principal y la fachada se sitúan al oeste. Por lo tanto la famosa fachada de columnatas que dan a la avenida no es la fachada principal de la catedral, sino que es en realidad una de las fachadas laterales. Las alas de la columnata forman la plaza enfrente de la catedral. La catedral de Kazán fue percibida por sus contemporáneos como un monumento a las victorias militares de los rusos en la guerra contra Napoleón.

San Petersburgo está surcada por el río Neva y los ríos Fontanka y Moyka, de los que se desgajan un laberinto de canales e islotes. Fue construida prácticamente sobre pantanos, sobre una marisma. Siguienda la línea del canal Griboedova vamos hasta los Jardines y el Palacio de Mijailovski, rodeando y echando un primer vistazo exterior a la Catedral del Salvador sobre la Sangre Derramada. El Parque Mikhailovsky combina los estilos francés e inglés, está acompañado a un lado por un suntuoso palacio donde funciona el Museo Ruso. Enormes espacios tapizados de verde césped y arboledas. Hay bancos y esparcidos por ahí pequeños quioscos de venta de helados. Muy cerca de allí está el teatro Mikhailovski, otro teatro imperial de ópera y ballet que fue elegantemente restaurado después de la guerra.

Por la tarde y luego de alojarnos en un céntrico departamento sobre la Avenida Kazanskaya, donde conversamos largamente y de manera fluida con la amable anfitriona, Alla, quien fue muy solícita y afectuosa con nosotros, salimos otras vez.

Bajo chaparrones leves e intermitentes recorrimos el Teatro Alexandrovski, el más antiguo teatro nacional de Rusia y progenitor de todos los teatros rusos. El teatro está en un admirable edificio neoclásico que desde su construcción se consideraba uno de los teatros más perfectos del mundo. La grandiosa fachada principal que mira a la plaza está decorada con una honda logia con pórtico de seis columnas corintias, coronado por un carro del dios Apolo, patrono de las Artes.

Pasamos también por el Teatro Mariinski, conocido durante la época soviética como el Teatro de Ópera y Ballet Kirov, a él se asocian los mejores logros del arte ruso de ópera y ballet.

Luego nos acercamos hasta la Catedral de San Nicolás de los Marinos, se llama así ya que fue fundada por los marineros y los empleados del Almirantazgo que vivían en esa zona, se puso bajo la advocación de su patrón San Nicolás y se la conoce como la iglesia del Mar, o de los Marineros. Es de estilo arquitectónico barroco isabelino. Tiene planta de cruz griega, la fachada pintada de blanco y azul está sostenida con columnas corintias y arquitrabes de estuco. La coronan cinco cúpulas doradas.

Terminamos la tarde con un pic-nic en el Parque Alexandrovski, un oasis de verde arboleda en la ciudad. Allí se encuentran bustos de varios personajes de la cultura rusa como el escrito Gogol. Pasamos apenas por la omnipresente Catedral de San Isaac con la promesa de regresar y visitarla a fondo. Y durante el recorrido, perdiéndonos un poco en este laberinto de ríos, puentes y canales, vimos tantos pero tantos palacios y palacetes que sería imposible en un post hablar detenidamente de cada uno de ellos. San Petersburgo es un Museo a cielo abierto.

Moscú-Día 4

Este cuarto día debemos desalojar nuestra casita en Moscú y recorrer con las mochilas hasta la noche en que tomaremos el Tren Estrella Roja hacia San Petersburgo. Fuimos al Parque Gorky, volviendo a recorrer una vez el más el Parque Muzeon, la Galería Tetriakova, y el Parque de las Esculturas. Parque Gorky o Park Kultury es como todo hasta ahora en Rusia, enorme. Cubre unas 100 hectáreas y se extiende a lo largo de 7 km del paseo ribereño. Hay todo tipo de bancas, asientos, hamacas, reposeras, colchonetas inflables, pérgolas con sillones y columpios, para todos los gustos y comodidades. La gente toma sol plácidamente, leyendo o escuchando música. Hay cisnes y patos en varios estanques, y en verano se organizan clases de yoga y bailes. Hay tomacorrientes, wi-fi gratuito, un bar de madera, ventas de helados, alquiler de bicicletas, canchas de voley. Anduvimos un bue rato recorriendo este parque lleno de verde, flores, fuentes, y la frescura del agua.

Luego encaramos hacia la estación de metro Oktiabraskaya y nos fuimos hacia el Museo de la Gran Guerra Patria en el Park Pobedy, otro parque enorme en homenaje a las víctimas y héroes de la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patria contra el fascismo derrotado por el Ejército Rojo. Para llegar aquí, de paso, visitamos la estación de metro Park Pobedy que según dicen las estadísticas es la más profunda del mundo con la escalera mecánica más larga del planeta, lo que se tarda en subir y bajar da como para una sesión de diván. El Parque y el Museo se encuentran sobre la Colina Poklonnaya, la más alta de Moscú. Recorrimos el parque lleno de canteros con flores que pintan de colores arabescos y cintas de San Jorge.

En frente del museo hay un obelisco 141,8 metros de altura, que representan a los 1.418 días de la guerra. Una figura de bronce de Niké, la diosa griega de la victoria, se monta a una altura de 100 metros, y una estatua de San Jorge matando a un dragón está en la base. La entrada al Museo cuesta 300 rublos.

La sala de entrada principal del museo se llama el Salón de Comandantes, que conmemora a todos los líderes militares de alto rango a quien se adjudicaron la Orden de la Victoria. La planta baja está dominada por seis grandes panoramas en los que se representa tridimensionalmente y con efectos impresionantes de audios, momentos de la guerra, ataques y la vida en distintas ciudades soviéticas durante esa época. Ilustran batallas claves durante el curso de la guerra. Cada panorama comprende una enorme pintura en una pared semi-circular, con el equipo y los residuos colocados delante para producir un efecto hiperrealista. Los panoramas están dispuestos en orden cronológico en torno a un pasillo central llamado el Salón de la Memoria y del Dolor, que honra la memoria de los 26 millones de víctimas soviéticas de la guerra mundial.

También hay artillería de la que se usó, tanques, pantallas interactivas, historias de combatientes hombres y mujeres, cartas, utensillos encontrados en los campos de batalla y trincheras. Todo está en ruso, pero aún cuando no se entiendan los textos se entenderán las imágenes. Hay muchísimas fotografías, periódicos, y bastante montaje escenográfico en tamaño original.

Estuvimos un par de horas recorriendo el Museo por dentro y relajándonos en sus enormes y verdes parques llenos de flores y de las infaltables agradables fuentes.

Luego fuimos al centro neurálgico de Moscú, pasamos por la Biblioteca Lenin, por el Teatro Bolshoy, volvimos a la Plaza Roja, a las calles iluminadas con guirnaldas del centro, pasamos por la Casa donde vivió Lomonosov, y cruzamos por Kitay Gorad hacia el Parque Zaryadye donde subimos a un terraplén desde donde la luna llena y el atardecer que caían sobre la ciudad de Moscú se volvía un espectáculo mágico. En el Parque Zaryadye hay espacios variados. Parque, plaza urbana, espacio social, equipamiento cultural, e  instalaciones recreativas. Áreas naturales entre ellas la de tundra, estepas, bosque y humedal; 14 mil metros cuadrados que incluyen un voladizo de 70 metros sobre el río Moscú; restaurante, mercado, dos anfiteatros y para rematar una equipada sala de conciertos filarmónicos. Estar ahí, ver la Plaza Roja desde ese lugar lleno de encanto, luego bajar e instalarnos en el medio de una ciudad encendida, de película, era tan perfecto que parecía un sueño.

La noche cayó y nos tomamos el metro a la estación Komsomolskaya, otra de las muchas que merece una visita porque más que una estación de metro es un palacio real. Esta posiblemente es la más opulenta. La característica más importante de la estación es su grandioso techo estilo barroco, pintado de amarillo pálido e incrustado de mosaicos y moldes florales. El techo es soportado por 68 columnas octagonales de mármol blanco con capiteles jónicos modificados.

El tema artístico de la estación es la lucha del pueblo ruso por la independencia y sus esfuerzos históricos contra los invasores. Todas las escenas están realizadas en mosaicos. Al final del andén hay un busto de Lenin, un arco decorado con diseños florales dorados y el escudo de armas soviético. El vestíbulo de la estación fue construido a una gran escala, con un inmenso domo octagonal, una cúpula y un imponente pórtico de gran altura con columnas corintias estilizadas.

Esta estación da acceso a tres estaciones de ferrocarril. Nosotros teníamos que tomar el tren en Leningrandsky y allí fuimos.

Esperamos en una cómoda sala de espera con enchufes y muchos sillones y luego llegó el esperado momento de encontrarnos frente a frente con el legendario Estrella Roja, el tren soviético con más historias. Qué emoción subirnos y viajar en él. Los boletos los habíamos comprado previamente por internet a través de la página oficial del ferrocarril ruso http://www.rzd.ru/ Cuestan alrededor de 4000 rublos, más o menos, dependiendo de si la litera es superior o inferior. Viajamos en kupé que es un camarote de segunda clase, muy bonito, con suelos enmoquetados, cortinas de terciopelo color grana. Este tren tan largo y tan rojo, con estos camarotes llenos de historias, lleva haciendo el mismo trayecto desde 1931 en que fue inaugurado por Stalin. Nos dieron una cajita con comida y la azafata simpática como toda la gente que no hemos topado en Rusia se ocupó gentilmente de nosotros. El viaje incluyó también el desayuno. Dan sábanas limpias, toallas, un sobre con pasta dental y cepillo de dientes y un par de chancletas. El baño está siempre aseado, en el vagón hay luces que indican si está ocupado o desocupado, también hay lámparas personales, y botones para llamar a la azafata en caso de necesitarlo, y al final de cada vagón hay un samovar con agua caliente para el té, o el mate en nuestro caso. El tren tiene también un pintoresco restaurante, la atención es muy gentil y los precios asequibles. Hay wi-fi y enchufes.

Moscú-Día 3

En el transcurso de estos breves días y a medida que nos queda de camino, vamos recorriendo más estaciones de metro, palacios del pueblo.

La estación Ploschad Revolutsii se destaca por tener 76 esculturas de bronce que representan al pueblo soviético. Las esculturas fueron hechas en el Taller de fundición artístico de Leningrado por un equipo bajo la dirección de M.G. Mánizer. Las esculturas están instaladas cronológicamente desde los acontecimientos de octubre de 1917 hasta el diciembre de 1937. Hay obreros, soldados, campesinos, marineros, paracaidistas,  avicultores, cultivadores, estudiantes, futbolistas, madres, padres, deportistas, pioneros.

Las esculturas tienen fama de poseer cualidades mágicas. Por ejemplo, si uno por la mañana temprano toca el banderín del señalero, en este día tendrá suerte. La misma creencia apareció respecto al revólver del marinero revolucionario, por eso lo roban a menudo. A las personas que van a una cita les aconsejan tocar el zapatito de la chica de bronce, pero en ningún caso se puede frotar al gallo o tocar su pico. Los estudiantes dicen que para aprobar un examen hay que frotar la nariz del perro de bronce del guardián fronterizo, por esta razón la capa de bronce se hizo más fino y actualmente las narices y una parte de hocico de todos los perros están frotadas hasta tal punto que brillan. Es evidente la parte que hay que tocar para la buena fortuna porque está desteñida y brilla. Pasamos también por la estación Arbatskaya, edificio con forma de estrella y por dentro con con unas luminarias palaciegas.

Caminamos por la tradicional calle Arbat, la vieja, y llegamos hasta las puertas de la casa del poeta Alexander Pushkin. Frente a la casa hay una escultura que los representa a él y a su esposa Natalia Goncharova, primera belleza de Moscú.

La calle Arbat es turística y está llena de negocios de souvenirs y artistas callejeros. Caminamos un rato por allí.

Este tercer día en Moscú nos fuimos al Museo de la Cosmonáutica. Es excelso. Enorme. Vale mucho la pena, y la entrada es barata, 250 rublos. Recorriendo este museo uno no deja de sorprenderse leyendo y enterándose de que los rusos fueron primeros en todo. Muchísimas expediciones al espacio y a otros planetas, de avanzada desde hace décadas, llegando a explorar Venus, Marte, la luna, desde antes de los 60s y de manera ininterrumpida hasta la actualidad.

Es super interesante, hay naves originales, sondas, trajes espaciales, alimento para astronautas, simuladores, transbordadores, muchísima información y elementos de la carrera cosmonáutica rusa. Toda la vanguardia. Están también las pinturas de Alexey Leonov, el primer hombre en dar un paseo por el espacio exterior. Documentos de Korolëv, el cerebro de la cosmonáutica rusa. Tito, Belayev, Tereskova, actual diputada, Gagarin, y muchos más. Infinidad de elementos que hacen de esta visita una visita interesantísima.

Este museo está junto a la estación de metro VDNKh. Antes de la entrada del Museo se impondrá ante nosotros el Monumento a los Conquistadores del Espacio. Fue erigido para celebrar las conquistas del pueblo soviético durante la era de la exploración espacial. En marzo de 1958, unos meses después del lanzamiento del satélite espacial Sputnik 1 (el primer satélite artificial de la historia), se realizó un concurso para su diseño. La construcción se prolongó varios años. El monumento es un gigantesco obelisco con un cohete espacial en al cima, de manera que el obelisco viene a representar la columna de humo que deja una nave espacial. Tiene 107 metros de altura, pesa 250 toneladas y está recubierto de titanio, material utilizado en la fabricación de los cohetes espaciales.

Saliendo del territorio del Museo nos encontraremos, muy cerca de allí, con unos parques inmensos, con fuentes y jardines inconmensurables. Fuimos a pasar buena parte de la tarde, pero antes nos acercamos unos 300 metros hasta la legendaria estatua del Obrero y la Koljotnitsa, la estatua que aparece abriendo todas las películas del cine soviético. El obrero con el martillo y la campesina con la hoz.

Luego caminamos por los extensísimos jardines del VDNKh. Es el mayor complejo de entretenimiento de Rusia, todos los días atrae a varios miles de moscovitas y visitantes de la ciudad. La exhibición está representada por pabellones y fuentes construidas en la era soviética anterior a la guerra; ubicadas a lo largo de amplias avenidas de asfalto. Hay instalaciones más modernas dedicadas al espacio, la energía y la cibernética. 49 edificios son reconocidos como obras maestras arquitectónicas y monumentos del patrimonio cultural. Las exposiciones son de interés para personas de todas las edades. El complejo es armonioso, con zonas de parques y depósitos de agua, hay un ambiente relajante y aire fresco. Hay más de 250 pabellones para exposiciones. Todos los kolkhozes y sovkhozes de la Unión Soviética aspiraban a participar en ella. Además de los pabellones, se construyeron áreas económicas y de principio territorial, aquí se construyeron atracciones, circo, cines, área recreativa. Cada pabellón representa una de las 15 repúblicas de la URSS o la economía nacional, y en el centro se encuentra el pabellón de la Federación de Rusia y la fuente de la Amistad de los Pueblos con esculturas de oro de sus representantes en trajes nacionales.

Volvimos al metro y continuamos visitando Moscú hacia Chisty Prudy, un área acogedora con estanques que fueron limpiados y renovados. Antiguamente a estos estanques iban a parar  los residuos de varias carnicerías, ahora es un rincón ideal para el pic-nic y relax.

Moscú-Día 2

Nuestra segunda jornada en Moscú la dedicamos al Kremlin.

El Kremlin es el corazón de Moscú junto a la Plaza Roja, la Catedral de San basilio, y el río Moskbá. Principalmente son cuatro palacios y cuatro catedrales, rodeadas de una muralla infranqueable, roja, y varias torres. Son 2,25 kilómetros de muralla almenada y 19 grandes torres, rodeados por un foso y por el río Neglínnaya. Además de estos edificios hay otras habitaciones, salas de exposiciones, y muchos jardines. Es la sede del gobierno ruso.

Para visitar el Kremlin hace falta mínimo medio día. Nosotros dedicamos un poco más. Sacamos las entradas con anticipación, por internet, a través de la página oficial del Kremlin: https://www.kreml.ru  Saber ruso ayuda, aunque la página también está traducida al inglés. Pudimos comprar las entradas desde el País Vasco poco menos de una semana antes de salir. Cuesta 700 rublos la entrada general y si se quiere visitar la Armería, 1000 más. Con las entradas compradas anticipadamente es más rápido el trámite de entrar ya que, por la mañana, a la hora de apertura llegan los tours y se arman largas colas. Si tenemos la compra echa por internet, impresa, nos dirigimos directamente a las ventanillas 6, 7, 8 y allí cambiamos el documento por las entradas. Este proceso es rápido.

En el cartón de entrada hay un recorrido sugerido, pero anticipándonos a los tours que visitarán sin duda el barrio de las catedrales, empezamos por allí antes de que llegue el malón. Es conveniente estar en el Kremlin entre las 9 y las 9.30 de la mañana, apenas abran las taquillas, para entrar cuanto antes.

La construcción del Kremlin comenzó en los siglos XII y XIII cuando Moscú no era más que una aldea eslava cuya población ocupaba apenas una tercera parte de lo que es hoy el Kremlin. Desde el año 1156 se menciona el nombre de este lugar como Moscú, y la incipiente población comenzó a ganar prominencia y renombre al vencer a los mongoles.

Con el correr de los años y siglos las primeras murallas fueron reemplazadas por murallas más consistentes y moscú se convirtió en la residencia de la familia real.

 

En la Catedral del Arcángel se encuentran la tumba del primer Zar ruso Iván IV, el Terrible y sus hijos Iván y Fiodor. Las lápidas de los Romanov están junto a los pilares. La historia de esta necrópolis se remonta al año 1340 con el entierro del príncipe moscovita Iván I. Es el sepulcro más grande de príncipes y zares rusos, hay más de 50 enterramientos. El ícono más antiguo es el que representa las hazañas de los ángeles, fue creado en 1399 y el iconostasio fue realizado entre 1679 y 1682. La arquitectura de este templo mezcla los estilos renacentista italiano y el ruso antiguo. Tres entradas conducen al interior del templo, dos están decoradas con portales de piedra blanca tallada.

La Catedral de la Anunciación estaba destinada a las ceremonias familiares. Uno de los portales es de piedra blanca y columnas corintias adornadas con ornamentos tallados. El otro portal es de forja dorada con imágenes en hojas de la Anunciación, profetas y antiguos filósofos. El espacio interior del templo no es muy espacioso, está dividido en tres naves que se elevan hacia sólidas bóvedas. En una de las bóvedas hay una composición exclusiva del árbol de Iseev que representa la genealogía bíblica de Jesús. Las cruces procesionales tienen medallas de hueso con escenas de festividades y figuras en relieve de plata y piedras preciosas. El iconostasio de múltiples filas es uno de los más antiguos que se conservan en nuestros días, contiene cien íconos. En el sótano de esta catedral hay una exposición donde se exhiben las piezas más valiosas encontradas en el Kremlin.

La Iglesia de la Deposición del Manto, iluminada desde su cúpula y desde varias ventanas, cumplió la función de ser iglesia de casa. Se divide en tres naves delimitadas por pilares cuadrados. Todos los frescos se refieren a la fiesta de deposición del manto. Hay pequeñas puertas interiores ilustradas y candeleros cilíndricos, de plata,  decorados con incrustaciones de cera de colores. En esta iglesia hay un ícono de San Jorge tallado en madera de antiquísima existencia.

Seguimos nuestro recorrido pasando a la Catedral de la Dormición. La entrada principal es de cobre dorado con la imagen de la virgen de Vladimir en la parte superior, y otros santos más abajo. Este es el templo principal del estado ruso, sepulcro de los metropolitanos y patriarcas moscovitas. La arquitectura es insólita, mezcla rasgos del renacimiento italiano con un laconismo severo tal, que parece haber sido sacado de una sola piedra. Está coronado por cinco cúpulas. Apenas entramos nos encontramos con un gran relicario de plata con baldaquino de bronce plateado. Dentro de esta catedral se erigen los cubículos y tronos desde donde oraban zares, zarinas y patriarcas. En este recinto se llevaban a cabo las coronaciones y eventos de importancia y solemnidad estatal.

Visitamos otras habitaciones más pequeñas. Nos metemos en cuanta puerta vemos que podemos abrir, incluso sin querer legamos al comedor de almuerzo de los empleados del Kremlin.

Visitamos el Palacio de los Patriarcas con la Iglesia del Concilio de los Doce Apóstoles y el Museo de Artes Aplicadas y Vida Cotidiana de Rusia del siglo XVII.

Los elementos decorativos del palacio de los Patriarcas se parecen a muchos de los otros templos. La fachada es un cinturón de arcos falsos y pequeñas columnas con capiteles esculpidos. El lujo de las cámaras rivalizaba con las del Zar. Los suelos en las salas de gala fueron revestidos con azulejos, las paredes y techos con íconos enchapados, los muebles tallados, y las estufas también de azulejos.

En cuanto al Museo, encontramos la cámara de la Cruz, una sala enorme construida de manera insólita para la época, sin sostén en el medio. Allí se reunían los concilios.  El suelo revestido de azulejos y las ventanas cubiertas con mica de colores. Los incensarios y cáliz son de oro, las copas de plata plateada y también dorada.

Varias horas nos llevó el minucioso recorrido por todos estos edificios, recorrido aquí resumido. Nos dirigimos a pasear por las torres y jardines. Vemos la campana del Zar, la campana más grande y pesada del mundo. Pesa 202 toneladas y tiene una altura y un diámetro de más de 6 metros.

Las torres de Kremlin están unidas por la alta muralla almenada, forman sobre el plano un triángulo irregular con una superficie de 28 hectáreas. Fueron construidas con la idea de que desde ellas se pudiese disparar no sólo sobre el terreno abierto ante las mismas, sino igualmente a lo largo de su muralla. Por esta razón una gran parte de las torres sobresalen de la línea amurallada.

Donde las murallas formaban el ángulo se erigieron torres redondas, que eran las más consistentes y permitían hacer los disparos en forma circular. Tales son las torres Angular del Arsenal, del Agua y de Beklemíshev. En ellas se perforaron pozos disimulados para abastecer de agua a los defensores del Kremlin en caso de un prolongado asedio. Uno de esos pozos se conserva todavía en la torre Angular del Arsenal.

De las torres con entrada al Kremlin, las más importantes son las del Salvador, San Nicolás, de la Trinidad y del Pinar. En la antigüedad en las torres del Rebato y del Zar había campanas que tocaban al rebato cuando el Kremlin se veía amenazado. En las atalayas de las torres del Salvador y de la Trinidad fueron instalados relojes.

La altura de la muralla hasta las almenas es de 5 a 19 metros, según la configuración del terreno; su grosor varia de 3,5 a 6,5 metros. El Kremlin tiene 20 torres, cinco de ellas con la entrada hacia su recinto. La longitud de la muralla, incluidas las torres, es de 2.235 metros.

Ha pasado más de la mitad del día, cae la tarde, y salimos del Kremlin dando paseos por sus extensos jardines. Fuera de la Muralla nos volvemos a quedar extasiados con la fotografía emblemática de San Basilio, y nos encaminamos luego a visitar los almacenes GUM, en ruso GYM, los almacenes del estado, convertidos hoy en un shopping moderno y luminoso de varios pisos lujosos. La fachada tiene 242 metros y el recorrido por todas su plataformas, es una caminata de 2 kilómetros. Su arquitectura trapezoidal combina elementos de arquitectura medieval rusa, además de utilizar una estructura de acero y techo de vidrio.

 

Moscú-Día 1

La primera impresión de Moscú es que todo es demasiado grande. En mi costumbre de programar viajes y recorrer el mundo palmo a palmo, la mayoría de las veces a pie, estudio los mapas antes de salir, los planos de las ciudades, calles, monumentos, parques, museos, imprescindibles; en el caso de Moscú y de Rusia en su inconmensurable totalidad, me apunto a todos los rincones de su historia sobre todo política, pero también artística, pictórica, literaria. Llego con mis apuntes hechos a mano, a pura lapicera y papel, sin embargo esta vez la escala del mapa me ha dejado corta. No la tuve en cuenta, me supera. Una cuadra, supuse una cuadra normal, cruzar la calle o un puente. Pero no. Las cuadras de Moscú son larguísimas, las veredas amplísimas, los puentes anchísimos, los parques ocupan hectáreas y las fuentes, repletas de esculturas echando ráfagas de agua transparente o de colores, salvajemente o al son de la música, no se rodean en pocos pasos, sino que es como dar una vuelta a la manzana. Todo es holgado. Moscú es una ciudad tremenda. Me impacta por su grandiosidad tanto en las dimensiones como en la ostentación de muros, ornamentos, tanto en su omnipresencia como en su gloria histórica. No pasan desapercibidas las estatuas de los transformadores de este este territorio empeñados en crear la utopía más grande de que fuera capaz la humanidad y a pesar de los años transcurridos, no pasan desapercibidos sus logros, los avances técnicos y científicos de que fueron capaces desde hace más de un siglo, y sobre todo la atención puesta en el pueblo, en los trabajadores. Todo el poder a los soviets. Personalmente, me emociona a cada paso. Y no dejo de andar, a pesar de su enormidad y de que las horas del día, el día de 24 horas, сутки (sutki) como lo llaman ellos, no me alcanza para llegar al último renglón de mi apunte. Me ayuda muchísimo saber ruso, y me alegra infinidad poder practicarlo; escuchar hablar, me regocija, preguntar algo, leer con rapidez todos los carteles e inscripciones en cirílico.

El periplo. Llegamos al aeropuerto Sheremetyevo de Moscú en la madrugada. Esperamos allí a que amaneciera. Ya de entrada, algunas personas se interesaron en hablar con nosotros, en ruso y otros idiomas. Simpáticos. Luego superamos nuestro primer desafío, llegar al centro en transporte público económico, no en el tren aeroexpres que cuesta 500 rublos, sino en el bus de 55 para enganchar luego con el metro.  1 euro es igual a 70 rublos.

Para tomar el bus, el 851 que va hasta Richnoy Ploshchad -y bokzal, estación-, se sale a la calle y se busca la parada con esos datos. Se puede pagar al chofer. El viaje toma su tiempo, alrededor de una hora, es lejos, y los autobuses circulan con calma y muchas paradas que anuncia un altavoz y un cartel luminoso. En Richnoy Plshchad buscamos la estación de metro del mismo nombre. Todas las estaciones de metro están señalizadas con una M mayúscula roja. Hay una cadena de comercios que se llama Metro -letras amarillas-, eso no es.

Para viajar en metro compramos una tarjeta Troika. La tarjeta cuesta menos de 39 rublos, y el viaje 38. A la tarjeta se le va cargando dinero y la pueden usar varias personas, para el metro, para los buses es sólo de uso individual. Compramos una porque somos 4 y vamos a manejarnos en metro. El tendido de metro más profundo del mundo, las escaleras mecánicas más largas del mundo. No sé ve el final ni hacia abajo ni hacia arriba y se aprecia cómo, los ciudadanos, logran mantener una conversación completa tan sólo en el transcurso de subir o bajar la escalera mecánica.

Vamos hasta la estación Kievskaya y allí hacemos nuestra primera visita a un «palacio del pueblo», así se denominaron desde el comunismo a las estaciones de metro, y como tal fueron pensadas, como palacios de pueblo, construidas con materiales nobles, mármol, estatuas y ventilaciones de bronce, escenas de mosaiquismo, pinturas, arañas dignas de salones. Además la profundidad en la que se encuentran fue pensada también como refugio de en caso de guerra. Los metros, muchos de ellos de la época soviética, son un fierro. Funcionales, espaciosos como todo, rapídisimos. Cada 90 segundos llega un metro. Infalible. Nunca se amontona gente en los andenes ni en los vagones, normalmente alcanzan los asientos, el movimiento es constante y funciona relojosamente (y no religiosamente).

Es práctico moverse en metro, y se aprende rápido. Los mapas de líneas están en todas las estaciones, y luego a cada lado del ancho pasillo de circulación están los andenes, en las columnas de acceso al andén aparece la línea con las estaciones en esa dirección. En la mayoría de los metros, una voz da aviso en inglés.

Nuestra primera parada la hacemos en la estación Kievskaya, decorada con escenas en mosaicos que muestran relaciones de amistad entre los pueblos ruso y ucraniano. El diseño de la estación fue elegido mediante un concurso llevado a cabo en Ucrania se caracteriza por unos pilones bajos y cuadrados recubiertos con mármol blanco sobre los cuales se encuentran los mosaicos diseñados por el artista Myzin para conmemorar la unidad ruso-ucraniana. Escenas coloridas, de pioneros, campesinos, trabajadores, milicianos, y en la cabecera, Lenin.

Salimos de la estación Kievskaya para caminar hasta Park Kultury. Nos topamos con la primera de las Siete Hermanas, los rascacielos de Stalin visibles desde casi cualquier punto de la inmensa Moscú. En este caso el edificio está ocupado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Al igual que los otros seis que veremos continuamente desde distintos puntos de la ciudad, este está construido en una elaborada combinación de estilo barroco ruso y gótico.

Este es el único de las Siete Hermanas no coronado por una estrella soviética, llega a los 172 metros y tiene 27 pisos. Se encuentra al final de la muy conocida calle Arbat. En la parte más alta de la fachada se encuentra un gran emblema de la Unión Soviética. Dicen que los interiores son lujosos pero como se trata de un edificio de uso público no puede visitarse por dentro aunque vale la pena verlo. Desde aquí podemos entrar y recorrer la tradicional calle Arbat, la antigua. Y ver la casa donde sobre esta calle, vivió una temporada de inspiración y felicidad conyugal el poeta Alexander Pushkin.

Nosotros seguimos el rumbo a la estación de metro Park Kultury. Esta estación está decorada con 26 bajorrelieves de forma circular del artista Rabinovich en los que se representan actividades de ocio de la juventud soviética como deportes, juegos, música y baile. Los pilares de la estación están recubiertos de mármol gris. El vestíbulo de entrada es un imponente edificio con una cúpula colosal de cobre.

Llegamos al río Moskbá y atravesamos un puente eterno, que nos impacta como todo. Vamos a alojarnos en el distrito Yakimanka, sobre la avenida Bolshaya Yakimanka. Los edificios por supuesto no constituyen un sólo edificio de departamentos sino un complejo de varios edificios que se encuentran bajo la misma dirección, misma calle, misma numeración. En nuestro caso, Avenida Bolshaya Yakimanka 32. Son varios edificios, de no muchos pisos. Cada edificio tiene a su vez el número de porch, de acceso o portal. Y luego el piso y departamento que corresponda.

Muy cerca de nuestro departamento está el parque de las esculturas que recorremos este mismo día. Se le llama también Muzeon. Es un museo de esculturas al aire libre donde se han instalado también esculturas de los tiempos soviéticos que fueron removidas de sus lugares originales y ubicadas aquí. A un lado del parque está la galería de arte Tetriakova y por otro lado hay un paseo junto al río. La estatua de Pedro el Grande hace honor a su nombre y brota como un gigante desde el medio del río tripulando desde la proa su flota y sus conquistas.

Siguiendo un poco el instinto ya que no tenemos mapa, nos damos cuenta que estamos cerca del Kremlin! y que desde nuestro alojamiento hacia el río, y luego desde el puente, tenemos una vista privilegiada de las murallas rojas y las torres y las cúpulas doradas de las catedrales. Rodeamos el Kremlin y nos dejamos llevar placenteramente por las aguas de las sucesivas fuentes de los Jardines Alexandrovsky y los canteros tapizados de flores.

Son tres jardines que ocupan diez hectáreas! El jardín superior de Alexander es el más grande cerca de la torre del Kremlin, con césped impecable y abundantes flores, esta parte del jardín está a un par de metros por debajo del nivel de las calles, alrededor de las instalaciones Manezhnaya. Lo rodea una elaborada verja de hierro forjado y la entrada principal está decorada con símbolos para conmemorar la victoria sobre Napoleón.

No muy lejos de la entrada está el monumento al soldado desconocido. Bajo la lápida se encuentran los restos de soldados transferidos desde una fosa común en la carretera de Leningrado. La composición escultórica representa una bandera desplegable en pesados ​​pliegues; que son el casco de un soldado y una rama de laurel. En el centro, desde una estrella de bronce con cinco puntas, arde la llama eterna rodeada de la inscripción que dice: “Tu nombre es desconocido, pero tu hazaña es inmortal.”

Y en nuestro debut en Moscú no podíamos dejar de ver a la emblemática catedral de San Basilio.